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jueves, 16 de abril de 2009

CUERPO, MENTE Y ESPIRITU

Ángel Rodríguez Suárez

Abril 13 del 2009 


En días pasados sostuve una conversación con alguien y comentábamos acerca del balance en la vida, llegamos a la conclusión de que es muy difícil tener una vida balanceada, si no tomábamos en cuenta el elemento espiritual en nuestra formula de vida.

El crecimiento físico y la salud corporal son muy importantes, pues nuestro cuerpo es el vehículo con el cual transitamos por nuestra existencia y es de tristeza ver como algunas personas lo deterioran de tal manera que su vida útil la llevan al extremo del desgaste en un breve lapso de tiempo. Por otra parte, vemos ejemplos de personas que padecen no por su deseo, de afecciones o discapacidades que superan de manera extraordinaria para explotar al máximo las pocas cualidades físicas que puedan tener, desde luego en el sentido no literal, comparadas con la generalidad de las personas.
El crecimiento intelectual, por otro lado y la curiosidad por el mundo que nos rodea. Hace que seamos mejores individuos, no solo por el hecho de saber más. Sino por la dicha que significa entender lo que sucede a nuestro alrededor, para apreciar y reconocer las contribuciones que otros seres humanos han hecho. Para que a partir de ahí pongamos lo nuestro, como me decía un amigo al acabamiento de la creación. Este me compartió una vez la idea de que Dios había creado el universo y dispuso al hombre en la tierra para seguir con su creación. Y cuando veo las maravillas que el ser humano ha sido capaz de construir sobre la tierra, no me queda más remedio que aceptar esta aseveración.
El desarrollo emocional, también es muy importante. El ser humano es gregario por naturaleza, por lo que sentirse parte de una comunidad que te da cariño y amor fortalece tu seguridad emocional, pues ante las situaciones adversas de la vida sabes que siempre hay alguien en quien te puedes apoyar para salir adelante. Familiares y amigos representan esta plataforma de la que a veces nos bajamos para caminar solos sin saber a dónde.
Finalmente el crecimiento espiritual, muchos hemos podido sentir el vacio que se experimenta cuando no tenemos nada en que creer o hemos dejado entrar las dudas en nuestra existencia. Creer en alguien superior nos da esperanza, paz y esa tranquilidad interior que solo se puede sentir al saberse protegido y amado.
Sin embargo, la aparente agenda que nos hemos creado. Nos impide hacer de nuestra vida ese balance del que nos referimos. Ojalá podamos encontrar el espacio adecuado para cada cosa y hacer de nuestra vida plena.