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jueves, 24 de octubre de 2019

La criminalidad de la población con más de 65 años

El crimen geriátrico en Japón ha aumentado, casi duplicándose desde 2003. Los ancianos ahora representan más delitos de robo en tiendas que los adolescentes allí. En los Países Bajos, un estudio de 2010 reveló un aumento similar en las tasas de arresto y encarcelamiento entre los ancianos.
Estados Unidos, sin embargo, puede estar resistiendo la tendencia. La tasa de delincuencia entre los adultos mayores ha disminuido desde la década de 1980. Si bien la población carcelaria de ancianos ha crecido en los últimos 25 años, debido a penas de prisión más largas por delitos relacionados con drogas, como señala The New York Times.

De acuerdo con el portal de datos IndexMundi, en Japón el 25% de la población está sobre la edad de 65 años, en el Reino Unido 18% sobre la edad de 65 años, en los Países Bajos 18% % es mayor de 65 años. La población de adultos mayores es del 14% en los Estados Unidos.

Factores como los ahorros inadecuados para la jubilación y los costos de la atención médica y la alimentación pueden atraer a la tercera edad al delito. Las emociones, como la soledad, el aislamiento, la depresión, el estrés, la ansiedad, la insuficiencia y el aburrimiento, también pueden desempeñar un papel.

Los Países Bajos concluyeron en un informe que el aumento en la delincuencia antigua puede atribuirse a "factores psiquiátricos, psicológicos, económico-financieros, judiciales y psicosociales".

A medida que las personas continúen viviendo, habrá una población de adultos mayores cada vez más susceptible al crimen.


En las cárceles japonesas, uno de cada cinco reclusos es una persona de la tercera edad. La mitad de las personas mayores fueron detenidas robando en tiendas y viven solos. En un contexto de aislamiento, pobreza y problemas de salud mental, una tendencia a la creciente delincuencia no puede ser más sorprendente que nunca.

martes, 22 de octubre de 2019

La bandera

Al grave redoblar de los tambores,
marcando el paso con marcial donaire,
la tropa marcha, desplegando al aire
la enseña nacional de tres colores.
--- Mira, madre, prorrumpre un rapazuelo
que ciñe diez abriles por guirnalda;
una perla, un rubí y una esmeralda...
¡Qué encaste más hermoso bajo el cielo!
--- ¡Calla, niño, no sabes lo que dices!
El verde, el blanco, el rojo se han unido 
para escudar la tierra en que has nacido,
donde libre y en paz somos felices.

El verde es el laurel de la victoria;
el blanco, del honor linda azucena;
el rojo es ¡ay! la sangre que en la arena
regó el martirio y consagró la gloria.

¡Es la bandera! ¡Mírala!
Confío en que al seguir su inmaculada huella, 
sabrás luchar y sucumbir por ella.
¡Todo tu corazón dale, hijo mío!

Juan de Dios Peza

miércoles, 2 de octubre de 2019

Miguel León Portilla

Huel nemachtiloya in cuicatl
in quilhuia teocuicatl
amoxohtoca
ihuan huel machtiloya in tonalpohualli
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Miguel León-Portilla filósofo e historiador mexicano, principal experto en materia del pensamiento y la literatura náhuatl, murió el 1 de octubre del 2019.

En 1959  se publicó por vez primera su obra Visión de los vencidos, en la que organizó textos escritos en náhuatl y traducidos por Garibay, que reflejaban el testimonio desde el punto de vista indígena de la Conquista de México. Involucró textos, que se reunieron, presentaron y anotaron de tenochcas, tlatelolcas, tezcocanos y tlaxcaltecas. La obra se tradujo a quince idiomas y se creó también una versión en braille.

También logró reconocimiento a través de la traducción, interpretación y publicación de varias recopilaciones de obras en náhuatl. León-Portilla ha encabezado un movimiento para entender y revaluar la literatura náhuatl, no solo de la era precolombina, sino también la actual, ya que el náhuatl sigue siendo la lengua materna de 1,5 millones de personas.

El conocimiento sobre las culturas prehispánicas no sera el mismo sin Miguel León-Portilla. Investigador incansable y erudito en el tema indígena, que dedico su vida a hurgar el pasado para poder comprender el presente. A lo largo de su carrera gano premios entre los que destacan, el Nacional de Ciencias Sociales, Historia y Filosofía (1981), Medalla Belisario Domínguez (1995), Orden de las Palmas Académicas en Francia (2000), el Internacional Alfonso Reyes (2000) y el Internacional Menéndez Pelayo por la Universidad de Santander (2001). Su bibliografía supera una veintena de títulos, entre los cuales el Fondo de cultura económica recomienda cuatro obras esenciales:

La visión de los vencidos. UNAM.

Hasta 1959, cuando apareció por primera vez este libro, ya tantas veces reeditado, el único testimonio difundido sobre la Conquista era la crónica victoriosa de los propios españoles. Miguel León-Portilla tuvo el acierto de organizar textos traducidos del náhuatl por Ángel María Garibay para darnos la Visión de los vencidos: la imagen que los indios de Tenochtitlán, Tlatelolco, Tezcoco, Chalco y Tlaxcala se formaron acerca de la lucha contra los conquistadores y la ruina final del mundo azteca.



Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares. Fondo de Cultura Económica.

Entrar en los arcanos de la historia y del pensamiento náhuatl a través de sus propias palabras es acercarnos al corazón de un pueblo que vivió la grandeza y el infortunio en carne propia, para llegar hasta los más íntimos sentimientos que formaron las bases de una filosofía y de una manera de entender el mundo en mitos, relatos, anales y códices que expresaron la manera de pensar del pueblo náhuatl. Conocedor de las fuentes históricas y de la arqueología, León-Portilla nos lleva por los senderos que nos abren las múltiples esencias de las sociedades que poblaron el valle de México.

El destino de la palabra. Fondo de Cultura Económica.

Atendiendo a los testimonios de la oralidad que se trasvasaron en lengua indígena a escritura alfabética, el autor plantea con sentido crítico, hasta qué grado se produjo un rescate o hubo tergiversaciones y otras formas de manipulación de la antigua palabra. Razón central de este libro es buscar respuesta a una pregunta que concierne a nuestra herencia de cultura: ¿perdurar, al menos en parte, recopilada y trasvasada a escritura alfabética, fue el destino de la palabra que resonó en Mesoamérica y se evocó siguiendo el contenido de los libros de caracteres y pinturas?

Antigua y Nueva Palabra. Aguilar.

En colaboración Earl Shorris realizaron una de las más completas, sino es que la más, antología de literatura mesoamericana desde los tiempos precolombinos hasta finales del siglo XX. Escritura maya, cantos nahuas, poemas mixtecos, zapotecos y mazatecas. Sobre el libro escribió Carlos Fuentes: “Este libro devuelve la palabra al pasado y al presente indígenas de México. Nos asegura por ello, que estos hombres y mujeres nuestros –los más memoriosos, los más imaginativos, los más soñadores- serán escuchados en el futuro. No podemos, sin sus voces, integrar el gran coro de México”.
Librería Virtual



La tinta roja, la tinta negra es el título de una antología de poesía náhuatl verdaderamente notable.
La tinta negra y roja es expresión del género de los difrasismos o vocablos pareados muy abundantes en náhuatl, que metafóricamente connotan determinadas ideas y objetos. Nos lo ejemplifica con la exhortación a un joven estudiante, que aparece en el Códice florentino:



Xicmocuitlahui in tlilli in tlapalli
in amoxtli, in tlahcuilolli
intloc, innahuac ximocalaqui
in yolizmatqui, in tlamatini

Cuida de la tinta negra y roja
los libros, las pinturas,
colócate junto y al lado
del que es prudente, del que es sabio.


El libro que publica Era, Galaxia Gutenberg, Círculo de Lectores y El Colegio Nacional es obra de Miguel León-Portilla y está ilustrado con bellas y coloridas pinturas de Vicente Rojo. Meterse a sus páginas es entrar a un mundo fascinante que nos muestra la cosmovisión de los antiguos mexicanos mediante sus composiciones poéticas con connotaciones religiosas, líricas, guerreras y, sorprendentemente, también eróticas. Asimismo encontramos relatos legendarios acerca de los orígenes divinos, cósmicos y humanos y relatos de contenido histórico o didáctico, muchos de ellos portadores de lo que fue la arraigada sabiduría de los pueblos nahuas. Esa misma palabra es la adecuada para describir a León-Portilla, sabio, en la más amplia extensión de la palabra.



Portilla dedicó su vida al estudio de la cultura náhuatl desde las más diversas perspectivas, sacando a la luz el alma de un pueblo que fue brutalmente sojuzgado y cuya rica cultura logró en gran medida sobrevivir gracias a los afanes de hombres como Bernardino de Sahagún y Andrés de Olmos.








El INAH te invita a descargar libros electrónicos de León-Portilla, Gamio y Florescano entre otros


https://www.difusion.inah.gob.mx/index.php/libros

Con la finalidad de difundir por medios electrónicos este universo de publicaciones, el Instituto Nacional de Antropología e Historia pone a disposición del público en general 66 títulos gratis en formato digital o electrónico.
Las obras pertenecen al Catálogo de Publicaciones del INAH y reflejan la pluralidad de las disciplinas de las que los especialistas del Instituto y académicos invitados se ocupan. La selección incluye textos de importantes investigadores, como Miguel León-Portilla, Ignacio Marquina, Alfonso Caso, Manuel Gamio, Román Piña Chan, Enrique Nalda, Beatriz Barba de Piña Chan, Baltazar Brito, Enrique Florescano, Roberto García Moll, Joaquín García-Bárcena, Yólotl González Torres, Leonardo López Luján, Ma. Consuelo Maquívar, Guadalupe Mastache Flores, Eduardo Matos Moctezuma, Margarita Nolasco, Constantino Reyes-Valerio y Alberto Ruz Lhuillier, entre otros.

La serie de libros cuenta con las siguientes funciones: buscador (por tema o palabra); marcador de texto; visualización de página sencilla o doble; herramienta de zoom; tabla de contenidos y navegación hoja por hoja. Pueden ser compartidos, en su totalidad o por página, en redes sociales como Facebook, Twitter, Google Plus, LinkedIn, Tumblr, VK, así como por correo electrónico. También es posible descargarlos en archivos PDF de baja resolución, para su impresión.
Consulta aquí los títulos disponibles.




http://www.revistas.unam.mx/index.php/ecn/article/view/26569/24906
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0071-16752011000100021



EL CONCEPTO NAHUATL DE LA EDUCACION "xtlamachüiztli": dar sabiduría a los rostros ajenos


Tal vez no exista modo mejor de conocer los ideales de una cultura que estudiando el concepto alcanzado en ella acerca de la educación. En el caso de la cultura náhuatl prehispánica, sabemos que existieron en ella diversos tipos de escuelas o centros de educación. Dan innegable testimonio de esto las pinturas de códices como el Mendocino y el Florentino, así como las numerosas crónicas e historias de Motolinía, Sahagún, Durán, Mendieta, Torquemada e Ixtlixóchitl, para no citar otros más. Sobre los datos aportados por esas fuentes, se han publicado varios estudios en los que se describe el funcionamiento de los telpochcalli o casas de jóvenes, donde se preparaba una gran mayoría de éstos para el arte de la guerra principalmente. Se menciona también la existencia de centros de educación superior, los calmécac, en los que se trasmitían los conocimientos más elevados de la cultura náhuatl. Finalmente, se añade que funcionaban también entre los nahuas las cuicacalli, en las que se enseñaba a los jóvenes el canto, la danza y la música.

"Rostro y corazón": punto de partida del concepto náhuatl de la educación Para poder penetrar siquiera un poco en los ideales de la educación entre los nahuas, es necesario partir de otra concepción suya fundamental. Nos referimos al modo como llegaron a considerar los sabios nahuas lo que llamamos "persona humana". Ante el peligro de desviarnos de nuestro asunto principal, diremos brevemente que encontramos en los textos algo que se repite especialmente en pláticas o discursos: al referirse el que ha tomado la palabra a aquél con quien está hablando, aparece la siguiente expresión idiomática náhuatl: "vuestro rostro, vuestro corazón". Obviamente se designa con estas palabras la persona del interlocutor. Y hallamos esto no en casos aislados, sino en la casi totalidad de los discursos pronunciados de acuerdo con las reglas del que llamaban los nahuas tecpilatolli, o sea, "lenguaje noble o cultivado".

In ixtli, in yóllotl, "la cara, el corazón", simbolizan siempre lo que hoy llamaríamos fisonomía moral y principio dinámico de un ser humano. El siguiente texto, recogido por Sahagún, en el que se describe el supremo ideal del "hombre maduro", mostrará mejor que un largo comentario el papel fundamental del "rostro y corazón", dentro del pensamiento náhuatl acerca de la educación:

El hombre maduro; corazón firme como la piedra, corazón resistente como el tronco de un árbol; rostro sabio, dueño de un rostro y un corazón, hábil y comprensivo.

Ser "dueño de un rostro y un corazón": he aquí el rasgo definitivo que caracteriza a un auténtico hombre maduro (omácic oquichtli). De no poseer un "rostro y un corazón", tendría entonces que ocultar "su corazón amortajado'' y cubrir con una máscara su falta de rostro, como se afirma expresamente en otro texto, hablando de lo que se presupone para llegar a ser un artista. Pero, hay algo más. En el texto citado no se dice únicamente que el auténtico hombre maduro "es dueño de un rostro y un corazón", sino que se añade que posee "un rostro sabio" y "un corazón firme como la piedra". Estos calificativos están presuponiendo, como vamos a ver, que el omácic oquich· tli, "el hombre maduro", ha recibido el influjo de la educación náhuatl. "I xtlamachüiztl.i'': acción de dar sabiduría a los rostros ajenos

La figura del sabio náhuatl en su función de maestro, temachtiani: Maestro de la verdad, no deja de amonestar. Hace sabios los rostros ajenos, hace a los otros tomar una cara, los hace desarrollarla. Les abre los oídos, los ilumina. Es maestro de guías, les da su camino, de él uno depende. Pone un espejo delante de los otros, los hace cuerdos y cuidadosos, hace que en ellos aparezca una cara ... Gracias a él, la gente humaniza su querer, y recibe una estricta enseñanza. Hace fuertes los corazones, conforta a la gente, ayuda, remedia, a todos atiern1e. Entre los diversos atributos del temachtiani o maestro náhuatl, podemos distinguir claramente dos clases. Por una parte, aquellos que se refieren a "hacer que los educandos tomen un rostro, lo desarrollen, lo conozcan y lo hagan sabio". Por otra, los que nos lo muestran "humanizando el querer de la gente" (itech netlacaneco) y "haciendo fuertes los corazones".

El solo análisis lingüístico de cinco términos nahuas con que se describe en el texto ya citado la figura del maestro o temachtiani, constituirá el más elocuente comentario acerca de su misión dentro del mundo náhuatl.

Es el primero, teixcuitiani: "que-a-los-otros-una-cara-hace -tomar". Magnífico ejemplo de lo que hemos llamado "ingeniería lingüística náhuatl". Está compuesto de los siguientes elementos: el prefijo te-(a los otros); el semantema radical de ix-(tli: rostro) ; y la forma principia! cuitiani ("que hace tomar"). Reunidos estos elementos, teix-cuitiani significa a la letra (el que) "a-los-otros-un-rostro-hace··tomar".

El segundo término es te-ix-tlamachtia-ni: "que-a-los-ros-tros-de-los-otros-da-sabiduría". De nuevo indicamos los elementos que lo forman: te (a los otros) ; ix ( tli: rostro o ros-tros) ; tlamachtiani (el que hace sabios, o hace saber las cosas) . Reunidos los diversos semantemas, te-ix-tlamachtiani vale tanto como "el-que-hace-sabios-los-rostros-de-los-otros".

Tercer término, tetezcahuiani: "que-a-los-otros-un-espejo· pone delante". Compuesto de te (a los otros) ; tézcatl (espejo), palabra de la que se deriva tezcahuiani: "que espejea", o pone delante un espejo. La finalidad de esta acción claramente se indica al añadirse en el texto citado que obra así, para que se vuelvan "cuerdos y cuidadosos"'.

Cuarto término, netlacaneco (itech) : "gracias-a-él,-se-humaniza-el-querer-de-la-gente". Se aplica al maestro, diciendo que itech (gracias a él) ; ne (la gente), tlacaneco (es querida humanamente) . Este último término es· a su vez compuesto de neco (forma pasiva de nequi: "querer") y de tláca (ti), "hombre".

Quinto término: tlapolpachivita: "hace-fuertes-los-corazones". Compuesto de tia-prefijo de carácter indefinido que connota una relación con "las cosas o las circunstancias más variadas"; yól ( otl: corazón) ; pachivitia (hace fuertes).

Reunidos pues los diversos elementos: tla-yol-pachivitia signi-fica precisamente "con relación a las cosas, hace fuertes los corazones". Tal es el significado de estos cinco atributos del maestro náhuatl. En ellos se destaca, como en acción, el concepto de la educación náhuatl, que a continuación vamos a ver formu-lado con la máxima claridad en el siguiente texto, recogido por fray Andrés de Olmos. Al lado de una breve enumeración del carácter moral de la educación náhuatl se formula lo que constituía la raíz misma de su sentido y finalidad, "dar sabiduría a los rostros ajenos": Comenzaban a enseñarles: cómo han de vivir, cómo han de obedecer a las personas, cómo han de respetar las, cómo deben entregarse a lo conveniente, lo recto, y cómo han de evitar lo no-conveniente, lo no recto, huyendo con fuerza de la perversión y la avidez.

Todos allí recibían con insistencia: la acción que da sabiduría a los rostros ajenos (la educación) , la prudencia y la cordura. Difícil sería querer desentrañar aquí el sentido de todos los conceptos expresados en este texto. Pero, al menos sí hemos de analizar el pensamiento fundamental en el que se describe precisamente la concepción náhuatl de la educación. Después de indicarse en el texto varios de los temas que constituían el objeto de la educación entre los nahuas: "cómo han de vivir, cómo han de obedecer a las personas ... cómo deben entregarse a lo conveniente, lo recto" (criterio náhuatl de lo moral), pasa a formularse expresamente aquello que era la inspiración y e) meollo de lo que se impartía a los estudiantes: "todos allí recibían con insistencia, la acción que da sabiduría a los rostros ajenos", la ixtlamachiliztli náhuatl.

Un breve análisis lingüístico del término ixtlamachiliztli, nos revelará los matices de su significado. Se trata de un compuesto de los siguientes elementos: ix ( tli: al rostro, o a los rostros) y tlamachiliztli, sustantivo de sentido pasivo y de ac-ción aplicativa. Se deriva del verbo macho voz pasiva de ma-tli: "saber". En su forma terminada en -1-iztli, toma el sentido unas veces abstracto, y otras de acción que se aplica a alguien. Aquí, al anteponérsele el semantema radical de ix-tli, "rostro", obviamente se indica que se aplica precisamente a éste, como sujeto pasivo, la trasmisión de la sabiduría. Creemos, por consiguiente, apegarnos al sentido original del término ixtlama-chiliztli, al traducirlo como "acción de dar sabiduría a los rostros (ajenos) ". Visto el sentido de esta palabra, parece importante tocar ahora siquiera dos puntos que ayudarán a comprender mejor el alcance de este concepto náhuatl de la educación. Es el primero la gran resonancia que alcanzó esta idea en los más variados órdenes de la vida cultural de los nahuas. Muchos son los textos que pudieran aducirse para mostrar lo que estamos diciendo. Así, por ejemplo, cuando se describe la figura del sumo sacerdote que llevaba el título de Quetzal-cóatl, se afirma que una de las condiciones para llegar a tan elevada dignidad era precisamente poseer "un rostro sabio y un corazón firme".

Igualmente, significativo, es otro texto en el que al mostrarse el ideal del amantécatl, o artista de los trabajos de plumería, se dice ya en las primeras frases: El amantécatl, artista de las plumas: nada le falta: es dueño de un rostro y un corazón. Y finalmente para no alargar más esta serie de testimonios, transcribimos un texto en el que, hablando de los pochtecas o comerciantes, quienes, como se sabe, tenían que emprender largos y penosos viajes a lugares a veces tan distantes como el Xoconochco (Soconusco), se refiere que todo eso presuponía en ellos: Un rostro que sabe hacer que las cosas se logren ... y un corazón recto, un corazón respetuoso de Dios.

En resumen, volviendo a citar aquí las líneas más significativas, acerca del supremo ideal humano entre los nahuas, el "varón maduro", omácic oquichtli, debía poseer: Un corazón firme como la piedra, resistente como el tronco de un árbol ; un rostro sabio. Ser dueño de un rostro y un corazón. El modo de formar '~rostros sabios y corazones firmes" Es este el último punto que nos hemos propuesto tocar, para acabar de mostrar algo de lo más importante del pensamiento náhuatl acerca de la educación.

Existen entre los informes recogidos por Sahagún, varios textos que pudieran describirse como "los reglamentos", en los que se especifica qué es lo que se enseñaba a los jóvenes nahuas, y cómo se llevaba a cabo la formación de su "rostro y corazón". Ante la imposibilidad de dar y comentar aquí todos esos textos, sólo vamos a transcribir a continuación dos de los más significativos, lo suficientemente claros como para poder ser comprendidos sin una larga explicación. El primero, proveniente del Códice florentino, menciona, por una parte, toda una serie de prácticas exteriores como "ir a traer a cuestas la leña, barrer los patios, ir a buscar puntas de maguey", etc., dirigidas principalmente a desarrollar en los estudiantes el sentido de la obligación y responsabilidad, aun en el cumplimiento de quehaceres que pueden parecer de poca importancia. Así, se iba dando firmeza a la voluntad, o, como decían los nahuas "al corazón" de los educandos. Pero, la parte más interesante del texto y que es la que aquí transcribimos, presenta lo que constituía la enseñanza propiamente intelectual de los calmécac, dirigida a formar "rostros sabios"'. Se les enseñaban cuidadosamente los cantares, los que llamaban cantos divinos; se valían para esto de las pinturas de los códices. Les enseñaban también la cuenta de los días, el libro de los sueños y el libro de los años {los anales). Abarcaba por tanto esa "acción de dar sabiduría a los rostros ajenos" (ixtlamachiliztli), la trasmisión de los canta-res, especialmente de los llamados "divinos", donde se encerraba lo más elevado del pensamiento religioso y filosófico de los nahuas. Aprendían asimismo el manejo del tonalpo-hualli o "cuenta de los días"; la interpretación de los sueños y los mitos, así como los anales históricos, en los que se contenían, indicándose con precisión la fecha, la relación de los hechos pasados de más importancia. Y como un complemento de lo dicho en el texto citado, encontramos en uno de los huehuetlatolli recogidos por Olmos, otro testimonio de máxima importancia para acabar de conocer lo que constituía el núcleo de enseñanzas en los centros nahuas de educación, ahora principalmente en los telpochcalli: Cuando han comido comienzan otra vez a enseñarles: a unos cómo usar las armas, a otros cómo cazar, cómo hacer cautivos en la guerra, cómo han de tirar la cerbatana, o arrojar la piedra. Todos aprendían a usar el escudo, la macana, cómo lanzar el dardo y la flecha mediante la tiradera y el arco. También cómo se caza con la red y cómo se caza con cordeles. Otros eran enseñados en las variadas artes de los toltecas ... Así, mientras en los calmécac se ponía más empeño en la enseñanza de tipo intelectual, en los telpochcalli se preocupaban especialmente por lo que se refiere al desarrollo de las habilidades del joven para la guerra y la caza. Sin embargo, aun allí no se descuidaba la trasmisión de "las variadas artes de los toltecas". Conclusión Mucho es lo que pudiera añadirse, presentando en su integridad los varios "reglamentos" en náhuatl, principalmente de los calmécac, trasmitidos a Sahagún por sus informantes. Igualmente podrían estudiarse los varios discursos y exhortaciones de índole moral, que se repetían con frecuencia a los estudiantes.

Mientras en la época actual, por varias razones que no nos toca discutir aquí, existe en México una lamentable escasez de escuelas, que impide a muchos niños y jóvenes recibir los beneficios de la educación, en el mundo náhuatl prehispánico y aunque parezca sorprendente este hecho, sabemos por numerosos testimonios que no había un solo niño privado de la posibilidad de recibir esa "acción que da sabiduría a los rostros ajenos".

Y hablando en relación con esta práctica que obligaba a todos los padres de familia nahuas a atender la educación de sus hijos, factor indispensable para que pudieran ocupar su puesto dentro de la comunidad, nos dice fray Juan de Torquemada lo siguiente: "todos los padres en general tenían cui-dado, según se dice, de enviar a sus hijos a estas escuelas o generales (por lo menos), desde la edad de seis años hasta la de nueve, y eran obligados a ello ... Frente a este hecho que permitía a todo niño o joven náhuatl poder recibir la formación necesaria para hacer de sí mismo "un rostro sabio y un corazón firme", creemos que no hay mejor comentario con el que podamos concluir este ensayo, que citando las palabras de Jacques Soustelle en su libro La vida cotidiana de los aztecas:

Es admirable que en esa época y en ese continente un pueblo indígena de América haya practicado la educación obligatoria para todos y que no hubiera un solo niño mexicano del siglo XVI, cualquiera que fuese su origen social, que estuviera privado de escuela.





martes, 1 de octubre de 2019

México 68


La corrupción y el autoritarismo desencadenaron México 68. Quienes participaron en los 146 días que duró el movimiento estudiantil jamás lo olvidarán. El 2 de octubre sobrevino la masacre. La escritora mexicana Elena Poniatowska recuerda cómo la matanza de Tlatelolco encendió la llama de futuras luchas sociales



Elena Poniatowska (París, Francia, 1932) es autora de La noche de Tlatelolco: Testimonios de historia oral, De noche vienes, Fuente es el silencio, El tren pasa primero y La piel del cielo.

http://gaviotah.wordpress.com/2008/10/02/2-de-octubre-no-se-olvida/

http://arnulfo.wordpress.com/2011/10/01/tlatelolco/




2 de octubre

Selig sind die Vergesslichen: denn sie werden auch mit ihren Dummheiten „fertig“
Friedrich Nietzsche

Como secretario de Gobernación, Echeverría tuvo necesariamente que estar plenamente informado del plan utilizado para reprimir a los estudiantes: Responsable por omisión o por comisión de los sucesos del 2 de octubre de 1968, dice Julio Scherer García en su libro.



El líder estudiantil Raúl Álvarez Garín, autor de La estela de Tlatelolco. Una reconstrucción histórica del movimiento estudiantil del 68, escribe:

A estas alturas, la colección de señalamientos de carácter político incriminatorio de unos con respecto a otros, y después de tantos años, ya acumula un buen legajo y es bastante significativa: Echeverría responsabiliza a Díaz Ordaz de los sucesos de Tlatelolco; Norberto Aguirre. Palancares, Corona del Rosal, Rodolfo González Guevara y otros, responsabilizan a Echeverría; Alfonso Martínez Domínguez afirma que el 10 de junio lo planeó y ejecutó Echeverría, pero existen decenas de declaraciones que lo incriminan a él directamente.

Tantos años después, aún no se sabe de dónde partieron las órdenes. El presidente mexicano de aquellos momentos, Gustavo Díaz Ordaz, al parecer pidió la presencia militar en la plaza, pero fue el Comando Supremo de las Fuerzas Armadas quien ordenó el fuego. Todos los documentos de aquella matanza se quemaron o no aparecen. El presidente mexicano, Díaz Ordaz, ya murió; su sucesor, Echevarría, dice no saber nada. Sólo ciertos documentos de la CIA, el FBI, la Casa Blanca y el Pentágono, parecen arrojar algo de luz sobre el asunto:

  • El Pentágono había enviado durante 1968 a México expertos en luchas antisubversivas para enseñar a los militares mexicanos.
  • Hay documentos en los que Echevarría, Secretario de Gobernación durante el Gobierno de Díaz Ordaz, y sucesor en la Presidencia del mismo, indicó a la CIA que la situación se controlaría en poco tiempo.
  • Según la CIA, el Gobierno mexicano había arreglado con algunos de los lideres estudiantiles una falsa acusación por la que dirigentes políticos contrarios al Gobierno eran los que andaban detrás de las revueltas estudiantiles.


El grito ‘Batallón Olimpia no disparen’ es el grito del Olimpia al Ejército: ‘Somos el Batallón Olimpia, no nos disparen a nosotros’. Esto demuestra que no tenían ni siquiera un radio, ésa es la prueba de la falta de coordinación: grupos diferentes del Ejército que están comprometidos en una misma operación militar se comunican de distintas formas, pero nunca a gritos, eso sí resulta absolutamente aberrante.

El fotógrafo de Paris Match dice que se encontraba en el edificio Chihuahua, en el tercer piso, tirado en el suelo, rodeado de gente que tenía un guante blanco en la mano, y que estaban también tirados en el suelo. ¿Qué hacían los del Olimpia tirados en el suelo? Ellos eran los que llegaron a comenzar los disparos, ellos eran los armados. Estaban tirados en el suelo porque el Ejército vio los fogonazos y dijo: ¡Son los estudiantes quienes nos están disparando! Y respondieron al fuego, y fueron avanzando, disparando hacia arriba, no hacia la gente. Si el Ejército que tenía rodeada toda la plaza hubiera llegado disparándole a la gente,  no hubiéramos tenido 30 o 40 muertos, que son los que están en la estela que levantaron en uno de los aniversarios con el nombre de los muertos, o los 100 o 200 que se han dicho, hubiera sido ¡todo el mundo!

En ninguna de las actas las autoridades permitieron que se constatara la presencia del Batallón Olimpia. Pero, paradójicamente, el dato se les escapó en sus declaraciones a los militares que resultaron heridos. El teniente Sergio Alejandro Aguilar Lucero, del Batallón Olimpia, en el Hospital Militar, declaró: ‘Soy miembro del Batallón Olimpia que fue conformado para salvaguardar las instalaciones olímpicas, y nos dieron orden para venir hoy por la tarde del 2 de octubre. Vestidos de civil nos identificaron con un guante blanco en la mano izquierda’. Lo mismo dijo el capitán Ernesto Morales Soto.


Aún se desconoce la cifra exacta de los muertos y heridos. El gobierno mexicano manifestó en 1968 que fueron sólo 20 muertos, tres años más tarde, la escritora Elena Poniatowska, en su libro La noche de Tlatelolco publicó la entrevista de una madre que buscó entre los cadáveres a su hijo y reveló que por lo menos había contado 65 cadáveres en un solo lugar. Jorge Castañeda en su artículo “Los 68 del 68“, publicado el 30 de agosto de 2006 en el periódico Reforma escribió:

De acuerdo con el informe histórico, en la Plaza de las Tres Culturas murieron ―cabalísticamente― 68 estudiantes y un soldado…”. Y todo uso de la fuerza pública se empezó automáticamente a asimilar al 68, pero al 68 magnificado: al de los 500, no al de los 68. Todo uso de la fuerza se volvió una masacre en potencia…”


A las víctimas del 2 de octubre se les debe una reparación y a los responsables un castigo. La intolerancia, el autoritarismo, y la pasividad de la población, permitieron que se diera el trágico suceso de 1968, en Tlatelolco. A diferencia de otros países latinoamericanos que están saldando las cuentas de la represión durante la guerra fría, México sigue sin dilucidar la matanza de Tlatelolco.
La deuda está pendiente.




El 68


No había crítica ni censura. Por eso Carlos Monsiváis pudo escribir: “En 1968, el sistema presidencialista conoce su apogeo… Todo es gobierno y casi nada oposición”.

El movimiento de México 68 se inserto en un contexto mundial de luchas sociales surgidas y recreadas en las universidades al llegar a la juventud adulta los baby-boomers, en el periodo de bonanza económica por la Posguerra y en medio del encuadre ideológico de la guerra fría. 50 años después nos encontramos en una mayor crisis en la que el despertar de una conciencia social es la única esperanza.

El año de 1968 fue de rebeldía en todo el mundo, no solamente en México. La década de los sesenta fue una revolución cultural y política en los Estados Unidos, Francia, Alemania, Checoslovaquia; tanto en el mundo capitalista como al interior del llamado bloque socialista. Y en esa revolución fueron los jóvenes (la etapa más revolucionaria y transformadora de la vida) los que comenzaron a echar abajo el pensamiento y comportamiento tradicional. Sartre y su existencialismo, el Che y su humanismo, China y su maoísmo, Bakunin y su anarquismo y el filósofo crítico Marcuse, se convirtieron en iconos de los jóvenes. “Prohibido prohibir” significó la plena libertad que iba unida a la “conciencia de la necesidad” de Marx.

Aquel año se celebraba la Olimpiada de México 1968, pero la inquietud internacional iba en aumento: se vivían los peores momentos de la Guerra de Vietnam, pocos meses antes había ocurrido la trágica Primavera de Praga, cuando los tanques soviéticos entraron en la capital checa; en París, los estudiantes se habían levantado, el racismo en Sudáfrica alcanzaba su apogeo, y México vivía una fuerte inestabilidad interna producto de las malas condiciones económicas que atravesaban. El 27 de agosto de aquel año, más de 200.000 estudiantes marchaban por el centro de Ciudad de México, y se instalaron en el Zócalo, una plaza central del Distrito Federal.

Durante más de un año vivimos el fervor de los preparativos a los Juegos Olímpicos, la construcción de estadios, las villas olímpicas, la olimpiada cultural a la que asistirían los grandes poetas del mundo, entre otros, nuestro embajador en la India, Octavio Paz. ¡Deslumbraríamos al mundo entero! México era el primer país de América Latina seleccionado para los Olímpicos. Gracias a ese reconocimiento, accedíamos al primer mundo, pero los estudiantes “anti-patriotas” gritaban: “No queremos olimpiadas, queremos revolución”. El gobierno se molestó mucho por que los estudiantes fueran a buscar a los corresponsales de los periódicos extranjeros que habían venido a cubrir los Juegos Olímpicos en México (que empezaron solo 10 días después de la matanza). Los jóvenes les enseñaron a los corresponsales que había otro México, no solo el país moderno y vanguardista que se quería proyectar al extranjero. El gobierno, que orgullosamente iba a ser el primer país de América Latina escogido para realizar las olimpiadas y había gastado mucho dinero en ellas, consideraba que los estudiantes eran una bola de revoltosos que no tenía ni idea de cómo estaban perjudicando al país. Los que apoyaban a los jóvenes eran solo un sector de la población. México, después del 2 de octubre, se sentó frente a la televisión para ver los Juegos olímpicos.

Por su parte, los estudiantes forjaban un movimiento festivo cada vez más popular ya que 300.000 personas acudieron por primera vez desde la Revolución Mexicana a una marcha sin precedente: la manifestación del silencio.

Quienes participaron en los 146 días que duró el movimiento estudiantil jamás lo olvidarán. El gran novelista José Revueltas lo llamó con mucha razón “enloquecido movimiento de pureza.”



Los testimonios empezaban de la misma manera. Que se vieron tres luces de bengala verdes y a partir de ahí comenzó la balacera en contra de los estudiantes indefensos. Dicen que había hombres que tenían un guante o un pañuelo blanco en la mano que se comunicaban entre sí y que ellos eran los que disparaban. Al día siguiente los periódicos y las televisiones no dijeron nada.

Los hombres de guante blanco


Los testimonios de muchos estudiantes se referían a las personas que llevaban un guante blanco en la mano izquierda; también hay testimonios de periodistas extranjeros que denunciaron que fueron los hombres con guante blanco los que empezaron a disparar a los estudiantes y los que en medio de la confusión del tiroteo los secuestraron por unas horas en varios departamentos del edificio Chihuahua, donde les confiscaron los rollos fotográficos y las grabadoras.

Carlos Monsiváis narra importantes detalles del mitin en la Plaza de las Tres Culturas:

El acto transcurre un tanto somnoliento aunque emotivo. Parte de la prensa, los oradores y la dirigencia del CNH están en el lugar que sustituye al templete, el tercer piso del edificio Chihuahua. Se reclama el diálogo, menospreciado por el gobierno que nada más admite la rendición. Se nota un ir y venir de personas ‘no identificadas’ o identificadas como sospechosos, con un pañuelo o un guante blanco en la mano izquierda. Se concentran en escaleras, pasillos y entradas del Chihuahua. A las seis y diez de la tarde, se disparan desde un helicóptero dos luces verdes de bengala. Casi de inmediato, sin otro aviso que el ruiderío de las botas, sin prevenir o intentar un diálogo, entran miles de soldados…

No hay testimonios de ‘los francotiradores de la población civil’, salvo cinco o seis aventureros que nada significaron con sus pistolillas. Lo otro, lo de la provocación oficial, es avasallador. El fuego es incontenible, con la intervención de ametralladoras y armas de alto poder. Se cierra la Plaza, el Batallón Olimpia detiene a quienes están en el Chihuahua. La gente se tira al suelo, los que pueden huyen, los periodistas se identifican para salvarse; a un fotógrafo, un soldado le traspasa la mano con una bayoneta. Se llama a gritos a los amigos y los familiares, el llanto se generaliza, la histeria y la agonía se confunden. Mueren niños, mujeres, jóvenes, ancianos. El grito coral que exhibe la provocación se multiplica: ‘¡Batallón Olimpia; no disparen!’ Los policías y los soldados destruyen puertas y muebles de los departamentos mientras detienen a los jóvenes; a los detenidos en el tercer piso se les desnuda, maniata y golpea; a 2 mil personas se les traslada de la Plaza de las Tres Culturas a las cárceles. Queda claro: la provocación no es ajena al plan de aplastamiento, está en su centro.

Varios periodistas extranjeros, entrevistados en 1998 por la corresponsal en París Anne Marie Mergier, para una edición especial de Proceso, narraron cómo vivieron la presencia de esos hombres con guante blanco.

John Rodda, enviado especial de The Guardian, relató: No entendía quiénes eran esos individuos. No se me ocurrió que podían ser policías o militares o agentes secretos….
Añade: Los tipos con guantes blancos entraban y salían. De vez en cuando se llevaban a un mexicano. Había una gritería espantosa en las escaleras. Fue realmente en ese momento cuando entendí que se trataba de policías.

Charles Courrière, fotógrafo de Paris Match, también estaba en el edificio Chihuahua, donde decidió tirarse al suelo para protegerse. No se decidía a levantarse por temor: Y cuando lo hice me quedé estupefacto: Todos los tipos que estaban como yo, tirados en el suelo, tenían un guante blanco en la mano izquierda y una pistola en la derecha. Como hablo español, le dije al que estaba a mi lado: ‘Soy periodista, soy francés’. Me miró y me preguntó: ‘¿No tiene un pañuelo blanco?’ Por supuesto, no tenía. Entonces sacó uno de su bolsillo y me dijo: ‘Póngaselo alrededor de la mano izquierda. Ésa es una señal’ ¿Una señal de qué? —le pregunté—. No me habló más. Me puse el pañuelo y bruscamente comprendí lo que sucedía. Estaba metido entre puros policías. Estaba tirado en una alfombra de policías. Pensé enseguida en las fotos que había estado tomando. Supe que si salía vivo de ese mierdero iba a tener problemas con ellos.

A Courrière se lo llevaron dos hombres con guante blanco a un departamento y en el baño le ordenaron que se desnudara. Le confiscaron todos los rollos.

Fernando Choisel, de la radioemisora Europa Uno, cuenta que en medio del ruido de las ametralladoras algo le llamó la atención: ¿Y qué fue lo que vi en medio de todo esto? Pues a unos tipos vestidos como estudiantes, pero no lo suficientemente jóvenes para ser estudiantes, que se ponen un guante blanco en la mano izquierda y sacan pistolas… Creí que estaba alucinando. Pero me descontrolé aún más cuando los vi disparar hacia abajo, sobre la gente. No entendía si se trataba de un grupo de autodefensa estudiantil que disparaba contra los policías, o policías vestidos de civil que disparaban contra los estudiantes. Cerca de mí se encontraba un periodista mexicano. Le pregunté si esos tipos eran estudiantes. Me dijo que no, que eran policías. Entonces pensé: ‘¡En la madre! La policía tiene al movimiento totalmente infiltrado ¡Va a ser horrible!’.

Al igual que a los otros periodistas, los hombres del guante blanco se lo llevaron a un departamento para liberarlo a las pocas horas.

Sócrates Amado Campos Lemus


Sócrates Amado Campos Lemus— tenía apenas 22 años en 1968, sin embargo ya había pasado por diferentes organizaciones políticas; por ejemplo, la Juventud Comunista. Fue la cara del Instituto Politécnico Nacional (IPN) en el movimiento estudiantil en aquellos años. El 2 de octubre, en la Plaza de las Tres Culturas, Campos Lemus sería recordado porque, cuando una bengala roja iluminó el firmamento, él tomó un micrófono y gritó: “¡No corran, compañeros! ¡Es una provocación!”, un acto por el que lo critican hasta el día de hoy. Al segundo siguiente comenzaron a escucharse los primeros tiros.

El Batallón Olimpia detuvo a Campos Lemus en el Edificio Chihuahua; fue torturado en el campo militar, donde proporcionó nombres y datos acerca de los líderes del Consejo Nacional de Huelga (CNH). En una declaración, publicada el 6 de octubre de 1968 en la prensa, afirmó que el movimiento estudiantil disponía de “columnas armadas de seguridad”, lo que le valió ser llamado “mentiroso y delator”, cargos que ha rechazado siempre. En 1969 firmó una carta —en la que habla del “alto sentido patriótico y grandeza de alma” del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, e incluso le ofreció, a cambio de su libertad, participar en “un acto público de desagravio y solidaridad con usted, en unión de todos nuestros compañeros”.

Estuvo encarcelado en Lecumberri hasta 1971. Tiempo después, colaboró en el gobierno de Luis Echeverría coordinando el Plan Huicot; además fungió como delegado del FONAFE en Zacatecas, tiempo después dirigió la Casa de Artesanías del Estado de Hidalgo.

Según testimonios de ex integrantes del Consejo Nacional de Huelga, Campos Lemus identificó a los estudiantes presos en el Campo Militar Número Uno después de la matanza del 2 de octubre, ya que formaba parte de una estrategia de represión organizada por el gobierno mexicano y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos. Campos Lemus habría formado parte de un plan de “represión preventiva”, según uno de los dirigentes del movimiento estudiantil y preso político de 1968 a 1971, Gilberto Guevara Niebla, de acuerdo con datos de La Jornada.

Aunque de manera indirecta, muchos de los actores en aquel octubre del 68 estaban vinculados con la CIA, dice Guevara Niebla, quien señala como evidencia “el comportamiento de algunos líderes extrañamente radicalizados”. La relación entre gente como Campos Lemus y la agencia estadounidense de inteligencia podía ser a través de grupos como la Dirección Federal de Seguridad (DFS).

Guevara Niebla señala que el movimiento estudiantil era pacífico, pero algunos líderes tomar posiciones extremistas sin explicación aparente. No solo Campos Lemus (quien ostentaba ser sobrino del general Alfonso Corona del Rosal), también Sóstenes Torrecillas, Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, personajes ligados al priismo, se hicieron más radicales. Para Guevara Niebla, las claves de la ruina del movimiento estudiantil están en la súbita cerrazón de ciertos líderes.

A Campos Lemus se le señala como provocador: en el mitin del 27 de agosto de 1968, frente a Palacio Nacional, el entonces pasante de la Escuela Superior de Economía le propuso a cientos de miles de personas citar a Díaz Ordaz en la Plaza de la Constitución para llevar a cabo un diálogo con el entonces presidente Gustavo Días Ordaz.

Campos Lemus fue director ejecutivo de la Dirección General de Comunicación Social de la Procuraduría General de la República, donde se desempeño como asesor en materia de comunicación social del procurador general de la República, Rafael Macedo de la Concha, cargo qe tuvo que dejar tras la difusión de una fotografía en la que aparece departiendo en una comida con los narcotraficantes y miembros del cártel del Golfo Juan García Abrego y Juan N. Guerra.

Gilberto Guevara Niebla, uno de los dirigentes del movimiento estudiantil y preso político de 1968 a 1971 le dijo a La Jornada (02/05/2002) que existen numerosos elementos que apuntan a la participación de la CIA en la elaboración de una estrategia de "represión preventiva" que derivó en la masacre del 2 de octubre. "Muchos de los actores que la instrumentaron estaban vinculados con la agencia, al menos indirectamente", cita el ex activista.

Miguel Nassar Haro


Aficionado a torturar a los detenidos que tenían la desgracia de caer en sus manos, distinguido organizador y dirigente de organismos policíacos y paramilitares al margen de la ley, destacado informante de la CIA, implacable perseguidor de militantes de la izquierda mexicana y centroamericana, oficial del Ejército sin haber sido militar y confabulado con individuos como Fernando Gutiérrez Barrios y Francisco Quirós Hermosillo, Nazar Haro fue uno de los constructores, bajo la tutoría del imperialismo norteamericano, del sistema de seguridad política de los gobiernos priístas, asentado en la infiltración de organizaciones obreras, campesinas, estudiantiles y populares, la vigilancia de las agrupaciones de oposición, la provocación en el seno de los partidos anticapitalistas y grupos guerrilleros, y la represión selectiva de dirigentes, cuadros y militantes de izquierda.

Comenzó su labor de espía y provocador en 1949, al ingresar al Servicio Secreto. En 1952, durante la campaña presidencial, logró penetrar en las filas de la Federación de Partidos del Pueblo que sostenía la candidatura del general Miguel Henríquez Guzmán. El gobierno de Miguel Alemán desarrolló una brutal represión contra el henriquismo.

Por su participación en la violencia antihenriquista, tuvo que abandonar el territorio nacional e internarse en la Unión Americana. Tras cuatro años en el extranjero, regresó a México y se incorporó en 1960 a la erostráticamente célebre Dirección Federal de Seguridad, policía política del régimen priísta. Cumplió diversas tareas vinculadas a la seguridad y el espionaje. Partió a Washington, EU, como becario de la Academia Internacional de Policía, donde lo educaron en el anticomunismo de la guerra fría, especializándose en contrainsurgencia y “grupos subversivos”. En 1966, ya en el país y con un adoctrinamiento ideológico por la CIA y demás servicios de espionaje imperialista, se dedicó a tareas de “inteligencia”, infiltración de confidentes en la oposición y creación de redes de informantes. De julio a diciembre de 1968 logró colocar provocadores y confidentes en el movimiento estudiantil-popular.


Abierto por primera vez a policías y detenidos civiles en 1968, el Campo Militar Número 1 se convirtió en el centro coordinador del Ejército con las corporaciones policiacas en el combate contra los “subversivos”. Ahí vio la luz y ahí tuvo su sede la Brigada Blanca, una especie de escuadrón de la muerte formado por militares y por elementos selectos de diversos cuerpos policiacos estatales y federales. La Brigada Blanca actuó como un organismo paramilitar sin más regla ni freno que los que imponía el criterio de sus jefes. En esta guerra sucia tuvo un papel preponderante la Dirección Federal de Seguridad, una dependencia de la Secretaría de Gobernación creada para la información y protección del presidente de la República, que se convirtió en instrumento de investigación, primero, y de represión después.

La Federal de Seguridad era la policía política que todo régimen autoritario necesita y le tocó cumplir una función casi tan importante como la del Ejército. Sus agentes y comandantes participaron en la cacería de activistas del 68 y luego, en todo el país, de miembros de las guerrillas, de los sospechosos de serlo, de sus amigos, de sus familiares. A la cabeza de esta persecución estuvo, de forma destacada, uno de los policías políticos más temidos de la segunda mitad del siglo XX mexicano: Miguel Nazar Haro.

Miguel Nazar Haro fue pieza clave en la guerra sucia mexicana. Se preparó en la Escuela de las Américas, en la Zona del Canal de Panamá, en la cual el Pentágono había entrenado a generaciones completas de miembros de las fuerzas de seguridad de los países latinoamericanos. Ahí estudió Nazar cursos de antiguerrilla y dio forma a su segunda gran vocación: el anticomunismo, que marcó su trayectoria dentro de la DFS como agente, comandante, subdirector y director. Y, en particular, se interesó en profundizar sobre la penetración del comunismo en Centroamérica. Años más tarde, esta especialización lo ayudó a convertirse en un contacto indispensable para las oficinas del FBI y de la CIA en México.

Miguel Nassar Haro fue convertido por el régimen foxista en el símbolo de la impunidad, el abuso de poder y al autoritarismo de las administración del PRI. En diciembre de 2003 fue girada una orden de aprehensión en contra del ex director de la DFS, dos meses más tarde, en febrero de 2004 Nassar Haro fue detenido y recluido en el penal de Topo Chico, en Nuevo León.

Su profundo sentido de omnipotencia y frialdad, sus rasgos paranoides y su tendencia a manipular lo llevaron a justificar la actuación violenta que lo caracterizó como uno de los de más temidos represores durante la guerra sucia en México. La tortura, secuestro y desaparición forzada de personas que pesaron sobre él a su paso por la desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS) y de la organización paramilitar Brigada Blanca las pudo superar no sólo por su “coeficiente intelectual superior al promedio” –según su perfil criminológico– sino por la protección que recibió de los “gobiernos del cambio y del combate a la delincuencia” del PAN.

Con la creación de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, en 2005, Nassar Haro volvió a verse envuelto en otra serie de acusaciones como presunto responsable de la desaparición de seis integrantes de la Brigada Campesina de los Lacandones, ocurrida en noviembre de 1974, un año antes de que entrara en funciones la Brigada Blanca, que acabó de operar en 1983, poco después de que Nassar dejó la DFS .

La DFS fue cerrada en 1985 por el entonces presidente Miguel de la Madrid. Esto, tras el secuestro y asesinato de Enrique Camarena Salazar, elemento de la Agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés), en febrero de ese año, quien investigaba al narcotráfico en México. La DFS fue acusada de proteger al Cártel de Guadalajara, liderada por Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Carrillo, y Miguel Ángel Félix Gallardo, todos señalados por Washington como los autores de la muerte de Camarena, y quienes fueron arrestados subsecuentemente.

Para cuando la DFS desapareció ya no era secreto que había sido un instrumento del Estado para aniquilar a quienes consideraba sus enemigos políticos. La guerra emprendida principalmente contra grupos comunistas y guerrilleros tuvo su ápice en la década de los 70. La llamada “guerra sucia” fue una cacería del gobierno que dejó 532 desapariciones, según datos de la CNDH.


Cuentan que Miguel Nassar recibía a diario distintas y deliciosas viandas, que eran tantas, que tenía que repartir entre los internos del penal. Después de un tiempo en Topo Chico, Nassar obtuvo el beneficio de prisión domiciliaria y fue traído al DF, donde  murió a la edad de 87 años, víctima de cáncer en el estómago.

Según el libro Our Man in Mexico, la ciudad de México fue durante los sesentas y setentas, los años álgidos de la guerra fría, una de las plazas más importantes de la CIA, la más grande del hemisferio occidental, y el jefe de plaza, Winston McKinley Scott, un centro de poder en México.

Antes de la muerte de Nazar, Jefferson Morley y Michael Scott lo entrevistaron para el libro Nuestro hombre en México. En la entrevista, Nazar ya no solo negó su relación con la CIA, sino que describió "su estrecha relación de trabajo y amistad con el [jefe de la estación de la CIA en la Ciudad de México] entre 1960 y 1971." Como resultado de su papel en la policía de México y las fuerzas de inteligencia, estaba en una posición privilegiada para proporcionar información al gobierno de los Estados Unidos, o no. Cuando el Comité Selecto de Asesinatos de la Cámara de Representantes entrevistó a Nazar sobre el misterioso tiempo de Lee Harvey Oswald en la Ciudad de México, parece que los rechazó y los alentó a centrar su investigación en el tiempo después de que Oswald había sido arrestado. Esto es especialmente significativo porque fue un informe de Nazar que proporcionó a la CIA algo de su inteligencia sobre las actividades y contactos de Oswald en la Ciudad de México.

Cuando el maestro de espionaje mexicano Miguel Nazar Haro fue implicado en un anillo de robo de automóviles que operaba tanto en Estados Unidos como en México, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) se movió para evitar el enjuiciamiento de uno de sus activos más valiosos. Sin embargo, como reveló la investigación, la red de corrupción que rodea a Nazar, el jefe de la Dirección de Seguridad Federal (DFS), se relacionó con algo más que un gran robo de automóviles, con vínculos con el narcotráfico, la tortura y desaparición de numerosos disidentes, y en el asesinato del agente de la DEA Enrique "Kiki" Camarena Salazar.


Washington y la política de las drogas

Peter Dale Scott

Aquellos que luchan por resolver los problemas de drogas de Estados Unidos están acostumbrados a hablar de soluciones del "lado de la demanda" y del "lado de la oferta". Este lenguaje refleja una perspectiva burocrática: tiende a proyectar el problema y enfoca las supuestas "soluciones" a otros, a menudo a poblaciones remotas y privadas. Por el lado de la oferta, los programas de erradicación están diseñados para las montañas de Birmania o los Andes. Por el lado de la demanda, se asignan fondos crecientes para el arresto y el encarcelamiento (y con menos frecuencia, el tratamiento) de los toxicómanos, a menudo étnicos y de los centros urbanos.

Sin embargo, cada vez más, los investigadores se están dando cuenta de un tercer aspecto del problema: las conexiones protegidas de drogas de inteligencia. Dentro de la propia burocracia gubernamental de Estados Unidos, Las agencias de inteligencia y los elementos especiales de guerra han explotado recurrentemente a los narcotraficantes y sus corruptos aliados políticos para operaciones anticomunistas y subversivas, a menudo pero no siempre encubiertas, en otras partes del mundo. La historia sugiere que este tercer aspecto del problema de las drogas, la conexión protegida de inteligencia y drogas, o lo que yo llamo simbiosis entre el gobierno y las drogas, ha sido responsable de los mayores cambios en los patrones y el nivel del tráfico de drogas.

Es importante destacar que la simbiosis de drogas de la CIA no es anómala, sino paradigmática de la forma en que Estados Unidos está consolidando su poder y sus aliados en partes del Tercer Mundo donde las drogas son parte del poder político de facto. estructura. En nombre de la ley y la libertad, se han hecho alianzas durante décadas con delincuentes y dictadores. Ahora, en nombre de la lucha contra las drogas, los fondos estadounidenses se canalizan a aquellos cuyo destino político se alía con el de los narcotraficantes. Estos fondos, paradójicamente, fortalecerán el estatus tanto de estos traficantes como de los sistemas sociales en los que forman un elemento constitutivo.

En México, por ejemplo, los aliados gubernamentales más cercanos de la CIA estuvieron durante años en el DFS o en la Dirección Federal de Seguridad, cuyas insignias, entregadas a los narcotraficantes mexicanos de alto nivel, han sido etiquetadas por los agentes de la DEA como una "licencia virtual para tráfico ". La CIA en el DFS se hizo tan dominante que parte de su inteligencia, según el famoso periodista mexicano Manuel Buendía, solo fue vista por los ojos estadounidenses.

El Cártel de Guadalajara, la red de narcotráfico más poderosa de México a principios de la década de 1980, prosperó en gran medida porque disfrutaba de la protección del DFS, bajo su jefe Miguel Nassar (o Nazar) Haro, un activo de la CIA. En estas circunstancias, no sorprende que los miembros del Cartel de Guadalajara se hayan destacado entre los partidarios del narcotráfico de la operación Contra de la CIA.


Referencias


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