¿Cuál es la hazaña más increíble alcanzada por la voluntad humana?
Sería la hazaña de Inés Ramírez, una mujer indígena zapoteca que se hizo una cesárea a si misma en el año 2000 sin conocimiento de medicina en Río Talea, un pueblo de 500 habitantes. La noche del parto su esposo había salido a tomar y ella estuvo sola en su casa.
Luego de 12 horas de labor de parto decidió sacar al bebé ella misma: se sentó en un banco, tomó un poco de alcohol etílico (si, el del botiquín), y con un cuchillo de la cocina se hizo una incisión en su abdomen. Luego de una hora de cortar cuidadosamente llegó al útero y sacó al bebé, cortó el cordón umbilical y finalmente quedó inconsciente. Cuando se despertó se envolvió el abdomen y le dijo a su hijo Benito de 6 años que fuera por ayuda. Luego de unas horas Benito regresó con el doctor del pueblo (ahí todos viven muy lejos unos de otros y los caminos son muy malos). El doctor le cosió la herida y luego entre varios vecinos la llevaron al hospital.
Tanto ella como su bebé estaban bien, principalmente por la suerte que tuvo: la posición en la que se sentó colocó sus órganos de tal forma que su incisión no afectó sus intestinos, además de que la dosis de alcohol etílico fue inferior a la dosis letal. Ella no habla español, pero cuando le preguntaron porque lo hizo dijo, en su lengua natal, que cuando vio que el bebé no salía decidió que si su bebé moría, entonces ella moriría también. Pero si su bebé crecía, ella lo vería crecer.
1 comentario:
Mi estimado … que historia tan más emotiva … conjunta dos situaciones la humildad económica y el valor y amor de una madre por su hijo
Publicar un comentario