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jueves, 12 de junio de 2008

Imágenes y tropos

IMAGENES son en general todos los procedimientos que sirven para que el autor destaque el aspecto de la realidad que más le impresiona y nos ofrezca una representación de aquélla, tal como él la vio.

Estos procedimientos suelen ser:

1. LA ADJETIVACION. Por el uso de adjetivos y la naturaleza de los
mismos - de color, de sonido, psicológicos, etc. -, cambian totalmente los
efectos expresivos de una frase.

Entre estas dos frases:

Era una tarde tibia y luminosa
Era una tarde serena y apacíble

la primera nos habla a los sentidos; la segunda. subraya en el mismo hecho
- la tarde - el efecto moral que nos ha producido. Así, pues, por la selec-
ción de los adjetivos utilizados, descubrimos el punto de vista del que ha-
bla ante la realidad que describe, y el aspecto de ella que más le afecta.
O sea que, gracias a la imagen - aquí la adjetivación -, comprendemos
más profundamente el lenguaje del artista.

2. La COMPARACION o SIMIL, ya estudiada entre las figuras lógicas.

3.0 Los TROPOS. Consisten en designar a las cosas, no por su nombre
habitual, sino por otro en el que se refleje la visión personal del autor.
Así, por ejemplo, los pájaros, vistos por el poeta, son campanitas de platá
(si sólo se piensa en su canto), inquietas liras (si además alude al vuelo).
Lo que dicho en lenguaje normal nos dejaría indiferentes, gracias a esta
substitución, nos impresiona.
Obsérvese que los tropos se distinguen de las figuras porque en aqué-
llas a cada cosa se le da su propio nombre; en cambio, en los tropos hay
una substitución, pues a, unas cosas se les da el nombre de otras.

Los Tropos más frecuentes son: la Metáfora, la Alegoría y el Símbolo.
Pero existen además la Sinécdoque y la Metonímia.

La SINECDOQUE es un tropo en el que se intercambian dos palabras,
cuando la significación de una está comprendida en la de la otra: El inglés
es flemátíco (por los ingleses). Esta ciudad tiene veinte mil almas (por vein-
te mil habitantes).

La METONIMIA, en cambio, está basada en una relación de causalidad
o de sucesión, entre las dos palabras que se intercambian; es decir, que
la una significa el origen o la causa de la otra.

Tengo un Goya (por el cuadro que él pintó). Tú eres mi consuelo (por
quien me lo da). Tengo un Jerez estupendo (por la ciudad de donde pro-
cede este vino).

Estudio especial de la metáfora, la alegoría y el símbolo

La metáfora. - Es el tropo más común e importante. Consisté en subi-
tituir el nombre de una cosa por el de otra semejante en algún aspecto.
Llamar perlas a los dientes de una mujer es una metáfora.
En efecto, el color irisado de éstos hace pensar, por asociación de
ideas, en el matízado brillo de las perlas. Por eso, cuando el poeta se sintió
conmovido ante la belleza de unos dientes, pudo darles el nombre de
aquéllas.

El nombre metafórico - perlas - dado a la realidad - dientes muy be-
llos - es en este momento la única expresión posible para dar a entender
la sensación de extraordinaria belleza que el poeta pretende comunicarnos.
En este sentido, podemos afirmar que la metáfora no es un simple or-
narnento del estilo, sino una forma de expresión válida por sí misma.

Téngase en cuenta que esta revelación de la belleza de la realidad se
halla igualmente en el epíteto, en la comparación o en cualquiera de los
procedimientos estilísticos que utilice el autor.

La metáfora difiere de la comparación en que ésta ofrece juntos el
plano real y el evocado (sus dientes eran como perla); en cambio, la me-
táfora calla el tiempo real nombrando sólo el evocado (sus perlas).

CLASES DE METAFORAS. -Dependen de la naturaleza de los caracteres
que sirvan de enlace entre los dos planos: el real (dientes) y el metafórico,
figurado o evocado (perlas).

Metáforas basadas en una semejanza del carácter sensorial:

mejillas = rosas.

Metáforas basadas en la semejanza de una realidad psicológica con
algo material:

dolor = viento huracanado.

Metáforas basadas en la impresión que las cosas nos producen:

mujer = noche oscura.

En este ejemplo, un poeta moderno ha identificado a la mujer con la
noche, porque ambas están para él llenas de un extraño misterio.

Antiguamente, se usaban las metáforas basadas en la semejanza de
caracteres sensibles o morales. Solían ser perfectamente comprensibles,
puesto que la coincidencia entre los dos planos la veía y la sentía todo el
mundo por igual.

Pero en la poesía contemporánea se han introducido con frecuencia
muchas metáforas del último tipo, es decir, basadas en una impresión per-
sonal y subjetiva. Asi pues, no es de extrañar que resulten en gran parte
ininteligibles para muchos lectores, aunque tengan gran fuerza expresiva.
Las metáforas pueden ir dirigidas a fines totalmente diversos. Mientras
unas están hechas con la intención de embellecer la realidad -oro por
cabellos rubios -, otras veces el deseo del autor es el de aumentar la fuer-
za expresiva de sus palabras, prescindiendo por completo de la belleza:
bostezo de la tierra por cueva.

La alegoría. Es una metáfora compleja, en la que cada elemento del
plano real se corresponde con otro del plano evocado.

Por lo general, el plano real es aquí una idea abstracta; en cambio, el
plano evocado, es decir, el que nombramos en la alegoría, es siempre de
carácter sensible, concreto, material.

'El gran teatro del mundo' de Calderón de la Barca, encierra una
alegoría, porque en ella la vida humana se nos ofrece como una represen-
tación teatral, ya que los elementos que aparecen en ésta - el autor de la
obra, los actores, el papel que cada uno desempeña, los aplausos del pú-
blico... - tienen una exacta correspondencia con los de aquélla - el autor
de nuestra vida es Dios; los actores somos los hombres; los diversos pape-
les equivalen a la conducta de cada cual; el aplauso final significa el pre-
mio a nuestras buenas obras...

El Símbolo. Ya hemos, visto que la metáfora alude a una realidad de
tipo material - dientes - o psicológica - dolor -, y que la alegoría evoca
el conjunto de cualidades o circunstancias que caracterizan a una idea
abstracta -la vida hunwna -. Frente a ambas, el símbolo representa, me-
diante una imagen sensible, una realidad o una experiencia de tipo espiri-
tual elevadisimo - el amor de Dios, el ideal, la eternidad... - que por su
misteriosa profundidad no puede expresarse en términos claros y raciona-
les. La correspondencia entre el plano real y el evocado, que en la alego-
ría es siempre evidente, en el símbolo resulta borrosa, ya que, a menudo
éste parece damos a entender varias cosas a la vez.

En efecto, cuando Dante hace aparecer al final de la 'Divina Comedia'
a Beatriz, esta figura alcanza para nosotros la categoría de símbolo, puesto
que nos sugiere al mismo tiempo la belleza, el amor espiritual, todo lo
puro y elevado e incluso el atractivo del alma femenina.





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