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lunes, 5 de noviembre de 2012

Sandy

A la ciudad de Nueva York le pega fuerte un huracán cada 80 años, dicen los expertos en probabilidades. Menos mal que es un suceso excepcional, porque Sandy tendrá un costo de 50 mil millones de dólares, que se reflejara en una merma de 0.6% del PIB de Estados Unidos en el cuarto trimestre.

El mundo mide cada vez mejor los costos de las catástrofes naturales porque estos se han convertido en hechos cada vez más frecuentes. El año pasado, 2011, se registraron 325 desastres naturales en todo el planeta. Tuvieron un costo de 370,000 millones de dólares, según la reaseguradora Swiss Re.

Nunca antes, desde el Diluvio Universal, las catástrofes habían costado tanto. El record anterior era el de 2010, cuando los costos ascendieron a 220,000 millones de dólares. A manera de comparación, basta con decir que en toda la década de los noventa, los costos asociados a desastres naturales no superaron los 50,000 millones de dólares.

Las aseguradoras están preocupadas porque deberán cambiar su modelo de negocio. Los gobiernos deberían preocuparse porque crecerá el costo de atender los desastres. Basta decir que el presupuesto del Fonden se multiplicó por diez en el sexenio y deberá crecer en la próxima administración.

Los economistas han creado una subrama para entender y explicar el asunto. Lo denominan economics of catastrophe. Como ustedes podrán imaginar, está dominada por personas que tienen una visión apocalíptica: el mundo está condenado a tener cada vez más hechos catastróficos, dice Marty Wertzman, uno de los mayores expertos en este nuevo campo.

Dejando de lado los terremotos, Wertzman asocia los desastres naturales al cambio climático. Postula que uno de los mayores problemas de las catástrofes es la incertidumbre que producen. Los pronósticos se hacen muy complicados, con todo lo que implica en un mundo que está cada vez más interconectado. En términos de procesos productivos y de mercados, la introducción de niveles mayores de incertidumbre es un asunto de capital importancia. De los 50,000 millones que costó Sandy, 40% son costos directos asociados a daños materiales. El resto corresponde al precio que se paga por suspender la normalidad. Son negocios no realizados en Wall Street además de la suspensión de actividades comerciales y turísticas.

Los desastres naturales tienen un mayor peso económico ahora porque se dan en un mundo que vive la proliferación de grandes núcleos urbanos. En el planeta, hay una decena de ciudades que tienen alrededor de 20 millones de habitantes. Tres cuartas partes de ellas están situadas en zonas vulnerables a inundaciones o terremotos.

El huracán Sandy tendrá una enorme difusión porque ocurrió en vísperas de la jornada electoral de Estados Unidos y porque tuvo como escenario principal la ciudad de Nueva York. Gracias al cine, nos hemos acostumbrado a construir un imaginario donde la tragedia tiene mayor reverberación, cuando ocurre en la Gran Manzana. Casi nadie se acuerda de las grandes inundaciones del año pasado en Tailandia, aunque el número de víctimas fue varias veces mayor al provocado por Sandy.

Vivimos la era de las catástrofes. Nunca podremos acostumbrarnos a ellas. Sin embargo deberemos prepararnos a convivir con ese desagradable nuevo inquilino.



El Huracán Sandy podría resultar para la economía de Estados Unidos el más costoso de los últimos años, superior a los daños causados por Katrina en el 2005, cuyo costo fue superior a los 100,000 millones de dólares, anticiparon analistas financieros.

A los daños físicos que puedan generar los fuertes vientos ocasionados por el huracán, hay que sumar el cierre temporal de empresas; la suspensión de vuelos (más de 12,000) y del transporte en Washington y Nueva York, así como el cierre por dos días de los mercados de valores bursátiles y del petróleo.

Bajo este escenario, la peor parte la llevarán las compañías aseguradoras. En el caso de Swiss Re, la segunda mayor reaseguradora del mundo, los analistas del ZKB esperan un costo de varios miles de millones de dólares “que podrían ser superiores a los originados por el huracán Katrina en el 2005”.

En total, el Katrina causó daños asegurados de un valor de 72,000 millones de dólares, recordaron los especialistas de ZKB, precisando que el fenómeno del 2005 costó a Swiss Re unos 1,200 millones de dólares.

“Los efectos podrían hacerse sentir mucho después del pasaje de la tormenta, porque harán falta semanas para reparar los posibles cortes de energía y los daños a las infraestructuras”, resumieron los expertos de la consultora Challenger, Gray and Christmas.

Por su parte, la firma de gestión de riesgos Eqecat calculó entre 10,000 y 20,000 millones de dólares los daños potenciales que el fenómeno meteorológico podría dejar como saldo a la costa este del país.

“Los daños que toman a su cargo las aseguradoras están evaluados entre 5,000 y 10,000 millones de dólares”, declaró Eqecat.

El huracán Katrina, que devastó en el 2005 la costa de Nueva Orleans, generó pérdidas entre 40,000 y 66,000 millones de dólares, lo que lo convirtió en el evento más caro en la historia de las catástrofes naturales.

Estos cálculos tienen bastante complejidad, explicó Peter Morici, profesor de economía de la Universidad de Maryland. “No se trata sólo de sumar los rembolsos efectuados por las aseguradoras y el costo de los daños que no estaban asegurados”, explicó.

LA RECONSTRUCCIÓN TRAERÁ DINAMISMO A LA ECONOMÍA

Este especialista en catástrofes naturales advirtió que la principal dificultad reside en el hecho de que los huracanes y otros fenómenos climáticos y naturales pueden beneficiar a algunos sectores de actividad en Estados Unidos.

“Los siniestros pueden dar un empujón a un sector de la construcción, que está hoy en dificultades, y desbloquear inversiones”, opinó Morici, para quien los trabajos de reconstrucción deberían generar entre 15,000 y 20,000 millones de dólares.

Esta hipótesis se apoya en algunos precedentes. Luego del sismo que devastó la provincia china de Sichuan en el 2008, con casi 70,000 muertos, una agencia gubernamental china calculó que los esfuerzos de reconstrucción finalmente hicieron crecer el PIB chino en 0.3 por ciento. Algo similar ocurrió con el terremoto de Japón, en marzo del 2011, que también ha significado un mayor dinamismo económico por las obras de reconstrucción.

Challenger, Gray and Christmas estima también que la economía de Estados Unidos podría finalmente tener algunos beneficios de la llegada, que se prevé devastadora, de Sandy.

El paso del huracán obligó al cierre del mercado bursátil por primera vez desde el 11 de septiembre del 2001.



Asolados por la tormenta, los residentes de Nueva York y Nueva Jersey comenzaron ayer los esfuerzos urgentes de recuperación después de una devastadora noche propiciada por el huracán Sandy, que causó grandes inundaciones, violentos incendios, largos cortes de energía y dejó al menos 35 personas muertas desde Connecticut hasta Carolina del Norte.

Las lluvias torrenciales y los vientos dejaron inundaciones a su paso por el Bajo Manhattan y Atlantic City, Nueva Jersey, mientras que los bomberos continuaron su lucha por apagar un fuego que consumió varios hogares en un barrio de Queens.

La enorme ciudad de New York fue paralizada en gran parte, su sistema de central de metro inundado y sus numerosos puentes y túneles clausurados. Los mercados financieros de Wall Street cerraron por segundo día consecutivo -el periodo más largo de cierre relacionado con el mal tiempo en 124 años-, mientras que las autoridades advirtieron que pasarían días, si no semanas, antes de que la ciudad vuelva a la normalidad.

“El daño que sufrimos en toda la ciudad es claramente extensivo y no va a ser reparado de la noche a la mañana”, manifestó el alcalde Michael Bloomberg, ayer por la mañana. Indicó que todos los aeropuertos del área de Nueva York continuaron cerrados y que el transporte público en la ciudad “permanecerá cerrado hasta nuevo aviso”. Cerca de 750,000 neoyorquinos están sin electricidad, expuso el alcalde.

“La devastación en la costa de Jersey es inconcebible”, comentó el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, ayer por la mañana. Anunció que 2.4 millones de hogares de Nueva Jersey están sin electricidad -el doble de los que se quedaron sin electricidad durante el huracán Irene- y estimó que la restauración completa se llevaría más tiempo que los ocho días que tomó después de la tormenta del año pasado.

“Está más allá de cualquier cosa que pensé que volvería a ver. Es terrible. No tengo dudas, la devastación que vivió Nueva Jersey está más allá de la que pudiera vivir otro estado”, aseguró.

El Presidente canceló sus planes de campaña desde el lunes y ayer para permanecer en la Casa Blanca y supervisar la respuesta federal a la tormenta.

Ayer sostuvo una conferencia telefónica con 13 gobernadores de los estados, siete alcaldes y altos funcionarios de la administración para discutir los esfuerzos de respuesta, anunció la Casa Blanca.

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