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martes, 19 de junio de 2012

EL MOVIMIENTO CÍNICO

La risa... La risa abundante y reiterada garantiza una vida saludable, si bien no la eternidad.
RaGiN



El cinismo es una de las manifestaciones más radicales de la filosofía y también de las más incomprendidas. Los cínicos consideran que la forma de vivir es parte fundamental de la filosofía e inseparable de su manera de pensar.

Sin embargo, no todos los integrantes de este movimiento tienen las mismas actitudes externas ni los mismos comportamientos, por lo que a veces se habla de filosofía cínica, otras veces de actitud cínica y otras simplemente de locura.

El término cínico es uno de esos términos que han ido perdiendo su significado original y transformándose en otro distinto al que tuvo en sus orígenes.

Tanto es así que hay algunas propuestas para usar los términos quínico o kínico, con el fin de diferenciar claramente el concepto de cínico en su sentido original del que se usa hoy en día, es decir, diferenciar en concepto de cínico en sentido filosófico, de su sentido popular.

Filosóficamente de lo que se trata, es de retomar o de pensar de un modo nuevo y diferente algunos temas antiguos, ya que el paso del tiempo ha cambiado completamente su significado, su origen y desarrollo han sido velados, para llegar a significar hoy, poco más que un insulto.

El cinismo es una filosofía teórica y una práctica, pero también una forma de vida, aunque esta característica se empezó a perder enseguida, es una filosofía que pretende alcanzar la felicidad mediante la sabiduría y la ascesis.

Uno de los rasgos que diferencia al cinismo de otros movimientos es precisamente la importancia que dan a la ascesis, la práctica continua del ejercicio mental y físico, como camino para conseguir un estado de ánimo apropiado para alcanzar la autosuficiencia, que les libere de los imprevistos y les endurezca para permanecer impasibles ante "adversarios existenciales" como el hambre, el frío o la pobreza, que no dependen de ellos. Esta actitud les emparentaba con el estoicismo, aunque su desvergüenza les volvía a alejar.

Se pueden distinguir dos fases en el movimiento cínico: la primera fase se desarrolló básicamente en Grecia, durante los siglos IV y III a.C., la segunda fase se desarrolló en las grandes ciudades del imperio romano: Roma, Alejandría y Constantinopla, y duró desde los siglos I a V.

El nombre de cínicos tiene dos orígenes diferentes asociados a sus fundadores. El primero viene del lugar donde Antístenes solía enseñar, que era un gimnasio llamado Cinosarges, que se puede traducir como el perro blanco o el perro veloz.

El segundo origen tiene que ver con el comportamiento de Antístenes y de Diógenes, que se asemejaba al de los perros, por lo cual la gente les apodaba con ese nombre (kinicós).

Ésta comparación viene por el modo de vida que habían elegido estos personajes, por su idea radical de libertad, su desvergüenza y sus continuos ataques a las tradiciones y los modos de vida sociales.

Sin embargo detrás de todo esto, el cinismo pretendía dar una respuesta individual a la incertidumbre que se vivía en este periodo de crisis cultural, manifestando su malestar y descontento, y también librarse de los caprichos de la fortuna, guiando al individuo hacia la felicidad.

Este camino no era fácil así que se necesitaba un entrenamiento, una disciplina para conseguir una plena autonomía moral y a ser posible también física.

Era característico de los cínicos la transgresión continua, tanto de los valores tradicionales, como de las normas sociales.

Los cínicos tomaron como modelos a la naturaleza y los animales, los adoptaron como ejemplos de autosuficiencia y basándose en ello propusieron un modelo de comportamiento ético que consideraban fundamental para alcanzar la felicidad, aunque esto solo era posible mediante una rigurosa disciplina física y mental.

Proponen la necesidad de la autoafirmación individual frente a una sociedad alienante y coaccionadora.

El cinismo es una forma de vivir, pero también de pensar y de expresarse, y como no se han conservado las obras de los primeros cínicos, hoy son conocidos en gran parte por dichos y anécdotas (chreiai), que fueron transmitidos en forma de colecciones, la más usada es la de Diógenes Laercio, referencia fundamental para el estudio no solo de los cínicos, sino de gran parte de la filosofía anterior a su autor.

Utilizaron recursos literarios diversos donde no faltan la parodia, la sátira, la anécdota o la burla, pero siempre de forma escandalosa y provocadora. Invalidar la moneda en curso.

Según la tradición antigua, Diógenes se vio obligado a abandonar Sinope, porque su padre o él mismo (o ambos), se dedicaron a invalidar monedas, estropeándolas con un punzón. A raíz de todo esto su padre fue encarcelado y Diógenes tuvo que huir, o bien fue exiliado, no se sabe con certeza.

Relacionado con este asunto se formó la leyenda de que Diógenes fue a consultar al oráculo de Delfos, y recibió como respuesta a su pregunta el enigmático consejo de invalidar la moneda, que se acabó convirtiendo en la consigna cínica, y en metáfora de buena parte de su comportamiento. Lo cual podría ser considerado un antecedente lejano de la importante consigna nietzscheana sobre la transvaloración de los valores.

Invalidar los valores y cambiarlos por otros fué uno de los retos que asumieron los cínicos y que persiguieron con insistencia.

La Libertad Radical

La libertad radical es libertad de pensar, de acción y de palabra.

El cínico se diferenciaba de los demás por su desvergüenza radical, por adoptar modos de vida que escandalizaban a su sociedad, por predicar la autosuficiencia, la libertad de palabra y la austeridad como cosas necesarias para alcanzar la tranquilidad de ánimo y con ello la felicidad.

Se proclamaban cosmopolitas y liberados de cualquier obediencia a las instituciones, convenciones o leyes, ya que estas son siempre locales, y ellos se consideraban ciudadanos del mundo. En cualquier sitio se encontraban en su casa.

La Diferencia

Y que como los perros, unas veces movían el rabo y otras veces mordían.

El sabio cínico considera que para alcanzar la felicidad es necesario la libertad, la autosuficiencia y el desapego.

Los cínicos no estaban dispuestos a conceder que la felicidad dependiera de cuestiones ajenas a sí mismos, la libertad está en el centro de la forma de pensar cínica y se refiere a la libertad de acción y a la libertad de expresión.

Una parte importante de la tradición cínica se ha transmitido en forma de anécdotas (chreia), lo cual no es de extrañar considerando cierta aversión por la escritura de algunos de sus miembros, y la importancia de las "performances" o acciones públicas características de los cínicos.

Hay varias colecciones de estas anécdotas, algunas de las cuales fueron recopiladas por Diógenes Laercio en su libro.

Las acciones más representativas son las atribuidas a Diógenes, tales como masturbarse o defecar en público, mear encima de alguien, escupir a la gente o hablar en favor del incesto y del canibalismo.

Sin embargo todos estos hechos solo tienen validez porque son actos deliberados de protesta contra las costumbres sociales y morales y porque los cínicos primitivos creían que era una forma de enseñanza realizada mediante el ejemplo personal y comprometido.

Las Acciones

La teoría cínica proviene de la práctica y su fundamento se encuentra en la exigencia de libertad frente a todo aquello que pueda esclavizarle. Como parte de esta libertad radical se encuentra la libertad de palabra (parrhesia).

Esta libertad de expresión es un rechazo de la polis y de la autoridad, porque va directamente contra sus propias normas, asumiendo la posibilidad de recibir severos castigos, incluso el exilio.

La libertad de palabra utilizaba formas que habitualmente llegaban a ser ofensivas. Junto con la libertad de palabra, otra característica del cínicos es su desvergüenza (anaideia).

Aceptaban el apodo de perros porque lo tomaban precisamente como el símbolo de su falta de avergüenza. Como parte de esta desvergüenza asumían el desprecio por las convenciones y el placer.

El cínico adopta un estilo de vida que representa su independencia y proclama la necesidad de autosuficiencia (autarkeia) para conseguirla.

Pero para lograr esta autosuficiencia es preciso vivir de una manera sencilla, con deseos que puedan ser satisfechos fácilmente y con las únicas pertenencias que uno pudiera "salvar en caso de naufragio". Los cínicos concedían un gran valor a la austeridad y a la frugalidad y en esto se asemejaban a los estoicos.

Otra cuestión fundamental para el cinismo era la práctica de ejercicio físico, porque la disciplina (askesis) le fortifica frente a las adversidades imprevistas y aumenta su resistencia a vivir en la intemperie. Acostumbrarse a cuidar se sí mismos, sin criados, seguir dietas sencillas y vestir un simple manto y un bastón.

Los cínicos proponen también una vida conforme a la naturaleza, tomando a los animales como ejemplo de autosuficiencia. Los animales tienen pocas necesidades y se adaptan rápidamente a la situación en que se encuentran.

Diógenes vivía en la polis, como si fuera un perro, con un comportamiento escandaloso para un ser humano, pero no todos los cínicos llevaron el compromiso a tales extremos.

La imperturbabilidad (apatheia) es el ideal del sabio cínico, que vive alejado de todo lo que le produce perturbación o angustia y es capaz de adaptarse con indiferencia a las circunstancias.

Y por último el cosmopolitismo cínico, que está relacionado con la libertad de no pertenecer a ningún país, ni estar obligado por las leyes, porque son regionales y lo que vale en un sitio no vale en otros. También está relacionado con la oposición a la polis, porque la naturaleza no tiene fronteras ni leyes.

El Paso Del Tiempo

Con el paso del tiempo el comportamiento y la vida provocativa de los primeros cínicos fue dando paso a un escándalo verbal y escrito.

Teoría y práctica están inseparablemente unidas en el cinismo, pero la importancia de una y otra no es la misma, se dejarán a un lado el manto y el bastón, y lo que queda es la escritura cínica, la vida ciudadana.

Personajes

Presentamos en esta página a los principales filósofos cínicos: Antístenes, Diógenes de Sinope, Crates de Tebas, Metrocles e Hiparquia de Maronea, Onesícrito de Astipalea, otros cínicos menos conocidos

Y finalmente exponemos, solo en números, el catálogo integral de cínicos de M. O. Goulet-Cazé

Antístenes

Antístenes fue el prototipo de sabio austero y solitario, con una confianza radical en el ser humano individual y una desconfianza total en las instituciones de cualquier clase.

Fue uno de los filósofos más relevantes de su época, discípulo directo de Sócrates, tuvo a su vez una influencia decisiva en algunas de las escuelas que se formaron en este periodo, tanto por sus teorías, como por su actitud y su forma de vida.

Es considerado precursor de la escuela cínica a través de Diógenes y de Crates, y de la escuela estoica a través de otro de sus seguidores, Zenón de Citio.

Antístenes nació en Atenas, entre los años -450 y -445 y murió en al año -366 (fechas aproximadas dependiendo de las fuentes). Participó en la batalla de Tanagra, con unos 20 años, de ahí la posible datación de su nacimiento.

Su padre fue un ciudadano ateniense y su madre una esclava tracia, este mestizaje le impedía conseguir la ciudadanía ateniense, pero no parece que esto le importunara demasiado, incluso ironizaba al respecto diciendo que también la madre de los dioses era extranjera.

Comenzó su andadura filosófica como discípulo del famoso sofista Gorgias, que como todo sofista cobraba por enseñar, por lo cual se podría deducir que Antístenes o bien gozaba de una posición económica desahogada o que él mismo ejercía de sofista y cobraba por esto.

En este mismo tiempo se inició también en los misterios órficos. Sin embargo, su principal aprendizaje fue con Sócrates, de quien se hizo discípulo y amigo hasta la muerte de éste.

Antístenes estuvo presente en uno de esos raros momentos estelares de la filosofía que fué la muerte de Sócrates, mientras discutían sobre la inmortalidad del alma y esperaban a que llegara el momento de beber la cicuta que le causaría la muerte.

La tranquilidad del viejo maestro en tan decisivos momentos causó una profunda impresión en todos los que estaban allí presentes y es muy probable que esto influyera en la insistencia posterior de Antístenes en la ataraxia.

Un buen día Antístenes decidió prescindir de todo lo superfluo y fundar su propia escuela. Lo hizo en un gimnasio en las afueras de Atenas llamado Cinosarges, que quiere decir el perro blanco (perro raudo o veloz, según otras versiones), dando lugar a la duda de si de esta circunstancia deriva el nombre de la escuela cínica.

El cambio es tan radical que se manifiesta también externamente, viste ahora un manto, un zurrón y un bastón, indumentaria que se convierte en el uniforme del cínico. Prescinde de una manera decisiva de todo lo que no puede llevar encima, con la intención de librarse de los caprichos de la fortuna y regir su propio destino.

El objetivo es alcanzar la felicidad y esto se consigue si uno depende solo de sí mismo. Lo fundamental para el cínico es la autarquía, es decir la independencia de todo condicionamiento exterior, la autosuficiencia, que puede aprenderse pero que requiere un esfuerzo. Antístenes pone como ejemplo al héroe Heracles (Hércules).

Atrás queda todo aquello que considera que ya no le pertenece al sabio, la familia, el dinero, la fama y sobre todo sus antiguos pensamientos. En cierta ocasión afirmó que la mayor dicha era sin duda, morir feliz.

Antístenes vivía según su propia ley, la que él mismo eligió para sí, de acuerdo con la areté personal que libremente asumió.

Las leyes establecidas, las convenciones sociales no eran para este sabio, que como todos los cínicos despreciaba las normas, las instituciones, las costumbres y todo lo que representa una atadura para el hombre.

Predicaba una vuelta a la naturaleza como revulsivo a la domesticación social y cultural que se imponía en las ciudades. Poseía una amplia cultura y escribió numerosos libros, Diógenes Laercio los agrupa en 10 volúmenes y nos da el título de casi 60 escritos, de los cuales actualmente tan solo se conservan 2 breves fragmentos (Sobre Ayax y Sobre Ulises).

Diógenes de Sinope

La figura de Diógenes enseguida pasó a ser una leyenda de provocación y la imagen del sabio cínico por excelencia, de aspecto descuidado, burlón y sarcástico. Su forma de vida perruna, su estilo agresivo, su comportamiento siempre en contra, le diferencian sin confusiones.

Vivía en un tonel, buscaba a plena luz del día con un candil, nada menos que al hombre, se masturbaba en público, comía carne cruda, escribía libros a favor del incesto y del canibalismo.

Si alguien es el prototipo de transgresor, ese es Diógenes de Sinope. Nació en Sinope (Asia Menor) entre los años -413 y -400 y murió en Corinto en el año -323. Este mismo año es probable que murieran también Aristóteles y Alejandro Magno.

Su padre era banquero y cuenta Diógenes Laercio que un buen día decidió consultar al oráculo y recibió como respuesta "invalidar la moneda en curso", que como todas las respuestas de los oráculo era enigmática, dicha respuesta tenía al menos tres sentidos: falsificar la moneda, modificar las leyes o transmutar los valores.

Diógenes no quiso elegir e hizo las tres cosas, el resultado fue la expulsión y el destierro de Sinope. Ellos me condenan a irme y yo les condeno a ellos a quedarse, fue su irónico comentario.

Forzado por estas circunstancias deambuló por Esparta, Corinto y Atenas, en esta ciudad frecuentó el cinosarges y se hizo discípulo de Antístenes, optó por llevar una vida austera y adoptó la indumentaria cínica, como su maestro. Desde sus comienzos en Atenas mostró un carácter apasionado, llegando Platón a decir de él, que era un Sócrates que se había vuelto loco.

Pone en práctica de una manera radical las teorías de su maestro Antístenes. Lleva al extremo la libertad de palabra, su dedicación es criticar y denunciar todo aquello que limita al hombre, en particular las instituciones.

Propone una nueva valoración frente a la valoración tradicional y se enfrenta constantemente a las normas sociales. Se considera cosmopolita, es decir, ciudadano del mundo, en cualquier parte se encuentra el cínico como en su casa y reconoce esto mismo en los demás, por tanto en mundo es de todos.

La leyenda cuenta que se deshizo de todo lo que no era indispensable, incluso abandonó su escudilla cuando vio que un muchacho bebía agua en el hueco de las manos.

Conoció a algunos de los filósofos y gobernantes de la época, se cuenta la anécdota de que estando un día en las afueras de Corinto, se le acercó Alejandro Magno y ofreció concederle lo que quisiera, a lo que el filosofo respondió simplemente: apártate a un lado que me quitas el sol.

Esta anécdota pretende reflejar claramente que el sabio no necesita nada de los poderosos, que está por encima de las riquezas materiales y de la ambición del poder. Esta actitud crea una radical separación con los políticos.

Todo esto es posible pero se necesita un duro entrenamiento (ascesis). Diógenes, como todos los cínicos recomienda el entrenamiento para adquirir la areté, ejercitarse tanto física como mentalmente para endurecerse y llegar a la impasibilidad y a la autosuficiencia.

La independencia se consigue con el esfuerzo, como el viejo héroe Heracles, que sirve de ejemplo a los cínicos, porque vive conforme a su propia valoración de las cosas y no según normas ni convenciones impuestas desde fuera.

Escribió algunos libros, que se han perdido, pero todos los indicios hacen suponer que eran de carácter breve y en forma de máximas o sentencias agudas e irónicas, según sus comentaristas. Su muerte, como no podía ser de otra manera, también es motivo de anécdotas.

Según algunos murió por su propia voluntad, suicidándose mediante la contención del aliento, dueño de su destino y del momento de su muerte. Según otros murió de las mordeduras de un perro, esta vez de los de cuatro patas o de una indigestión por comer pulpo crudo.

Y cuentan también otros que aún resuena el eco de las carcajadas del sabio de vez en cuando y que sus amigos levantaron un monumento en su honor, que consistía en una columna coronada por un perro de mármol.

Crates de Tebas

Crates era un ciudadano adinerado y de buena posición social, que renunció a toda su fortuna para hacerse filósofo cínico.

Fue discípulo de Diógenes y maestro de Zenón de Citio, el que luego fundara una de las tendencias más importantes de la filosofía antigua, el estoicismo.

Crates, a diferencia de su maestro, era un hombre amable y tranquilo, que le valió el sobrenombre de "el filántropo", así como el de "abrepuertas" porque la gente le llamaba a sus casas para pedirle consejo y charlar con él.

Nació en Tebas aproximadamente en el año -368, pero enseguida se marchó a Atenas, para hacerse seguidor de Diógenes, murió hacia el año -288.

Como todos los cínicos predicaba la autarquía y la sencillez dando ejemplo con su vida y sus actos, y aunque de estilo menos agresivo que sus predecesores, su actitud es la misma que los demás.

Para Crates la filosofía le libera de su esclavitud externa, en cuanto a la familia, la propiedad o las costumbres sociales y le libera también de esclavitud interna, de sus opiniones, manteniendo su radical libertad individual.

Para conseguir vivir feliz, es suficiente con lo mínimo, es esencial la frugalidad y la distancia con las instituciones y las leyes. Crates escribió bastantes obras de literatura en las que consiguió mantener un buen nivel y además las escribió casi siempre en verso, sus obras consisten en una mezcla de poemas medio broma y medio serio, y parodias que escondían mensajes éticos.

Pretendía propagar los principios de Diógenes, de una manera atractiva, y probablemente de esta manera consiguió llegar a una audiencia bastante amplia.

Protagonizó uno de los escándalos mas curiosos de la filosofía antigua: su historia de amor con Hiparquia, filósofa cínica como él.

Metrocles e Hiparquia de Maronea

Fueron dos hermanos que provenían de una familia rica de Maronea. Metrocles tuvo desde muy temprano inquietudes filosóficas y gracias a que tenía bastante dinero pudo dedicarse a ello sin problemas.

Fue discípulo de Teofrasto y luego también de Jenócrates. Pero no se sintió satisfecho hasta que encontró a Crates y se hizo discípulo suyo y abandonó sus pertenencias.

Fue conocido como un experto en la anécdota breve, con ánimo de memorizar y utilizar como guía.

Poco más se sabe de su vida, salvo que por su mediación, su hermana Hiparquia conoció a Crates del que se enamoró pero al principio este amor no fue correspondido y ante esta situación le amenazó con suicidarse, al final y en contra de las normas sociales de la época mantuvieron una relación cínica, que incluía el mantenimiento de relaciones sexuales en público.

Hiparquia es una de las pocas mujeres filósofas de la antigüedad (pero no la única), y desde luego fue la única cínica. La dureza de tener que abandonar todas sus pertenencias, vestir el manto cínico, llevar una vida como la de sus compañeros y ser uno más no debió ser nada fácil, dadas las costumbres de la época.

Sin embargo su relación con su Crates, debió ser de los más cordial y compartían todo de igual a igual, incluido la filosofía.

Onesícrito de Astipalea

Su vida transcurrió aproximadamente entre los años -380 a -300. Fue otro de los discípulos importantes de Diógenes y el más viajero.

Acompaño a Alejandro Magno en una expedición la India, donde entró en contacto con los gimnosofistas hindúes, a los que define como sabios o santones medio desnudos y a los que comparó con los cínicos griegos.

Su vida no fue la de un auténtico cínico al estilo de sus predecesores, pero su actitud y la propagación del cinismo hizo que Diógenes Laercio le incluyera en su libro y su nombre figure en cualquier lista de cínicos.

Otros cínicos menos conocidos

Diógenes Laercio aún menciona a otros tres filósofos en la lista de cínicos y a los que trata más brevemente: Mónimo de Siracusa, que fue discípulo de Diógenes, Menipo de Gadara, discípulo de Crates, Menedemo de Lampsaco y dos más en otras partes de su libro: Bión de Boristenes (-335 a -245) que fue vendido como esclavo, y acabó en Atenas estudiando filosofía con Crates y Estilpon de Megara (-360 a -280) que pasó por la escuela cínica (es probable que fuera alumno de Diógenes) y por la megárica donde llegó a encabezarla.

De los filósofos posteriores a Diógenes Laercio, solo destacaremos a Luciano de Samosata que fue una mezcla de cínico y de epicúreo, escribió numerosa obras, casi todas de carácter satírico, así como diálogos en algunos de los cuales intervienen filósofos cínicos.

Catálogo integral de filósofos cínicos conocidos

M.O. Goulet-Cazé, en un excelente trabajo, ha elaborado un catálogo integral de los cínicos conocidos, con un pequeño resumen de cada uno de ellos, dispuestos en 8 grupos: 83 cínicos cuya autenticidad histórica está comprobada, 14 cínicos anónimos, 10 personas cuya vinculación con el cinismo es incierta, 31 cínicos de las pseudoepigráficas Epístolas cínicas, 13 cínicos casi con seguridad ficticios, pero que aparecen en la literatura, 1 cínico por equivocación, 4 personas que no fueron cínicas, pero a las que se conocía como perros, y por último varios títulos en los que aparece la voz perro.

Conceptos

Las palabras permanecen, los conceptos designados por ellas no.

Algunos conceptos griegos no tienen traducción directa al castellano, en otros casos la palabra traducida no tiene nada que ver con el concepto original, por esto, y por otras cosas, una de las ocupaciones de la filosofía es la aclaración, otros prefieren el término elucidación , de conceptos.

Areté - El castellano actual no tiene ningún equivalente de esta palabra. Se suele traducir por virtud, pero siempre con matizaciones.

Virtud es un palabra latina cuya traducción del griego perdió parte de sus connotaciones, y con el uso que el cristianismo ha hecho de ella, ya no tiene nada de su significado originario, por tanto apenas usaremos esta traducción.

No tiene nada que ver con el sentido posterior de bueno ni de virtud moral. En su origen tiene que ver con lo aristocrático, con la magnanimidad y la grandeza de ánimo, con el que se exige a si mismo. Es el producto de una disciplina consciente, reservada a los nobles y a los guerreros, unida a una conducta selecta y al heroísmo.

Designa la fuerza y la destreza de los luchadores, el valor heroico, pero no en sentido moral, sino de fuerza.

Designa al hombre de calidad, para el cuál, lo mismo en su vida privada que en la guerra, se rige por sus propias normas de conducta, ajenas al común de los hombres.

En este concepto de la areté, se funda el carácter aristocrático del ideal de la educación y revela el original sentimiento del heroísmo entre los griegos. En el cínico este carácter se hace notable en su afán por seguir solamente su propia ley y su conducta de acuerdo a su pensamiento.

Autarquía (Autosuficiencia): es la independencia del individuo de todo condicionamiento del exterior.

Es un requisito fundamental para tratar de alcanzar la felicidad, y no solo para los cínicos, también para el resto de movimientos que nos ocupan, aunque con diferentes propósitos.

La autarquía produce la tranquilidad de ánimo y está relacionada con la areté, se trata de evitar todo aquello que pueda causar dependencia tanto física como mentalmente.

Fragmentos

Estos fragmentos están tomados del libro de Diógenes de Laercio, y muestran algunas opiniones paradigmáticas que ilustran el carácter de algunos de los cínicos antiguos mas significativos.

Antístenes

Cuando le preguntaron qué es lo que había aprendido de la filosofía, respondió: ser capaz de hablar conmigo mismo.

Al preguntarle qué cosa era lo mejor para los hombres, dijo: morir felices.

Decía que por todo equipaje se debería llevar sólo el que en caso de naufragio, pudiera nadar con él.

Las opiniones que más le gustaba repetir eran: que la arete se puede aprender. Que la arete es suficiente en si misma para la felicidad.

Que el sabio es autosuficiente, pues también son suyos los bienes de los demás. Que el sabio no vive según las leyes establecidas, sino según su propia arete.

Diocles le atribuye también lo siguiente: para el sabio ninguna cosa le es extraña o imposible. Es más útil pelear con pocos buenos contra muchos malos, que con muchos malos contra pocos buenos. Hay que prestar atención a nuestros enemigos, porque son los primeros en descubrir nuestras debilidades. La virtud del hombre y de la mujer son la misma.

Diógenes de Sinope

Cuando Diógenes llegó a Atenas, quiso ser discípulo de Antístenes, pero fue rechazado, ya que éste no admitía discípulos, y ante su insistencia Antístenes le amenazó con su bastón, pero Diógenes le dijo: no hay un bastón lo bastante duro para que me aparte de ti, mientras piense que tengas algo que decir.

Cuando fue puesto a la venta como esclavo, le preguntaron qué era lo que sabía hacer, contestó "mandar, mira a ver si alguien quiere comprar un amo".

Cuando le invitaron a la lujosa mansión le advirtieron de no escupir en el suelo, acto seguido le escupió al dueño, diciendo que no había encontrado otro sitio más sucio.

Cuenta una anécdota que Alejandro Magno dijo en cierta ocasión, que de no haber sido Alejandro, le hubiera gustado ser Diógenes. Argumentaba así: todo es de los dioses, los sabios son amigos de los dioses, los bienes de los amigos son comunes, por tanto todo le pertenece al sabio.

Una vez, que estaba tomando el sol, se paró frente a él Alejandro y le dijo: pídeme lo que quieras. Diógenes contestó: no me quites el sol.

Iba por la calle en pleno día, con la lámpara encendida, diciendo busco un hombre.

En cierta ocasión que se masturbaba en medio del ágora, comentó: ojalá fuera tan fácil librarse del hambre, frotándose la tripa.

En un banquete, algunos para hacerle una broma le echaron huesos como si fuera un perro, el fue y les meó encima, como un perro.

En otra ocasión, un individuo muy supersticioso le amenazó: de un puñetazo te romperé la cara, Diógenes replicó: de un estornudo a tu izquierda te haré temblar.

Cuando le preguntaron cuál era el vino que más le gustaba, dijo: el de los demás.

En otra ocasión le preguntaron por qué la gente daba limosna a los pobres y no a los filósofos, a lo que respondió: porque piensan que pueden llegar a ser pobres, pero nunca a ser filósofos.

Dijo que de la filosofía había sacado el estar preparado para cualquier eventualidad. Dijo también considerarse ciudadano del mundo (cosmopolita).

Referencias Bibliográficas

Solo se han utilizado obras escritas o traducidas al castellano y son las siguientes: Imprescindibles. R.B.Branham y M.O. Goulet-Caze (Eds.):

Los Cínicos. Barcelona, 2.000 - Este libro es de referencia obligada, el mejor libro sobre los cínicos en lengua castellana. Está compuesto por un conjunto de estudios de diversos autores que abarcan casi todos los temas y casi todas las épocas. Imprescindible.

Peter Sloterdijk: Crítica de la razón cínica. (2 tomos) Madrid, 1989 - El autor pretende hacer una reivindicación del otro cinismo, del auténtico, frente al de hoy en día, con el que nada tiene que ver. Es un libro de horizontes más amplios, y que tiene mucho que ver con la transgresión.

Carlos García Gual: La secta del perro. Madrid, 1.987 - García Gual, quizá sea el autor que más ha escrito sobre el tema en lengua castellana. Este libro es muy ameno, riguroso y además breve, una de las mejores introducciones al cinismo.

Sobre los cínicos. Acosta Méndez, Eduardo: "Filósofos cínicos y cirenaicos. Antología comentada". Barcelona, 1.997.

Arroyo /Baigorri /Trapiello /Cifuentes: ¿Qué es el cinismo?. Barcelona, 1.989 - Escrito con intención didáctica y como material de estudio para la ética.

Daraki Maríay Romeyer-Dherbey, Gilbert: El mundo helenístico. Madrid, 1.996 - Un estudio sobre cínicos, estoicos y epicúreos.

García Gual, Carlos e Imaz, María Jesús: La filosofía helenística. Madrid, 1.986 - Libro sobre la época helenística, que incluye un capítulo sobre los cínicos.

Traducción del libro de Diógenes Laercio. Diógenes Laercio: Vidas de los filósofos más ilustres. México, 1.984. Traducción de José Ortiz y Sanz de 1.792. Es una traducción completa del libro de Diógenes Laercio, buena pero anticuada, ya que data de 1.792.

Traducciones parciales. Los fragmentos que aparecen en este sitio, los hemos tomado básicamente de estos dos libros, que contienen además sendos estudios sobre el tema: García Gual, Carlos: La secta del perro.

La segunda parte es una traducción del libro VI, relativo a los cínicos.

Sartorio, Rafael : Diógenes Laercio, los cínicos. Madrid, 1.986. Contiene introducciones didácticas a lo tratado y otros documentos relativos al tema.

Luciano de Samosata: Diálogos de los dioses, Diálogos de los muertos, Diálogos marinos, Diálogos de cortesanas. Madrid, 1.987. Los Diálogos sobre los muertos, son una serie de diálogos sarcásticos en los que intervienen algunos cínicos que hablan sobre cuestiones filosóficas de una manera despiadada y donde solo ellos de dan cuenta de lo que sucede realmente.

Luciano de Samosata: Diálogos fantásticos. En uno de los cuentos el cínico Menipo se fabrica un par de alas y consigue llegar a la luna, para darnos su visión desde tan privilegiado lugar. Aspectos generales .

Capelle, Wilhelm: Historia de la filosofía griega. Madrid, 1.981. Libro ya clásico sobre el estudio de la filosofía griega, abarca desde el comienzo hasta el periodo helenístico. El libro cuarto está dedicado a los socráticos menores, el capítulo I de este libro, a los cínicos.

Jaeger, Werner: Paideia. Madrid, 1.993 (1ª edición de 1.957). Es un libro muy amplio y ambicioso sobre el estudio de la educación en el sentido que este concepto tenía en Grecia. Hemos tomado prestado parte su ensayo sobre la areté, entre otras cosas.

Como excepción, ya que no está traducido al castellano, merece la pena mencionar los 4 tomos titulados "Socratis et Socraticorum Reliquiae" de G.Giannantoni. La mejor y más completa referencia sobre los cínicos.

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