MÉXICO, D.F. (Proceso).- En un régimen democrático, la ciudadanía ya hubiera echado a Rodrigo Medina de la Cruz del gobierno de Nuevo León; y en caso de que aún estuviéramos bajo el yugo del autoritarismo del PRI, el presidente de la República lo hubiera removido. Sin embargo, en esta penosa coyuntura en la que los priistas, preocupados por su regreso a Los Pinos, aún no saben qué les impactará menos: sostener a su correligionario o quitarlo de una vez.
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