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sábado, 8 de diciembre de 2012

Toxoplasma gondii

Un parásito que infecta a los gatos domésticos a través del alimento puede penetrar en el cerebro humano dando órdenes a ciertas células especiales del sistema inmune, a las cuales utiliza como caballos de Troya para entrar en el sistema nervioso central.



Científicos creen haber descubierto al fin el mecanismo que permite al parásito unicelular llamado Toxoplasma gondii pasar del intestino humano al cerebro, donde puede causar trastornos de conducta. Investigadores han mostrado que el parásito es capaz de infectar las células dendríticas de los glóbulos blancos del sistema inmune y hacerlas secretar un neurotransmisor químico que permite a las células infectadas, y con ellas al parásito, cruzar la barrera protectora del cerebro.
Cifras dadas a conocer en septiembre por la Agencia de Normas Alimentarias de Gran Bretaña muestran que en ese país unas mil personas al día –350 mil al año– se infectan con toxoplasma, probablemente por contacto directo con gatos o por comer carne o vegetales mal cocidos.
Se cree que hasta 40 por ciento de la población británica está infectada con toxoplasma y, si bien la gran mayoría no muestra síntomas, existe riesgo para los niños por nacer si sus madres se infectaron por primera vez durante el embarazo. El toxoplasma gondii puede vivir en muchas especies, pero sólo completa su ciclo de vida en gatos, los cuales secretan el parásito en sus heces. Estudios han mostrado que el toxoplasma afecta la conducta de esos animales y de los ratones, haciéndolos más proclives a ser comidos por gatos, con lo cual el parásito completa su complejo ciclo de vida.
Estudios recientes han sugerido que el toxoplasma puede desencadenar perturbaciones sicológicas en humanos, entre ellas la esquizofrenia, si bien la investigación no ha logrado determinar una relación entre causa y efecto.
Antonio Barragán, del Centro de Enfermedades Infecciosas del Instituto Karolinska, en Estocolmo, Suecia, señaló que al ser infectadas con toxoplasma, las células dendríticas humanas, que no forman parte del sistema nervioso central, comienzan a secretar un neurotransmisor llamado Gaba, el cual es producido normalmente por las células del cerebro. “Descubrir que el toxoplasma era capaz de hacer que las células del sistema inmune secretaran Gaba fue sorprendente; significaba que el parásito tiene la capacidad potencial de manipular el sistema nervioso central”, señaló el doctor Barragán.
El estudio, publicado en la revista en línea PLOS Pathogens, usó dendritas humanas cultivadas en un tubo de ensayo, pero también mostró que las dendritas infectadas pasan con mayor facilidad que las no infectadas al cerebro de ratones de laboratorio. “Muestra que el parásito las utiliza como una especie de caballo de Troya para transportarse del intestino humano al cerebro”, afirmó Barragán. Hemos mostrado por primera vez cómo se comporta el parásito en el organismo huésped, es decir, cómo entra en el cerebro y manipula al huésped apoderándose de los neurotransmisores cerebrales.
Los científicos advirtieron que aún no se sabe si el toxoplasma es capaz de influir en la conducta o el estado mental de personas infectadas, dada la naturaleza preliminar de los estudios.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya

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