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lunes, 20 de diciembre de 2010

Monterrey se desangra

Pancho Villa (@PanchoVillaXXI)
26 de August, 2010 - 12:17



Monterrey, la capital industrial de México, generadora del 12% del PIB está muy mal herida. Si no se recupera pronto, México entero podría sufrir las consecuencias y ser declarado un estado fallido. Esto podría cambiar la historia de México al grado de marcar un parteaguas en el antes de y después de los enfrentamientos de Monterrey.

Estamos hablando de la posibilidad de ser declarados un Estado fallido, gracias a un episodio de violencia que pareciera ser uno más en una larga cadena que vive diariamente la ciudad de Monterrey, pero que está resultando ser la gota que derramó el vaso. Es como la flecha que voló cien metros y pegó exactamente en el codilllo del venado. Un tiro milagroso, un evento fortuito pero con enorme poder catastrófico. Estoy hablando de la confrontación armada entre guardespaldas de FEMSA y un grupo de sicarios de un cartel de la droga en el Colegio Americano, que ha dejado un marcador difícil de negar: una ciudad apendejada y acobardada en sus liderazgos camarales y empresariales y unos mafiosos crecidos y más prepotentes que nunca.

Si la violencia asusta, las mentiras desconciertan y el ocultamiento de la verdad solo han hecho tomar más fuerza al remolino de dudas y temores que se van entrelazando para generar una psicosis generalizada entre las clases emprendedoras. En los días siguientes al "ataque al Americano" y amparados en el único boletín de prensa emitido que dio la versión oficial creíble y que curiosamente vino del Embajador de los Estados Unidos y del Consulado local, cientos de niños y jóvenes simplemente ya no fueron enviados a sus colegios y universidades. Cientos de familias enteras abandonaron Monterrey esta semana y se están reubicando en Los Angeles, San Diego, Dallas, San Antonio, Austin o en el Valle de Texas.

Una hemorragia nunca vista y que es de talento, de ese que México no puede perder, del talento que ha caracterizado a los hombres de Monterrey, forjadores de imperios económicos, educativos, industriales, financieros y culturales. La sangre empezó a fluir en el sexenio del anterior gobernador Natividad González Parás, cuando en una carta de Alejandro Junco De La Vega, director y propietario de EL NORTE, REFORMA y MURAL le hizo saber al gobernador que por razones de inseguridad extrema y ante la imposibilidad de su gobierno de brindarles un mínimo de seguridad a su familia había decidido llevarse a su mujer, hijos e hijas a vivir a la capital Texana y jugársela él solo al frente del timón del único medio de comunicación local que sigue diciendo las cosas por su nombre.

Pero lo que hace más de un año fueron unas cuantas gotas se han convertido de la noche a la mañana en borbotones similares a los que vemos en las corridas de toros, en las cuales anticipamos una muerte segura ante la evidencia contundente de que los límites fisiológicos del animal han sido rebasados. Solo es cuestión de tiempo pensamos, por todo lo que vemos en el toro: sus latidos, su saliva espesa, su fuerza desvaneciente. Así está Monterrey: postrada, asustada, contra la pared.

Ese enfrentamiento logro lo que nadie siquiera imaginó: que personal de seguridad de FEMSA, entrenado, capacitado por expertos extranjeros y armado con R15 y pistolas 9 milímetros en combate urbano fuera no solamente vencido, sino humillado por las fuerzas de uno de los grupos del narcotráfico que se dió el lujo de capturarlos vivos a cuatro de ellos, encajuelar a los que había matado en el lugar de los hechos y regresarlos frente a las mismas instalaciones de FEMSA en la madrugada del día siguiente con un mensaje expreso y otro implícito, cada cual más dramático y tétrico que el otro: no se metan con nosotros. Nosotros mandamos pues tenemos el poder real. Controlamos al gobierno y al gobernador. Aquí están sus muertos y den gracias que no los matamos a todos, a ver si así entienden, porque nos podemos meter hasta sus casas y nadie nos detendrá.

A todo esto el grupo FEMSA y El Gobierno del Estado de Nuevo León reaccionaron con la peor combinación de mentiras y medias verdades. Que no hubo muertos, que no se trató del intento de secuestro de un familiar de José Antonio Fernández, presidente de la compañía, que no esto y que no lo otro. Lo único que logro con sus mentiras y medias verdades fue exacerbar la desconfianza en la capacidad en el resto de los capitanes de la industria más importante de todo el norte del país para enfrentar al narcotráfico y sus refinados métodos de lucha. Si eso le pasa a Femsa, la gente pensó, qué nos espera a nosotros, a los demás, a los que no traemos carros blindados y escoltas o R15s en la cajuela de guantes, a los que tampoco sabríamos cómo dirigir una ráfaga sin perder la noción del tiempo, del rumbo y de nuestra propia identidad.

Monterrey como México, estaba en la creencia de que los miembros del crimen organizado solo causaban daños en forma aleatoria y quirúrgica entre ellos, que las simples matemáticas eran suficientes para descartar como improbable, quedar atrapado del lado equivocado de las balas. El ataque al colegio Americano confirmo otra percepción de golpe, en forma brutal. uno de los carteles que está siendo expulsado del estado fallido de Tamaulipas decidió subirle la mira a la presión contra el gobierno atacando a la cabeza del empresariado de Monterrey, han decidido atrincherase en la ciudad y esperar la gran batalla contra el ejército y sacrificar a miles de inocentes en el intento de forzar una negociación con el gobierno y mientras esto pasa, nosotros, los privilegiados, por emprendedores, somos los que traemos un BLANCO pintado en la espalda y otro igual de grande en el mero corazón. Todos aquí saben lo que es un BLANCO de TIRO, no se requiere más traducción.

El caso es que el impacto sicológico no tiene paralelo en la historia de la ciudad, ni la Revolución hizo lo que paso en Monterrey en la última semana, quizá fue cuando nuestros antepasados se unieron para dar la batalla a como se pudo contra los invasores norteamericanos hace poco más de siglo y medio en el cerro del Obispado. Ahora tenemos allí una gigantesca bandera que no sirve para otra cosa que para recordarnos la única salida que nos queda a los que nos quedaremos...enfrentar unidos este mal que los gobernantes como Natividad González Parás y su criaturita y heredero Rodrigo Medina trajeron a Monterrey por ignorancia, cobardía o corrupción y que ahora cobardemente solo recurren para disfrazar su incapacidad de enfrentar los gravísimos problemas de seguridad que ellos 2 generaron en gastar millones de pesos en SPOTS televisivos, lo que solo produce más rencor y frustración hacia ellos.

La Sultana del Norte está herida. Se desangra en talento que genera empleos, salen corriendo de la ciudad, no los culpo, el huir de esta violencia no los hace menos Mexicanos. Están asustados y desanimados por el gran revés sufrido por el envalentonado grupo FEMSA que ha sido humillado por un cártel de maleantes dispuestos a todo. Monterrey está de rodillas, esperando el descabello o la muerte del soldado pero sabe que quizá ni eso están dispuestos a concederle quienes la tienen agarrada del cogote y la han dejado sin respirar mientras que deciden qué hacer con ella.

Una cosa es segura. Si Monterrey se pierde ante el narcotráfico, Se pierde México, dejaremos de existir como una nación viable. Somos como la gran batalla de Zacatecas durante la revolución. La salida tampoco es la negociación y el concubinato con los carteles, ya que fue esa táctica usada por el PRI durante décadas que metió hasta la recamara a un grupo de maleantes que hace rato perdieron toda noción de límites en su desmedida ambición por tomar todo el poder que tan fácilmente pudieron comprar a base de asustar o corromper gobernadores de medio pelo.

Es difícil saber si a Monterrey le queda un segundo aire o si los empresarios que no se vayan, se van a poder organizar para recuperar la ciudad que HOY está en manos del narcotráfico, lo único que estoy seguro es que en este momento y con este GOBERNADOR será imposible.

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