la Vía Ferrata

Domingo 11 de noviembre de 2012 Viridiana Ramírez | El Universal
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Quería llorar, sentía que las fuerzas la estaban abandonando. En sus adentros se reprochó no haber dejado de fumar desde hace tiempo. Inhaló, aprovechó los vendavales del aire que se estrellaban contra la montaña. Jamás había metido tanto aire puro a sus pulmones. Se echó porras para continuar. Sus piernas, rodillas y codos tenían moretones y raspones. Tantos porrazos se los ganó escalando y sudando en la Vía Ferrata, una ruta de acero empotrada en la Sierra Madre.



Para llegar a las faldas del Pico Independencia. Mariana madrugó y se desplazó de Monterrey hasta el Parque Ecológico la Huasteca, a dos horas de la capital regia.
Aprendió a comunicarse a señas, como lo hacen los alpinistas: puño cerrado sobre el casco es alto total; levantar la mano y girarla es seguir adelante, y gritar "¡piedra!" es agachar la cabeza. También aprendió a colocar los mosquetones (ganchos de acero) sobre la cuerda de vida, esa que salvaría de una caída al precipicio y también mantendría su equilibrio.
Emprendió una caminata cuesta arriba por un sendero de tierra suelta, esquivando cactáceas puntiagudas. Fueron 45 minutos en los que pensó que la ruta no tendría algo más extremo y su condición física era perfecta. Pero llegó a una línea de sogas.
Escaló 10 minutos, sosteniéndose de las cuerdas que lanzaban los guías, ella las sujetaba y con las piernas pegadas a la pared rocosa se iba impulsando. La cuerda rozaba sus manos.
Llegó al área de grapas de acero, empotradas en la montaña, que funcionan como escalones. No supo en qué tiempo había ascendido casi 300 metros. Lo notó cuando ya no distinguió los coches que pasaban por la carretera. Y cuando los oídos le comenzaron a zumbar por la altura.
Nadie de su equipo tenía ni experiencia, eso alentó el trayecto. Por cada 10 grapas que subía tenía que cambiar los mosquetones de líneas, así que todo se complicaba. Con una mano se sostenía del escalón y con la otra sujetaba el equipo de seguridad.
Se llevó su primer raspón, no pisó con fuerza y resbaló. Pensó que se iba al vacío. Los gritos de sus compañeros no se hicieron esperar. Casi gateando en el aire, volvió a la pared con tremendo golpe en la espinilla que seguro le dejará una cicatriz.
El aire despejó la bruma matutina para que ella pudiera contemplar ese paisaje serrano, tapizado de verde, observando como los rayos del sol le daban un aspecto de nieve a las montañas, todo provocado por la blancura de las rocas. Desde ahí se veía la ciudad de Monterrey.

Hasta la cima del cielo
Pasaron tres horas y alcanzó la cumbre del Pico Independencia, se mentalizó para no renunciar al que, hasta el momento, era el reto físico más grande de su vida. Los guías lo habían advertido: "Todo lo que inicias lo debes terminar en tiempo y forma", era una lección de vida, pero también un aviso de que en la Vía Ferrata no te puedes arrepentir, no hay cómo regresar. Contuvo las lágrimas y en el receso para revisó sus raspones.
Venía la segunda parte: cruzar de pico a pico, a la cumbre número 15. Nadie sabe el por qué de su nombre. Para llegar al otro extremo hay un puente colgante trenzado con cables de acero. El vértigo se apoderó de ella, estaba a 250 metros de altura y no había de dónde sujetarse. Le hizo "al malabarista", pisaba justo en donde los cables formaban un "8".
Caminar era lo más viable, aunque corría el riesgo de perder el equilibrio y quedar suspendida de la línea de vida. Paso a pasito, estiró los brazos como si fueran las alas de un águila. La vista siempre al frente para que el vértigo no la venciera.
Al alcanzar una roca subió unos escalones de metal. Se escuchaban los pasos de sus demás compañeros que subían de uno en uno. Las escaleras estaban empotradas en la montaña, con una separación de un metro.

Ascendió 50 metros para después encontrar otro camino de grapas, pero ahora debía librar una protuberancia de la montaña. Ese chipote le provocó más raspones. Le dio la espalda a la montaña y pegó sus nalgas lo más que pudo para rodearla.
No miraba hacia abajo, echaba la vista para un costado y avanzaba. Mariana ya no tenía vértigo, ni miedo, más bien, un cansancio severo, llevaba más de cinco horas escalando y realizando un esfuerzo físico que nunca había imaginado.
Era el turno de volar por los cielos regios. Le colocaron las poleas para lanzarse por una tirolesa a 700 metros de altura, el punto más cercano al cielo. Para no quedarse colgada a medio camino, debía tratar de llevar el cuerpo en posición fetal para que la velocidad fuera constante, de lo contrario tendría que jalar con las manos el cable para avanzar. ¡Se acerca el final!, gritaron los guías. Una sonrisa se pintó en su rostro.
El siguiente paso eran dos rapeles de 35 y 40 metros cada uno. Ella los libró como si fuera toda una socorrista experimentada. Había adaptado habilidades que ni ella conocía, con sus propias yemas de los dedos podía escalar y sacar fuerzas como si lo hiciera con las manos.
Un salto y llegaba a tierra firme, con las piernas temblando, con la satisfacción de terminar la ruta y con la firme convicción de iniciar una rutina de ejercicio diaria para no andar dejando los pulmones ni el alma tirados en los cerros.

CAÑONISMO
Para esta actividad no sólo existe Matacanes. También hay otros cañones a explorar. Uno de ellos es el de Hormigas, en el municipio de Allende, a dos horas de Monterrey. Traje de neopreno, casco y chaleco salvavidas es todo lo que necesitas para descender por cuerdas sus cuatro cascadas.
Avanzas una brecha de dos kilómetros para llegar al primer rappel de 23 metros de altura. Abajo, el agua de una poza apenas roza tus tobillos. Sigues caminando por un sendero de encinos, pinos, magueyes y matorrales para encontrar tres toboganes naturales que te conectan a otra poza de dos metros de profundidad.
Después viene un rappel de 17 metros, al lado de una cascada que deja las paredes resbalosas. El siguiente rappel es volado, sólo te sostienes de la cuerda. El último descenso es por una cascada que dejará caer su fuerza sobre tu cabeza. La excursión incluye un picnic. Costo: mil 100 pesos por persona. www.latitud25.com

BICICLETA DE MONTAÑA
En el Parque Ecológico Chipinque, en San Pedro Garza García, te encontrarás con once rutas marcadas con diferentes niveles de dificultad y distancias. Son veredas, brechas y tramos de carretera en donde puedes practicar las dos categorías del ciclismo de montaña: cross country y downhill.
La ruta más corta, para principiantes, es por la brecha el Empalme con 346 metros de subidas y bajadas en donde puedes encontrar parte de la fauna local: zorros, pecarís de collar, ardillones, coatíes, venados cola blanca y águilas. En las partes más altas, están las rutas para expertos. La vereda de Don Toño es la favorita, con dos kilómetros de longitud y caminos llenos de obstáculos, piedras, troncos tirados y montículos que habrá que saltar con todo y bici. Por estos terrenos dicen que se pasean osos negros y pumas. El parque cuenta con miradores y mariposario. Debes enviar una solicitud de permiso, para que el parque te asigne un número de registro. www.chipinque.org.mx

VUELO EN HELICÓPTERO
El motor se echa a andar y las hélices toman tal fuerza que el ruido impide escuchar a alguien a menos de un metro de distancia. Los pasajeros abordamos un helicóptero EC-120 Colibrí, con una cabina casi panorámica. El parabrisas llega hasta los pies de la tripulación delantera. Hay espacio para seis personas.
El despegue se realiza en las faldas del Parque La Huasteca para sobrevolar las montañas a 278 kilómetros por hora. En medio de las nubes el piloto busca la zona más despejada para encontrar el cerro de la "M". Planea y avanzamos entre la bruma, para él ese es un claro, para nosotros es el riesgo de estrellarnos en la montaña. Hasta que de pronto vemos la formación rocosa, parece que las hélices quisieran rozar sus bordes. Podemos ver a unos escaladores ahí abajo y más allá, el canal del Paseo Santa Lucía, la catedral, la Macroplaza y el Parque Fundidora. Finalmente volamos cerca del Obispado, sobre el montículo Loma Verde, donde está el asta bandera y, detrás, el Cerro de la Silla. Costo: 230 dólares por persona. www.southhope.org

BUGGY
Una manera de internarse en el corazón de la Sierra Madre, es subiéndose a estos carros tubulares todoterreno, para salir en caravana hacia el Barrial, una comunidad rural internada en la Sierra. El trayecto es de 120 kilómetros, aproximadamente. Las veredas cruzan por arroyos y cerros con escurrimientos de agua. También se atraviesan pueblos como Cavazos, en donde sus habitantes se dedican a la talla de madera.
A 70 km/h se corren los buggies para librar zanjas, montículos de arena o de piedras sueltas y por qué no, también para estrellarlos sobre las paredes rocosas, los autos son tan resistentes que no sufrirán ningún raspón, tampoco los pasajeros corren peligro, utilizan casco y van sujetos por un cinturón de seguridad. Tiempo estimado de recorrido: tres horas. Costo: mil 80 pesos más IVA, por persona. www.extremexrbull.com

VUELO EN GLOBO
A 30 minutos de Monterrey se localiza Montemorelos, el punto de despegue de los globos aerostáticos. A partir de las siete de la mañana los globos se extienden para iniciar el proceso de inflado. Los tripulantes si lo desean, pueden participar. Una flama le va dando forma al globo, Una flama le va dando forma al globo, mientras se sirven café y galletas para desayunar.
El vuelo se realiza en las primeras horas de la mañana para ver cómo el cielo se pinta de colores hasta que el sol deja caer sus rayos sobre los matorrales. Después de media hora, los pasajeros (máximo seis) suben a las canastillas. Vuelan por las montañas de la Sierra de Arteaga. Si las condiciones climatológicas lo permiten, ascenderán hasta 3 mil metros, justo cuando las nubes quedan debajo del globo. Después del aterrizaje se hace un brindis con vino espumoso. Costo: mil 700 pesos por persona. www.ibo.com.mx

GLOSARIO EXTREMO
Términos que todo aventurero debe saber.
1 Vía Ferrata: Ruta de fierro en una pared vertical que facilita el ascenso a una montaña
2 Cañonismo: Deporte extremo que mezcla caminata, nado, salto de roca en roca y rappel
3 Arnés: Elemento de seguridad utilizado en actividades de riesgo; es una especie de cinturón
4 Mosquetón: Anillo de acero que abre y cierra. Sirve para sujetar cuerdas y va colgado al arnés
5 Línea de vida: Cuerda de anclaje sujeta al mosquetón. Ayuda a mantener el equilibrio
6 Downhill: Consiste en bajar una montaña lo más rápido posible a través de un vehículo
7 Cross country: Se refiere a completar un recorrido compuesto de subidas y bajadas prolongadas
8 Helicóptero Colibrí: Se compone de un motor y su cabina es ancha para una visibilidad perfecta
9 Flama reducida: Se produce con helio y es la que da orientación a un globo aerostático
10 Habitáculo: Sinónimo para la cesta de mimbre que pende de los globos aerostáticos