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lunes, 20 de febrero de 2012

mito del origen de los mexica

En un cierto tiempo que ya nadie puede contar,
del que ya nadie puede ahora bien acordarse,
quienes aquí vinieron a sembrar
a los abuelos, a las abuelas,
éstos, se dice,
llegaron, vinieron,
siguieron el camino,
vinieron a barrerlo,
vinieron a terminarlo,
vinieron a gobernar aquí en esta tierra,
que con un solo nombre es mencionada,
como si se hubiera hecho esto en un mundo pequeño.

Por el agua en sus barcas vinieron,
en muchos grupos,
y allí arribaron a la orilla del agua,
a la costa del norte,
y allí donde fueron quedando sus barcas,
se llama Panutla,
quiere decir, por donde se pasa encima del agua,
ahora se dice Pantla (Pánuco).

En seguida siguieron la orilla del agua,
iban buscando los montes,
los montes blancos,
y los montes que humean;
algunos se acercaron a Quauhtemallan.

Además no iban por su propio gusto,
sino que sus sacerdotes los guiaban,
y les iba hablando su dios.

Después vinieron,
allá llegaron,
al lugar que se llama Tamoanchan,
que quiere decir "nosotros buscamos nuestra casa,"
y allí permanecieron algún tiempo.

Los que allí estaban eran los sabios
los llamados poseedores de los libros de pinturas,
pero no permanecieron mucho tiempo,
los sabios luego se fueron,
una vez más entraron en sus barcas
y se llevaron la tinta negra y roja,
los códices y las pinturas,
se llevaron todas las artes, la tolecáyotl,
la música de las flautas.
Y cuando estaban a punto de partir,
convocaron a todos los que iban a dejar,
les dijeron:
Dice el señor nuestro,
Tloque Nahuaque, el dueño del cerca y del junto,
el que es Noche y Viento,
aquí habréis de vivir,
aquí os hemos venido a sembrar,
esta tierra os ha dado el señor nuestro,
es vuestro merecimiento, vuestro don.
Ahora lentamente se va más allá
el señor nuestro, Tloque Nahuaque.

Y ahora también nosotros nos vamos,
porque lo acompañamos
a donde él va,
el Señor, Noche, Viento,
el Señor nuestro, Tloque Nahuaque,
porque se va,
pero habrá de volver,
volverá a aparecer,
vendrá a visitarnos,
cuando esté para terminar su camino la tierra,
cuando sea ya el fin de la tierra,
cuando esté para acabarse,
él saldrá para ponerle fin.
Pero vosotros aquí habréis de vivir,
aquí guardaréis vuestro don, vuestro favor,
lo que aquí hay, lo que aquí brota,
lo que se encuentra en la tierra,
lo que hizo merecimiento vuestro
aquel a quien habéis seguido.

Y ahora ya nos vamos,
le seguimos,
a donde él va.

En seguida se fueron los portadores de los dioses,
los que llevaban a cuestas los envoltorios,
dicen que les iba hablando su dios.
Y cuando se fueron,
se dirigieron hacia el rumbo del rostro del sol,
se llevaron la tinta negra y roja,
los códices y las pinturas,
se llevaron la toltecayotl,
todo se lo llevaron,
los libros de cantos y las flautas.

Pero se quedaron
cuatro viejos sabios,
el nombre de uno era Oxomoco,
el de otro Cipactónal,
los otros se lamman Tlaltetecuin y Xochicahuaca.

Y cuando se habían marchado los sabios,
se llamaron y reunieron
los cuatro ancianos y dijeron:
¿Brillará el Sol, amanecerá?
¿Cómo vivirán,
cómo se establecerán los macehuales (el pueblo)?
Porque se ha ido, porque se han llevado
la tinta negra y roja (los códices)
¿Cómo existirán los macehuales?
¿Cómo permanecerá la tierra, la ciudad?
¿Cómo habrá estabilidad?
¿Qué es lo que va a gobernarnos?
¿Qué es lo que nos guiará?
¿Qué es lo que nos mostrará el camino?
¿Cuál será nuestra norma?
¿Cuál será nuestra medida?
¿Cuál será el dechado?
¿De dónde habrá que partir?
¿Qué podrá llegar a ser la tea y la luz?

Entonces inventaron la cuenta de los destinos,
los anales y la cuenta de los años,
el libro de los sueños,
lo ordenaron como se ha guardado
y como se ha seguido
el tiempo que duró
el señorío de los toltecas,
el señorío de los tepanecas,
el señorío de los mexicas,
y todos los señoríos chichimecas.

RELACIÓN DEL ORIGEN DE LOS indios que habitaban esta Nueva España SEGÚN SUS HISTORIAS.


Crónica mexicana
escrita por d. Hernando Alvarado Tezozomoc hacia el año de MDCXCVIII.
Anotada por el Sr. Lic. d. Manuel Orozco y Berra, y precedida del Códice Ramirez, manuscrito del siglo XVI intitulado: Relacion del origen de los Indios que habitan esta Nueva España segun sus historias. Y de un examen de ambas obras, al cual va anexo un estudio de cronologia mexicana por el mismo Sr. Orozco y. Berra. José M. Vigil, editor.

fragmento sobre el mito del origen


Los indios desta nueva España según la común relación de las historias dellos proceden de dos naciones diferentes: la una dellas llaman Nahuatlaca que quiere decir gente que se explica y habla claro á diferencia de la segunda nación porque entonces era muy salvaje y bárbara, solo se ocupaban en andar á caza, los nahuatlacales pusieron por nombre chichimeca, que significa cazadora, y que vive de aquel oficio agreste y campesino y por otro nombre les llaman otomíes, el nombre primero les impusieron porque todos ellos habitaban en los riscos y más ásperos lugares de las montañas, donde vivian bestialmente, sin ninguna policía, desnudos en cueros. Toda la vida se les iba en cazar venados, liebres, conejos, comadrejas, topos, gatos monteses, pájaros, culebras, lagartijas, ratones, langostas, gusanos, con lo cual y con yerbas y raízes se sustentaban. En la caza estaban bien diestros y tan cobdiciosos della que á trueque de matar una culebra ó cualquiera otra sabandija se estaban todo el dia en cuclillas hechos un ovillo tras una mata acechándola sin cuidado de coger, ni sembrar, ni cultivar. Dormían por los montes en las cuevas, y entre las matas, y las mujeres iban con sus maridos á los mismos ejercicios de caza dejando los hijuelos colgados de una rama de un árbol, metidos en una cestilla de juncos bien hartos de leche hasta que volvían con la caza. Eran muy pocos y tan apartados que no tenian entre sí alguna conversación, ni trato, ni conoscian, ni tenian superior, ni adoraban dioses algunos, ni tenían ritos de ningún género, colamente se andaban cazando sin otra consideración alguna, viviendo cada qual por como queda referido. Estos chichimecas son los naturales desta tierra, que por ser pocos y vivir en las cumbres de los montes estaban todos los llanos y mejores sitios desocupados, los quales hallaron los Nahuatlaca viniendo de otra tierra hacia el norte, donde airora se han descubierto un reino que llaman el nuevo México. En esta tierra, están dos provincias, la una llamada Aztlan, que quiere decir lugar de garzas, y la otra se dicen Teucuihuacan, que quiere decir tierra de los que tienen abuelos divinos, en cuyo districto están siete cuevas de donde salieron siete caudillos de los Nahuatlaca, que poblaron esta nueva España, según tienen por antigua tradición y pinturas.

Y es de advertir que aunque dicen que salieron de siete cuevas no es porque habitaban en ellas, pues tenian sus casas y sementeras con mucho orden y policía de República, sus dioses, ritos y ceremonias por ser gente muy politica como se echa 'bien de ver en el modo y traza de los de nuevo México de donde ellos vinieron, que son muy conformes en todo. Usase en aquellas provincias de tener cada linaje su sitio y lugar conocido: el que señalaban en una cueva diziendo la cueva de tal y tal linaje, 6 descendencia como en España se dice: la casa de los Vélaseos, de los Mendozas, etc. (1)

Salieron pues los Nahuatlaca de los siete solares y cuevas el año del Señor de ochocientos y veinte, tardaron en llegar á esta tierra mas de ochenta años.

La causa fué porque venían explorando la tierra, buscando las señas de la que sus dioses ídolos les mandaban poblar por cuya persuasión salieron de su Patria. Y assí según iban hallando buenos sitios los iban poblando, sembrando y cogiendo sementeras, y como iban descubriendo mejores lugares, iban desamparando los que hablan poblado, dejando entre ellos solamente á los viejos y enfermos, y gente cansada, y assí quedaban poblados aquellos sitios y lugares quedando en ellos muy buenos edificios, que hoy en dia se hallan las ruinas, y rastros dellos por el camine que trajeron, y esta fué la ocasión de tanta dilación en un viaje que en un mes se puede andar, Y assí llegaron á este lugar de la nueva España en el año de novecientos y dos.

Los primeros que salieron de las cuevas fueron seis linajes, conviene á saber, los Xuchimilcas,. que quiere decir gentes de las sementeras de flores; de Xuchitl que es flor, y milli que es sementera se compone Xuchimilli, que signica sementera de flores, y de aquí se dice el nombre Xuchimilca, que quiere decir poseedores de las sementeras de flores. El segundo linaje es el de los Chalcas, que quiere decir geiite de las bocas, porque Challi significa un hueco á manera de boca, y assí lo hueco de la boca llaman Camachalli, que se compone de camac, que quiere decir la boca, y de challi, que es lo hueco, y de este nombre Challi, y esta partícula, ca, se compone Cholea, que significa los poseedores de las bocas.


El tercero linaje es el de los Tepanecas que quiere decir la gente de la 'puente, ó pasadizo de piedra', derívase su nombre de Tepanohuayan, que quiere decir puente de piedra, el qual compuesto tetl que es piedra panohua que es vadear el agua y así dicen y desta partícula yan que denota lugar: destas tres cosas Tepanohuayan. Y deste nombre toman el tepano convirtiendo la ó en é, y añaden el ca y dicen Tepaneca.

El cuarto linaje es el de los Culhuas, que quiere decir gente de la tortura ó corva porque en la tierrade donde vinieron está un cerro con la punta encorvada: compónese de coltic que significa cosa corva y desta particuala hua, que denotíí possesion: y assí dicen Culhuas.

El quinto linaje es el de los Tlalhuicas, deriyase su nombre de Tlalhuic que significa hdzia la tierra, compónese de Tlalli, que es tierra, y desta partícula huic, que quiere decir hdzia, y toman este nombre Tlahuic y le añaden esta partícula ca y componen Tlalhuica que significa gente de hdzia la tierra.

El sexto linaje es el de los Tlaxcaltecas que quiere decir la gente del pan, compónese de Tlaxcalli que es pan, y desta partícula tecatl, y dicen Tlaxcalteca.

Todos estos nombres y dictados son tomados de sus antepasados, unos derivítdos de sus lugares, otros dé sus caudillos, . y otros de sus dioses, y ésta es la costumbre que estos indios tenían en imponer sus nombres. — Heme detenido en explicar las etimologías destos porque adelante se han de repetir muchas veces, y porque en muchos nombres que en el progreso desta historia se han de ofrecer, no se dirán las etimologías tan por menudo, porque estas bastan para entender el modo de todas ellas, que ponerlas todas desta
manera seria gran prolijidad.

Estos seis linajes referidos no salieron todos juntos ni todos en un año, sino unos primero y otros después, y assí sucesivamente iban saliendo de sus tierras dejando sus solares ó cuevas. El primer tribu que salió fué el de los Xochimilcas, luego siguió el de los Chalcas, y luego el de los Tepanecas, y luego el de Culkua: y tras dellos los de Tlalhuic, y los Tlaxcaltecas, quedándose allá los de la séptima Cueva, que son los Mexicanos, dicen que por ordenación divina para venir á ser Señores desta tierra después de haberse extendido por toda ella estotros seis linajes referidos, los quales vinieron á esta nueva España, trescientos y dos años primero que los Mexicanos: y assí poseyeron la tierra seiscientos y dos, el de Xitchi milco qae salid primero, y los Mexicanos que vinieron los últimos la poseyeron trescientos y un años después que á ella llegaron.

Estando ya estas naciones por esta tierra, los Xuchimilcas que fueron los primeros, vinieron á dar á un grandísimo llano rodeado de serranía, cuyas vertientes hazian en medio del una gran laguna de agua salobre y dulce donde agora está fundada la gran ciudad de México. Estos Xuchimilcas poblaron á la orilla desta laguna házia el mediodía, extendiéndose sin contradicion alguna por el llano házia la serranía en grandísimo espacio donde está fundada una provincia desta nación de muy grandes pueblos, y muchas villas y lugares; á la ciudad principal pusieron Xuchimilco, que quiere decir lugar de sementeras de fiores por ser derivados deste nombre los que las poblaron. Llegaron no mucho después los Chalcas, los quales se juntaron con los Xuchimilcas, partieron términos con ellos quieta y pacíficamente, extendiéndose también en gran parte de la tierra, llamaron á su provincia Chalco, que quiere dezir lugar de las bocas por haberla poblado los Chalcas, cuyo nombre se deriva desto otro. Después destos llegaron los Tepanecas, los quales assí mismo poblaron quieta y pacíficamente á la orilla de la laguna. Estos tomaron el sitio que cao á la parte del occidente, extendiéndose tanto por toda aquella parte, y crecieron en tanto número que á la cabecera de su provincia llamaron Azcaputzalco que quiere decir hormiguero por la mucha gente qué tenia. Y assí vino á feer este el mayor y mas principal E«yno, de todas seis naciones. Después destos vinieron los que poblaron la gran provincia de Teztcuco, que según dicen son los Culhuas. Estos tomaron el sitio á la orilla de la laguna, hacia el oriente, extendiéndose tanto que vinieron á cumplir el cerco restante de la laguna. Esta es una gente muy política y cortesana, y en su lenguaje tan prima que puede competir en la elegancia con quantas lenguas hay en el mundo, á lo menos en sus frasis y modo de explicar. Llamaron á la cabecera de su provincia Teztcuco, porque en ella hay una yerba que se llama Teztculli: y deste nombre y desta partícula, co, que denota lugar dicen Teztcuco que significa lugar de la yerba Teztculli.

Cercada ya la laguna toda á la redonda destas quatro parcialidades, y habiendo dividido términos entre sí, los quales corrían hasta las serranías que estaban en torno del llano en cuyo sitio estaba la laguna, llegaron los TlaUhuicas que era la gente mas tosca destos seis tribus, los quales como hallaron ocupado todo el llano de la laguna hasta las sierras, passaron á la otra parte de la serranía házia el medio dia, donde hallaron una tierra muy espaciosa toda desocupada de gente: esta tierra es caliente por estar amparada del norte con la serranía que tiene delante, por cuya causa es muy fértil y abundante de todo lo necesario; cresció. en ella tanto esta generación que está poblada de muchos y grandes pueblos de muy sumptuosos edificios y muchísimas villas y lugares; llamaron estos á su provincia Tlalhuic porque la poblaron los Tlalhuicas, á la cabecera desta provincia llamaron Quauhnahuac, que quiere decir lugar donde suena la voz del águila. Esta provincia es la que agora llaman el Marquesado.

Después destos llegaron los Tlaxcaltecas, y viendo ocupados los sitios de Ia laguna, assí mismo passaron házia otra parte de la serranía házia el oriente, atravesando la sierra que acá llaman nevada por estar todo el año cubierta de nieve, junto á la qual está uu volcan entre la ciudad de México y la de los Angeles. Halló esta gente hacia esta parte grandíssimos sitio a despoblados, y extendiéronse y crescieron tanto por esta parte que seria nunca acabar numerar los pueblos, estancias, lugares y villas que dellos hay y ciudades no menos sumptuosas en edificios y todo lo. demás que es otras provincias; llamaron á la cabecera de su provincia, Tlaaxcallan, que quiere decir la tierra del pan. Pusieron este nombre porque la poblaron los Tlaxcaltecas. Esta es la provincia que está reservada de tributo, porque ayudaron á la conquista desta nueva España á los Españoles.

Al tiempo que todas estas naciones poblaban estos sitios despoblados, los Chichimecas que habitaban los montes, que como queda referido son los naturales desta tierra, no mostraron pesar, ni resistencia alguna, solamente se estrañaban y admirados se escondian en lo mas oculto de las peñas. Los Chichimecas que habitában la otra parte de la sierra nevada donde poblaron los Tlaxcaltecas, dicen que estos eran gigantes, y que estos quisieron defender eí sitio, pero como era gente tan bárbara fácilmente los engañaron porque los aseguraron fingiendo paz con ellos, y habiéndoles con esto quietado, y dádoles una gran comida tenian puesta gente en celada, y otros que con mucho secreto les hurtasen las armas, que eran anas grandes porras, y rodelas, y espadas de palo, y otros diversos géneros de armas, y estando asegurados con la fingida paz, y hurtadas las armas, y ellos muy descuidados, salieron los que estaban en celada, y dieron de improvisso sobre ellos, que no quedó ninguno á vida; algunos- quisieron ponerse en defensa, y como no hallaron armas dicen que desgajaban las ramas de los árboles con tanta facilidad como si trincharan un rábano, con lo qual se defendían valerosamente.


Pero al fin vinieron todos á morir: para testimonio desto se hallan hasta hoy por aquella parte muchos huesos muy grandes de gigantes. Quedaron con esto los Tlaxcaltecas pacíficos, y ellos y todos los demás linajes quietos y sosegados, edificando ciudades, villas y lugares, dividiendo sus términos unos entre otros para conocer sus posesiones y tierras, comunicándose unos con otros, y cultivando sus tierras sin pleito alguno, ni contradicción, lo qual viendo los Chichimecas comenzaron á tener alguna policía, y á cubrir sus carnes, y á serles vergonzoso lo que hasta entonces no les era, y comenzando á conversar con estotra gente perdiéndoles el miedo que les tenían, y emparentando con ellos por vía de casamiento, comenzaron á hacer chozas y buhíos donde se meter en congregación y orden de Kepública, eligiendo sus señores, y reconosciéndoles superioridad: y assí salieron de aquella vida bestial que tenían, pero siempre en los montes, y llegados á las sierras apartadas de los demás.

Estando ya los Chichimecas en alguna policía y la tierra ya poblada y llena de los seis linajes referidos, pasados trescientos y dos años que habían dejado sus cuevas ó solares, aportaron á esta tierra los de la séptima cueva, que es la nación Mexicana, la qual como los demás salió de las tierras de Aztlan y Teuculhuacan, gente belicosa y animosa, que emprendía sin temor grandes hechos y hazañas, política y cortesana. Traían consigo un ídolo que llamaban lluitzilojnuhtli, (jue quiere decir siniestra de un pájaro que hay acá de pluma rica, con cuya pluma hacen bis imágenes, y cosas ricas de pluma; componen su nombre de Huitzifzili, que assí llaman al pájaro, y de opochtli, que quiere decir siniestra, y dicen IJuitzHopuchtli. Afirman que este ídolo los mandó salir de su tierra, prometiéndoles que los haría príncipes y señores de todas las provincias que habían poblado las otras seis naciones, tierra muy abundante de oro, plata, piedras preciosas, plumas y mantas ricas y de todo lo demás: y assí salieron los Mexicanos como los hijos de Israel á la tierra de promisión, llevando consigo este ídolo metido en una arca de juncos como los otros el arca del testamento llevando quatro ayos, o sacerdotes principales, dándoles leyes, y enseñándoles ritos, ceremonias y sacrificios los mas supersticiosos, crueles y sangrientos que jamas han oído, como en la relación de sus sacrificios en particular se verá; finalmente po se movían un punto sin parecer y mandado deste ídolo, que no se ha visto demonio que tanto conversase con las gentes como éste. Y assí en. todos los desatinos, y crueles "sacrificios que estos miserables hazian, se parece muy bien ser dictados del mismo enemigo del género humano.

Fueron caminando con su arca por donde su ídolo los iba guiando, llevando por caudillo á uno que se llamaba Mexi del qual toma el nombre de Mexicanos; porque de Mexi, con esta partícula ca, componen Mexica, que quiere decir la gente de México: caminaron con la misma prolijidad qvie las otras seis naciones, poblando, sembrando, y cogiendo en diversas partes: de lo qual hay hasta hoy ciertas señales y ruinas, passando muchos trabajos y peligros.

Lo primero que hacían donde quiera que paraban era edificar tabernácido ó templo para su falso Dios según el tiempo que se detenían, edificándolo siempre en medio del Real que asentaban, puesta el arca siempre sobre un altar como el que usa la iglesia, que en muchas cosas la quiso imitar este ídolo como adelante se dirá.

Lo segundo que hazian era sembrar pan, y las demás semillas que usan para su sustento -de riego y de temporal, y esto con tanta indifferencia que sí su Dios tenía por bien que se cogiese lo cogían, y sí no en mandándoles alzar el Real allí se quedaba todo para semilla y sustento de los enfermos, viejos, y viejas, y gente cansada que iban dejando donde quiera que poblaban, para que quedasse toda la tierra poblada dellos, que este era su principal intento: prosiguiendo desta suerte su viaje vinieron á salir á la provincia que se llama de Michhuacan, que significa tierra de los que posseen el pescado por lo mucho que allí hay, donde hallaron muy hermosas lagunas y frescura; contentándoles mucho este sitio consultaron los sacerdotes al Dios Huitzilopóchtlif que si no era aquella la tierra que les había prometido, que fuesse servido quedasse á lo menos poblada dellos: el ídolo dellos les respondió en sueños que le plazía lo que le rogaban, que el modo seria que todos los que entrassen á bañarse en una laguna grande que está en un lugar de allí que se dice Pázcuaro, assí hombres como mujeres, después de entrados se diesse
aviso á los que fuera quedassen, les hurtassen la ropa, y sin que lo sintiessen
alzassen el Real, y assí se hizo; los otros que no advirtieron el engaño con el gusto de bañarse, quando salieron y se hallaron despojados de sus ropas, y assí burlados y desamparados de los otros, quedando muy agraviados por negarlos en todo de propósito mudaron él vestido y el lenguaje y assí se differenciaron de la gente ó tribu Mexicana.

Los demás prosiguiendo con su Real iba con ellos una mujer que se llamaba la hermana de su Dios Huitzilopochtli; la qual era tan grande hechicera y mala, que era muy perjudicial su compañía, haziéndose temer con muchos agravios y pesadumbres que daba con mil malas mañas que usaba para después hacerse adorar por Dios.

Sufríanla todos en su congregación por ser hermana de su ídolo, pero no pudiendo tolerar mas su desenvoltura, los sacerdotes quejáronse á su Dios, el qual respondió á uno dellos en sueños que dijesse al pueblo cómo estaba muy enojado con aquella su hermana por ser tan perjudicial á su gente, que no le habia dado él aquel poder sobre los animales bravos para que se vengasse, y matasse á los que la enojan, mandando á la víbora, al alacrán, al ciento pies y á la araña mortífera que pique.

Por tanto, que para librarlos desta affiiccion, por el grande amor que les tenia
mandaba que aquella noche al primer sueño, estando ella durmiendo, con todos sus ayos y señores la dejassen allí y se fuessen secretamente sin quedar quien le pudiese dar razón de su Real y caudillo, y que esta era su voluntad porque su venida no fué a enhechizar y encantar las naciones trayéndolas á su servicio por esta vía, sino por ánimo y valentía de corazón y brazos, por el qual modo pensaba engrandecer su nombré, y levantar la nación Mexicana hasta las nubes haziendoles señores del oro y de la plata, y de todo género de metales y de las plumas ricas de diversos colores, y de las piedras de mucho precio y valor, y edificar para sí y en su nombre casas, y templos de esmeraldas y rubíes como señores de las piedras preciosas, y cacao que en esta 'tierra se cría, y de las mantas de ricas labores con que se pensaba cubrir, y que á esto había sido su dichosa venida, tomando el trabajo de traerlos á estas partes para darles el descanso y premio de los trabajos que hasta allí habían pasado, y restaban. Propuso el sacerdote la plática al pueblo, y quedando muy agradecidos y consolados hizieron lo que el ídolo les mandaba, dejando allí á la hechicera, y su familia pasó adelante el Real guiándolos su Dios á un lugar que se dice Tula. La hechicera hermana de su Dios quando amaneció, y vio la burla que le habían hecho comenzó á lamentar y quejarse á su hermano Huitzilojpochtli, y al fin no sabiendo á qué parte habia eneaminado su Real, determinó quedarse por allí y pobló un pueblo que se dice Malinalco, pusiéronle este nombre porque le pobló esta hechicera que se dezia Malinalxochi, y deste nombre y desta partícula componen Malinalco, que quiere dezir lugar de Malinalxochili. Y assí á la gente deste pueblo han tenido y tienen por grandes hechiceros como hijos de Uil madre, y esta fué la segunda división del real de los Mexicanos, porque confio queda referido la primera fué en Michihuacan, y esto sin los enfermos, viejos y gente cansada que fueron dejando en diversas partes que dcllos se poblaron como al principio queda dicho.

Llegados los restantes del Real con su caudillo y arca al pueblo que agora se dice de Tula, iba la gente bien disminuida por las divisiones que habían hecho, y assí estuvieron allí harto tiempo rehaciéndose de gente y bastimentos, assentando en un cerro que se dice Cohuatepec, que quiere decir el cerro de las culebras. Puestos allí mandó el ídolo en sueños á los sacerdotes que atajasen el agua de un rio muy caudaloso que por allí pasaba, para que aquel agua se derramasse por todo aquel llano, y tonñasse en medio aquel cerro donde estaban: porque les quería mostrar la semejanza de la tierra y sitio que les había prometido. Hecha la presa se estendió y derramó aquella agua por todo aquel llano haciéndose una muy hermosa laguna, la cual cercaron de sauces, álamos, sabinos etc. Crióse en ella mucha juncia y espadaña, por cuya causa la llamaron Tula que quiere dezir lugar de la juncia ó espadaña. Comenzó á tener grande abundancia de pescado y de aves marinas como son patos, garzas, gallaretas, de que se cubrió toda aquella laguna con otros muchos
géneros de pájaros que hoy en die la laguna de México en abundancia cria.
Hinchóse assí mismo aquel sitio de carrizales y flores marinas, donde acudían
diferentes maneras de tordos unos colorados y amarillos, cuya armonía con
el canto délas aves que estaban por las arboledas, quo no eran menos se puso
deleitoso y ameno aquel lugar, el qual pintan en esta forma. (1)

Estando los Mexicanos en este lugar tan deleitoso olvidados de que les había dicho el ídolo que era aquel sitio solamente muestra y dechado de la tierra que les pensaba dar, comenzaron á estar muy de propósito, diciendo algunos que allí se habiau de quedar para siempre y que aquel era el lugar electo de su Dios Huitzilopochtli, que desde allí habían de conseguir todos sus intentos siendo señor de las quatro partes del mundo etc. Mostró tanto enojo desto el ídolo que dixo á los sacerdotes; "iquién son éstos (2) que assí quieren traspasar y poner objeción á mis determinaciones y mandamientos? ¿Son ellos por ventura mayores que yo? decidles que yo tomaré venganza dellos antes de mañana porque no se atrevan á dar parecer en lo que yo tengo determinado, y sepan todos que u mí solo han de obedecer." Dicho esto afirman que vieron el rostro del ídolo tan feo y espantoso que a todos puso gran terror y espanto. Cuentan que aquella noche estando todos en sosiego oyeron á una parte de su Real gran ruido, y acudiendo allá por la mañana, hallaron á todos los que haBian movido la plática de quedarse en aquel lugar, muertos y abiertos por los pechos, sacados solamente los corazones, y entonces les enseño aquel crudelísimo sacrificio que siempre usaron, abriendo á los hombres por los pechos, y sacándoles el corazón lo ofrescian á los ídolos diciendo que su dios no comia sino corazones. Hecho este castigo, HuitzilOpuchtli mandó á sus ayos que deshizieran la represa y reparos de la toma del agua con que se hacia aquella laguna, y que dejassen ir el rio que hablan represado por su antiguo curso, lo cual pusieron luego por obra, y desaguándose por allí toda aquella laguna quedó aquel lugar seco de la manera que antes estaba. Viendo los Mexicanos la esterilidad en que había quedado aquel lugar pasado algún tiempo, considerado que ya estaria desenojado su Dios, consultáronle, y mandó que alzassen el real y assí salieron de aquellos términos de Tula el año de 1168. Vinieron marchando hacia la gran laguna de México
con el mismo orden y estilo que queda dicho, haziendo algunas pausas, sembrando y cogiendo sin tener encuentro de importancia con la gente de por allí, aunque siempre iban con recelo y pertrechándose hasta venir á llegar á un cerrillo llamado Chapultepec, que quiere decir cerro de las langostas donde tuvieron contradicción como luego se dirá, el qual pintan desta suerte. (*)

Llegados a este cerro de Chapultepec, que estaba ya junto á la gran laguna de México assentaron allí su real no con poco temor y sobresalto por ser en los términos de los Tejpanecas, gente ilustre que entonces tenia el mando sobre todas esotras naciones, cuya ciudad principal y corte era Azcajputzalco, que quiere decir hormiguero por la muchísima gente que tenia como ya queda explicado. Puestos los Mexicanos en este lugar hicieron sus chozas reparándose lo mejor que pudieron; consultaron á su Dios de lo que hablan de hacer, respondió que esperassen el süccesso que el sabia lo que habia de hacer, y á su tiempo les avisarla; pero que estuviessen advertidos que no era aquel eldugar que él habia elegido para su morada; que cerca de allí estaba, mas que se aparejassen, porque primero tendrían gran contradicción de dos naciones; que esforzassen sus corazones. Ellos temerosos con esta respuesta de su ídolo, eligieron un capitán y caudillo de los mas ilustres que en su compaña venia, tenia por nombre Hiiitzilihuitl, que significa la pluma del pájaro que ya se Eá dicho y se dice Huitzitzili. Eligiéronle porque todos le conoscian por hombre industrioso y de valeroso corazón, y que les haria mucho al
caso para su defensa. Electo éste por capitán general, y habiéndole dado todos la obediencia, mandó fortalecer las fronteras de aquel cerro con unas terraplenas que acá ílaman albarradas, haziendo en la cumbre un espacioso patio donde todos se recogieron y fortalecieron, teniendo su centinela y guarda de día y de noche con mucha dihgencia y cuidado, pí^niendo las mujeres y niños en medio del ejército, aderezando Hechas, varas arrojadizas y hondas, con Otras cosas necesarias á la cfuerra.

Estando desta manera los Mexicanos rodeados de innumorahles gentes, donde nadie les mostraba buena voluntad, aguardando su infortunio: en este tiempo la hechicera que dejaron desamparada que se llamaba hermana de su dios tenia ya un hijo llamado Copil, de edad madum, á quien la madre había contado el agravio que Iliiitzilopuchtli le habia hecho de lo qual recibió gran pena y enojo Copil, y prometió á la madre vengar en quanto pudiesse el mal tdrmirio que con ella se habia usado, y assí teniendo noticia Copil que el ejército Mexicano estaba en el cerro de Clwmilfepec, comenzó ú. discurrir por todas aquellas naciones á que destruycssen y matasgen aquella generación Mexicana publicándolos por hombres perniciosos, belicosos, tiranos, y de malas y perversas costumbres, que él los conocía muy bien. Con esta relación toda aquella gente estaba muy temerosa, é indignada contra los Mexicanos, por lo qual se determinaron de matarlos y destruirlos á todos. Teniendo ya establecido Copil su intento subiósse á un cerrillo que está junto á la laguna tle México donde están unas fuentes de agua caliente que hoy en el día llaman los Españoles el Peñol, estando allí Copil atalayando el suceso de sn venganza y prétencion Hutzilopuchtli, muy enojado del caso, llamó á sn sacerdotes y dijo que fuessen todos á aquel Peñol, donde hallariaTi al traidor de Copil, puesto por centinela de su destruocion, y que lo matassen y trajessen el 'corazón: ellos lo pusieron por obra y hallándolo descuidado le mataron y sacaron el corazón, y presentándolo á su Dios, mandó que uno de sus ayos entrasse por la laguna, y lo arrojassen en medio de un cañaveral que allí estaba. Y assí fuéliecho, del qual corazón fingen que nasció el tunal donde después se edificó la ciudad de México. También dicen que luego que fué muerto Copil en aquel Peñol, en el mismo lugar nascicron aquellas fuentes de agua caliente que allí manan, y assí las llaman Acopilco, que quiere decir lugar de las aguas de Copil.

Muerto Copil movedor de las dissefisiones no por esso se asseguraron los
Mexicanos, por estar ya infamados y muy odiosos, y no se engañaron porque luego vinieron ejércitos do los comarcanos coa mano armada á ellos, corriendo allí hasta los Chalcas combatiéndolos por todas partes con ánimo de destruir y matar la nación Mexicana. Las mujeres y niños viendo tantos enemigos comenzaron á dar gritos y hazer gran llanto, pero no por esso desmallaron los Mexicanos antes tomando nuevo esfuerzo hizicron rostro á todos aquellos que los tenían cercados, y á la primera refriega prendieron á Huitzilihuitl capitán general de todos los Mexicanos, mas no por esso desmayaron, mas apellidando á su Dios Huitzilopuchtli, rompieron por el ejército de los Chalcas, y llevando en medio todas las mujeres y niños y viejos, salieron huyendo entre ellos hasta meterse en una villa que se llama Atlacuihuayan, donde hallándola desierta se hizieron fuertes; los Chalcas y los demás viéndose desbaratados de tan poca gente no curaron de seguirlos cassi como avergonzados, contentándose con llevar preso al caudillo de los Mexicanos al qual mataron en un pueblo de las Culhuas llamado Culhuacan: los Mexicanos se repararon, y refrescaron de armas en esta villa, y allí inventaron una arma á manera de fisga que ellos llamaron atlatl, y por esto llamaron á aquel lugar Atlacuihuayan que quiere decir lugar donde tomaron la arma atlatl. Habiéndose reparado destas cosas fuéronse marchando por la orilla de la laguna, hasta llegar á Culhuacan donde el ídolo Huitzilopuchtli habló á sus sacerdotes diziéndoles: "Padres y ayos mios, bien he visto vuestro trabajo y aflicción, pero consolaos, que para poner el pecho y la cabeza contra vuestros enemigos sois venidos, aquí lo que haréis que enviéis vuestros mensajeros al Señor de Culhuacan y sin mas ruegos ni cumplimientos le pedid que os señale sitio y lugar donde podáis estar y descansar, y no temáis de entrar á él con osadía, que yo sé lo qae os digo y ablandaré su corazón para que os resciba; tomad el sitio que os diere bueno ó malo, y asentad en él vuestro Real
hasta que se cumpla el término y plazo determinado de vuestro consuelo y quietud." Con la confianza del ídolo enviaron luego sus mensajeros al Señor de Culhuacan, al qual propusieron su embajada, di^jendo que acudían á él como á mas benigno, con la esperanza que no solo les daria sitio para su ciudad, mas aun tierras para sembrar y coger para el sustento de sus mujeres y hijos. El Rey de Culhuacan rescibió muy bien los mensajeros de los Mexicanos, y los mandó aposentar tratándolos muy bien mientras consultaba el negocio con sus principales y concejeros, los quales estaban tan contrarios y adversos que si el Rey no estuviera con deseo de favorescer á los Mexicanos en ninguna manera los admitieran; pero al fin dando y tomando con el consejo después de muchas contradicciones, demandas y respuestas, les viniern á dar un sitio, que se dice Tizapan, que significa lugar de las aguas Mancas, no sin gran malicia de los de Culhuacan, porque estaba este sitio al pié de un cerro donde se criaban muchas víboras, culebras y sabandijas muy ponzoñosas que descendiendo á aquel lugar estaba lleno dellas, por cuya causa no se habitiaba. Dieron este sitio á los Mexicanos entendiendo que presto los acabarían estos animales ponzoñosos.

Volviendo los mensajeros con la respuesta á los Mexicanos admitieron el sitio de buena gana, y assí entraron en él. Comenzando á poblarse hallaron tantas malas sabandijas, que rescibieron gran pena y temor, mas su ídolo les dio remedio para que las rindiessen y amansassen, y fuesen muy buen manjar para ellos, y assí sé sustentaban de aquellas culebras y víboras, que les eran ya tan sabrosas que en breve dieron cabo dellas; hizieron en este lugar una níuy buena población, con su templo, casería y sementeras muy bien labradas con que estaban ya muy contentos, y su gente en mucho augmento: a cabo de muchos dias entendiendo los de Culhuacan que poco á poco se los habían consumido aquellas sabandijas, díjoles el Rey, "id y ved en que han parado los Mexicanos, y saludad de mi parte á los que hubieren quedado, y preguntadles cómo les va en el sitio que se les dio." Idos los mensajeros hallaron los Mexicanos muy alegres y contentos, con sus sementeras muy cultivadas y puestas en orden, hecho templo á su Dios y ellos en sus casas; los asadores y ollas llenas de culebras, dellas asadas y dellas cocidas. Diéronles los de Culhuiacan su embajada de parte del Rey y ellos teniéndolo en gran merced, respondieron el contento que tenian agradesciendo el bien que se les habia hecho. Y pues tanta merced les hazia el Rey que le suplicaban les concediese dos cosas, que les diesen entrada y contratación en su ciudad, y consentimiento para que emparentassen los unos con los otros por vía de casamiento. Los mensajeros volvieron al Rey con las nuevas de la pujanza y multiplico de los Mexicanos, diziéndole lo que habían visto y lo que habían respondido; el Rey. y sus principales quedaron muy admirados de una cosa tan prodigiosa y nunca oída, y assí cobraron de nuevo gran temor á los mexicanos diziendo el Rey á su gente, 'yá os he dicho que esta gente es muy favorescida de su Dios, y gente mala y de malas mañas; dejadles, no les hagáis mal, que mientras no les enojáredes ellos estarán sosegados. Desde entonces comenzaron los Mexicanos á entrar en Culhuacan, y tratar y contratar libremente y á empairentar unos con otros tratándose como hermanos y parientes. Estando en esta paz y sosiego Huitzilopuchtli, Dios de los Mexicanos, viendo el poco provecho que se le seguía de sus intentos con tanta paz, dijo á sus viejos y ayos, "necesidad tenemos de buscar una mujer, la qual se ha de llamar la mujer de la discordia, y esta se ha de llamar mi agüela en el lugar donde hemos de ir á morar, porque no es este el sitio donde hemos de hazer nuestra habitación, mas atrás queda el asiento que os tengo prometido y es necesario que la ocasión de dejar este que agora habitamos sea con guerra y muerte y que empecemos á levantar nuestras armas, arcos, flechas, rodelas y espadas y demos á entender al mundo el valor de nuestras personas. Comenzad pues á apercibiros de las cosas necesarias para vuestra defensa y ofensa de nuestros enemigos, y búsquese luego medio para que salgamos deste lugar; y sea este que luego vais al Rey de Culhuacan, y le pidáis su hija para mi servicio, el qual luego ós la dará, y esta ha de ser la mujer de la discordia como adelante veréis."

Los Mexicanos que siempre fueron obedientísimos á su Dios fueron luego al Rey de Culhuacan, y proponiendo su embajada viendo que le pedían la hija para Reina de los Mexicanos y abuela de su Dios, con cobdicía desto diosela sin dificultad; á la qual los Mexicanos llevaron con toda la honra posible con mucho contento y regosijo de ambas partes assí de los Mexicanos como de los de Culhuacan, y puesta en su trono luego aquella noche habló el ídolo á sus ayos y sacerdotes diziéndoles, 'ya os avisé que esta mujer habia de ser la de la discordia entre vosotros y los de Culhuacan, y para lo que yo tengo determinado se cumpla, matad essa moza y sacrificadla á mi nombre á la qual desde hoy tomo por mi madre: después de muerta desollarla heis toda y el cuero vestírselo á uno de los principales mancebos y encima vestirse de los demás vestidos mujeriles de la moza, y convidareis al Rey su padre que venga á hazer adoración á la diosa su hija y á ofrecerle sacrificio' todo lo cual se puso por obra (y esta es la que después los mexicanos tuvieron por diosa que en el libro de los sacrificios se llama Toci que quiere dezir nuestra agüela.) Llamaron luego al Rey su padre para que la viniesse á adorar según el ídolo lo habia mandado, aceptó el Rey el convite, y juntando sus principales y Señores les dijo que juntassen muchas offrendas y presentes para ir á ofrecer á su hija que era ya Diosa de los Mexicanos; ellos teniéndolo por cosa muy justa, juntaron muchas y diversas cosas acostumbradas en sus offrendas y sacrificios, y saliendo con todo este aparato con su Rey, vinieron al lugar de los Mexicanos, los quales los rescibieron y aposentaron lo mejor que pudieron, dándoles el parabién de su venida: después que hubieron descansado, metieron los mexicanos, el indio que estaba vestido con el cuero de la hija del Rey al aposento del ídolo Huitzilopuchtli, y poniéndolo á su lado, salieron á llamar al Rey de Culhuacan y padre de la moza, diziéndole 'señor, si eres servido bien puedes entrar á ver á nuestro Dios y á la Diosa tu hija, y hazerles reverencia offreciéndoles tus offrendas." El Rey teniéndolo por bien se levantó y entrando en el aposento del ídolo, comenzó á hazer grandes ceremonias, y á cortar las cabezas de muchas codornices y otras aves que habia llevado haziendo su sacrificio dellas, poniendo delante de los dioses muchos manjares, incienso y flores y otras cosas tocantes á sus sacrificios, y por estar la pieza obscura no via á quien ni delante de quien hazian aquellos sacrificios, hasta que tomando un brasero de lumbre en la mano según la industria que le dieron, echó encienso en él y comenzando á encensarse encendió de modo que la llama aclaró el lugar donde el ídolo y el cuero de su hija estaba, y reconociendo la crueldad tan grande, cobrando grandíssimo horror y espanto soltó de la mano el encensario y salió dando grandes vozes diziendo "aquí, aquí mis vasallos los de Culhuacan, contra una maldad tan grande como estos Mexicanos han cometido, que han muerto mi
hija y desollándola vistieron el cuero á un mancebo á quien me han hecho adorar; mueran y sean destruidos los hombres tan malos y de tan crueles costumbres; no quede rastro ni memoria dellos; demos fin dellos, vasallos míos."

Los Mexicanos viendo las vozes que el Rey de Culhuacan daba y el alboroto en que á sus vasallos ponia, los quales echaban yá mano á las armas, los Mexicanos como gente que estaba ya sobre aviso, se retiraron metiéndose con SUS hijos y mujeres por l;i laguna ndentro, toniaiulo el agua por reparo contra los enemigos, pero los de Culhnacan dando aviso ea su ciudad salió toda la gente con mano armada y combatiendo á los Mejicanos los metieron tan adentro de la laguna, que casi perdian pid, por cuya causa las mujeres y niños levantaron gran llanto, mas no por esso los Mexicanos perdieron el ánimo, antes esforzííndose mas comenzaron á arrojar contra sus enemigos muchas varas arrojadizas como fisgas, con las quales los de Culhuacan rescibierou mucho detrimento dé suerte que se comenzaron á retirar, y assí los Mexicanos comenzaron á salir de la laguna y á tornar á ganar tierra, yéndose á reparar á un lugar en la orilla de la laguna que se dize Ttztapalapan, y de allí
pasaron a otro lugar llamado Acatzintiflan por donde entraba un gran rio á la laguna,el qual estaba tan hondo que no lo podian vadear, y assí hicieron balsas con las mismas fisgas y rodelas y yeibas que por allí hallaron, y con ellas passaron las mujeres y niños de la otra parte del rio, y habiendo passado se metieron por un lado dé la laguna entre unos cañaverales, espadañas y carrizales donde pasaron aquella noche con mucha angustia, trabajo y aflicción y llanto de las mujeres y niños, pidiendo que los dejasen morir allí, que ya no querían mas trabajos. El Dios Huitzilopuchtli , viendo la angustia del pueblo, habló aquella noche á sus ayos y díjoles que consol assen á su gente y la animassen, pues todo aquello era para tener después mas bien y contento; que dcscansassen agora en aquel lugar. Los sacerdotes consolaron al pueblo lo mejor que pudieron, y assí algo aliviados con la exortacion todo aquel dia gastaron en enjugar sus ropas y rodelas, edificando un baño que ellos llaman temazcalli, que es un aposento estrecho con un hornillo á un lado por donde le dan fuego, con cuyo calor queda q1 aposento mas caliente que una estufa, llaman á este modo de bañarle. . . (*) Hicieron este baño en un lugar que está junto á esta ciudad llamado Mexicalzinco donde se bañaron y recrearon algun tanto; de allí pasaron á otro lugar llamado Iztacalco que está mas cerca de la ciudad de México, donde estuvieron algunos dias; después pasaron á otro lugar á la entrada de esta ciudad donde agora está una hermita de San Antonio; de aquí entraron en un barrio que agora es de la ciudad llamado San Pablo, donde parió una señora de las mas principales de su compaña, por cuya causa hasta hoy se llama este sitio Mixiuhtlan que significa lugar del parto. Desta suerte y con este estilo se fué metiendo poco á poco su ídolo al sitio en que pretendia se edificasse su gran ciudad que ya deste lugar estaba muy cerca. Sucedió que estando ellos aquí comenzaron á buscar y mirar si habia por aquella parte de la laguna algún sitio acomodado para poblar y fundar su ciudad, porque ya en La tierra no había remedio por estar todo poblado de sus enemigos. Discurriendo y andando á unas partes y á otras entre los carrizales y espadañas, hallaron un ojo de agua hermosísimo donde vieron cosas maravillosas y de grande admiración, las quales habian antes pronosticado sus sacerdotes, diziéndolo al pueblo por mandado de su ídolo: lo primero que hallaron en aquel manantial fué una sabina blanca muy hermosa al pié de la qual manaba aquella fuente; luego vieron que todos los sauces que al rededor de sí tenia, aquella fuente, eran todos blancos, sin tener ni una sola hoja verde, y todas las cañas y espadañas de aquel lugar eran blanca^, y estando mirando esto con grande atención, comenzaron á salir del agua ranas todas blancas y muy vistosas: salia esta agua de entre dos peñas tan clara v tan linda que daba gran contento.

Los sacerdotes, acordándose de lo que su Dios les había dicho, comenzaron á Llorar de gozo y alegría, y hacer grandes extremos de placer, diciendo: "Ya hemos hallado el lugar que nos ha sido prometido; ya hemos visto el consuelo y descanso deste cansado pueblo Mexicano; ya no hay masque desear; consolaos, hijos y hermanos, guelo que nqs prometió nuestro Dios hemos ya hallado; pero callemos, no digamos nada, sino volvamos al lugar donde agora estamos; donde aguardemos lo que nos mandare nuestro Señor Huitzilopuchtli. Vueltos al lugar donde salieron, luego aquella noche siguiente apareció Huitzilopuchtli en sueños á uno de sus ayos, y díjole: "Ya estaréis salísfechos cómo yo no os he dicho josa que no haya salido verdadera y habéis visto y conocido las cosas que os prometí veriades en este lugar, donde yo os he traido, pues espera que aun mas os falta por ver; ya os ocordais cómo os mandé matar á Copil, hijo de la hechicera que se dezia mi hermana, y os mandé que le sacásedes el corazón y lo arrojásedes entre los carrizales y espadañas desta laguna, lo qual hizisteis: sabed pues que ese corazón cayó sobre una piedra, y del salió un tunal, y está tan grande y hermoso. que una águila habita en él, y allí encima se mantiene y come de los mejores y mas galanos pájaros que hay, y allí extiende sus hermosas y grandes alas, y rescibe el calor del sol y
la frescura de la mañana. Id allá á la mañana que hallareis la hermosa águila sobre el tunal y al rededor del vereis mucha cantidad de plumas verdes, azules, coloradas, amarillas y blancas de los galanos pájaros con que esta águila se sustenta, y á este lugar donde hallareis el tunal con la águila encima, le pongo por nonabre Tenuchtitlan." Este nombre tiene hasta hoy esta ciudad de México, la qual en quanto fué poblada de los Mexicanos se llama Méjico que quiere decir lugar de los mexicanos, y en quanto á la dispusicion del sitio se llama Tenuchtitlán, porque tetl es lá piedra y noclitli es tunal, y destos dos nombres componen tenochtli que significa el tunal y la piedra en que estaba, y añadiéndole esta partícula tlan, que significa lugar dizen Tenuchtitlan que quiere dezir lugar del tunal en la piedra.

Otro dia de mañana el sacerdote mandó juntar todo el pueblo hombres y mujeres, viejos, mozos y niños sin que nadie faltasse, y puertos en pié comenzó á contarles su revelación encareciendo las grandes muestras, mercedes que cada dia rescebian de su Dios con una prolija plática, concluyendo condecir que "en este lugar del tunal está nuestra bienaventuranza, quietud y descanso, aquí ha de ser erfgrandecido y ensalzado el nombre de la nación mexicana, desde este lugar lia de ser conoscida la fuerza de nuestro valeroso brazo y el ánimo (1) de nuestro valeroso corazón con que hemos de rendir todas las naciones y comarcas, subjectando de mar amar todas las remotas provincias y ciudades, haciéndonos Señores del oro y plata, de las joyas y piedras preciosas, plumas y mantas ricas etc. Aquí hemos de ser Señores de todas estas gentes, de sus haziendas, hijos y hijas; aquí nos han de servir y tributar, en este lugar so ha de edificar la famosa ciudad que ha de ser Reyna y Señora de todas las demás, donde hemos de rcscebir todos los Reyes y Señores, y donde ellos han de acudir y rect)noscer como á suprema corte. Por tanto, hijos mios, vamos por entre estos cañavéralos, espadañas y carrizales donde está la espesura desia laguna, y busquemos el sitio del tunal, que pues nuestro Dios lo dize no dudéis
dello, pues todo quanto nos ha dicho hemos hallado verdadero." Hecha esta plática del sacerdote, humillándose todos haziendo gracias á su Dios, divididos por diversas partes entraron por la espesura de la laguna, y buscando por una parte y por otra, tornaron á encontrar con la fuente que el dia antes hablan visto y vieron que el agua que antes salia muy clara y linda, aqiiel dia manaba muy bermeja casi como sangre, ¡a qual se dividía en dos arroyos, y en la división del segundo arroyo salia el agua tan azul y espesa, que era cosa de espanto, y aunque ellos repararon en que aquello no carecía de misterio, no dejaron de pasar adelante á buscar el pronóstico del tunal y el águila, y andando en su demanda, al fin dieron con el lugar del tunal, encima del qual estaba el águila con las alas extendidas házia los rayos del sol, tomando el calor del, y en las uñas tenia un pájaro m.uy galano de plumas muy preciadas y resplandescientes. Ellos como la vieron, humilláronse, haziéndole reverencia como á cosa divina, y el águila como los vio, se les humilló bajando la cabeza á todas partes donde ellos estaban, los quales viendo que se les humillaba el águila y que ya habían visto lo que deseaban, comenzaron á llorar y hacer grandes extremos, ceremonias y visages con muchos movimientos en señal de alegría y contento, y en hazimiento de gracias dezian, "¿dónde merecimos tanto bien? ¿quién nos hizo dignos de tanta gracia, escelencia y grandeza? Ya hemos visto lo que deseábamos, ya hemos alcanzado lo que buscábamos, ya hemos hallado nuestra ciudad y asiento, sean dadas gracias al Señor de lo criado, y a nuestro Dios Huitzilopuchtli" y yéndose á descansar por aquel dia, señalaron el lugar el qual pintan desta manera.

Luego al dia siguiente dijo el sacerdote á todos los de su compañía; "hijos mios, razón será que seamos agradescidos á nuestro Dios por tanto bien como nos haze; vamos todos y hagamos en aquel lugar del tunal una hermita pequeña donde descanse agora nuestro Dios, ya que de presente no la podemos edificar de piedra hagámosla de zéspedes y tapias hasta que se extienda á mas nuestra posibilidad." Lo qual oido todos fueron de muy buena gana al lugar del tunal, y cortando zéspedes los mas gruesos que podian de aquellos carrizales, hizieron un asiento quadrado junto al mesmo tunal para fundamento de la hermita en el qual fundaron una pequeña y pobre casa á manera de un humilladero, cubierta de paja de la que habia en la misma laguna porque no se podian extender á mas, pues estaban y edificaban en sitio ageno, que aquel en que estaba caia en los términos de Azcaputzalco y los de Teztcoco, porque allí se dividían las tierras de los unos y de los otros, yiassí
estaban tan pobres, apretados y temerosos, que aun aquella casilla de barro que hizieron para su Dios la edificaron con harto temor y sobresalto. Pero juntándose todos en consejo Kubo algunos á quien pareció fuesen con mucha humildad á los de Azcaputzalco y á los Tepanecas, que son los de Tacuba y Cuyuhuácan á los quales se diessen y ofresciessen por amigos y se les subjetasen con intento de pedirles piedra y madera para el edificio de su ciudad; pero los mas dello,s füeron de contrario parecer, diziendo que demás de ser aquello mucho menoscabo de sus personas, se ponian en riesgo de que los rescibiessen mal y que los injuriassen y maltratassen, y assí que el mejor medio era que los dias de mercado saliessen á los pueblos y ciudades á la redonda de la laguna, y ellos y sus mujeres llevassen pescado y ranas con todo género de sabandijas que el agua produce y de todas las aves marinas que en la laguna se crian, con lo cual comprassen piedva y madera para el edificio de su ciudad, y esto libremente sin reconoscer ni subjectarse á nadie
pues su dios les habia dado aquel sitio: paresciendo á todos ser este medio el
mas acertado lo pusieron en ejecución, y metiéndosse en los cañaverales, espadañas y carrizales de la laguna, pescaban mucho número de peces, ranas, camarones, y otras cosillas, y assí mismo cazaban muchos patos, ánsares, gallaretas, corvejones y otros diversos géneros de aves marinas, y teniendo cuenta con los dias de mercado; sallan á ellos en nombre de cazadores, y pescadores y trocaban todo aquello por madera de morillos y tablillas, leña, cal y piedra, y aunque la madera y piedra era pequeña, con todo esso comenzaron á hazer el templo de su Dios lo mejor que pudieron, cubriéndolo de madéra, y poniéndole por de fuera sobre las tapias de tierra, una capa de piedras pequeñas revocadas con cal, y aunque chica y pobre la hermita quedo con esto con algún lustre y algo galana: luego fueron poco á poco haziendo plancha para el cimiento y sitio de su ciudad- encima del agua, hincando muchas estacas, y echando tierra y piedra entre ellas. Acabado de reparar su templo como queda referido, y cegada gran parte de la laguna con las planchas y cimientos para su ciudad, una noche habló Huitzilopuchtli á uno de sus sacerdotes y ayos desta manera: "Di á la congregación Mexicana que se dividan los señores cada uno con sus parientes, amigos y allegados en quatró barrios principales tomando en medio la casa que para mi descanso habéis edificado, y cada parcialidad edifique en su barrio á su voluntad." Estos son los barrios que hasta hoy en dia permanescen en esta ciudad de México, que agora se llaman San Pablo, San Juan, Santa Maña la redonda y San Sebastian.

Despues de divididos los Mexicanos en estos quatro barrios, mandólos su Dios que repartiessen entre sí los Dioses que él les señalase, y que cada principal barrio de los quatro, nombrasse y señalasse otros barrios particulares, donde aquellos Dioses fuesson reverenciados, yassí cada barrio destos quatto principales se dividió en muchos barrios pequeños conforme al número de los ídolos que su Dios les mandó adorar, á loa quales llamaban Capultletes que quiere dezir Dioses de ios barrios. Hecha esta división con el concierto de sus colaciones -ó ídolos, algunos do los viejos y ancianos parecidndoles que on la partición de los sitios no se les daba la honra que merescian, como gente agraviada, ellos y, sus parientes y amigos se amotinaron y se fueron á buscar nuevo asiento, y discurriendo por la laguna vinieron á hallar una albarrada ó terrapleno que ellos llaman Tlatelolli, donde poblaron dando por nombre al lugar Tlatelulco, qiie quiete decir lúgar de terrapleno; y estos hizieion la tercera división del Real Mexicano, porque como queda referido los de Michhuacan hicieron la primera, y los de Malinalco, descendientes de la hechizera, hizieron la segunda. Cuenta la historia questos de
la tercera división eran inquietos, revoltosos y de malas intenciones, y assí les hazian muy mala vecindad, porque desde el dia que allí se pararon nunca tuvieron paz ni se llevaron bien con sus hermanos los Mexicanos, y hasta agora hay bandos y enemistades entre ellos.

Viendo, pues, los Mexicanos del principal sitio del tunal la desenvoltura y libertad.de los que se habian pasado á Tlatelulco, hizieron junta v cabildo sobre el reparo de su ciudad, y guarda de sus personas, no teniéndose por seguros de los que se habian apartado dellos, porque se iban multiplicando y ensanchado mucho, temiendo no los viniessen á sobrepujar, y eligiendp Rey elgiesen bando y cabeza por sí, y que según eran de revoltosos y de perjudiciales costumbres no seria mucho hiziessen esto con brevedad, y assí propuestas estas razones determinaron de ganarles por 1a mano, y dando fin á su consulta dixeron: ''Elijamos un Rey que á los de Tlatelulco y á nosotros nos tenga sübjetos, y desta manera se excusaran estos sobresaltos é inconvenientes que se pueden seguir, y si os parece no sea de nuestra congregación, sino traigámoslo de fuera pues está Azcapozalco tan cerca y estamos en sus tierras, ó si no sea de Culhuacan ó de la provincia de Teztcuco.'

Finalmente acordáronse que habian emparentado los Mexicanos con los de Culhuacan, y que con ellos tenian hijos y nietos, y assí los principales como los demás determinaron de elegir por Rey á un mancebo llamado Acamapichtli, hijo de un gran principal Mexicano y una gran Señora hija del Rey de Culhuacan. Hecha la elección, determinaron de enviarlo á pedir al Rey de Culhuacan cuyo nieto era, y, para esto aparejaron un gran presente, y escogiendo dos personas ancianas y rethóricás enviaron su presenta al Rey, al qual los embajadores hablaron en esta forma:

"Gran Señor, nosotros tus siervos y vasallos los Mexicanos, metidos y encerrados entre las espadañas y carrizales de la laguna, solos y desamparados de todas las naciones, encaminados solamente por nuestro Dios al sitio dondé agora estamos, que está en la jurisdicción deste tu Reyno, y de Azcapozalco y de Teztcueo; con todo esso, ya que nos habéis permitido entrar en él, no será justo qué estemos sin señor y cabeza que nos mande, corrija, guie y enseñe en nuestro modo de vivir, y nos defienda y ampare de nuestros enemigos. Por tanto, acudimos á tí, sabiendo que entre vosotros liay hijos de nuestra generación emparentada con la vuestra, salidos de nuestras entrañas y de las vuestras, sangre nuestra y vuestra; destos tetiemos noticia de un nieto tuyo y nuestro llamado Aoamapichtli, suplicándote nos lo des por señor, al qual estimaremos en lo que él merece, pues es de la línea de los Señores Mexicanos y de los Reyes de Culhuacan." El señor de Culhuacan viendo la petición de los Mexicanos, y que él no perdia nada en enviar á su nieto á reinar á México, les respondió: 'Honrados Mexicanos, yo he oido vuestra justa petición, y huelgo mucho daros contento en esso, porque demás dé ser honra mia, ¿de qué me sirve aquí mi nieto? Tomadlo y llevadlo mucho de enhorabuena, y sirva á vuestro Dios, y esté en lugar de Huitzilopochtli y rija y gobierne las criaturas de aquel- por quien vivimos señor de la noche y dia, y de los vientos, y sea Señor del agua y de la tierra en que está la nación Mexicana: (acordándose en el discurso de la plática cómo había desollado á la hija del Rey pasado dixo:) y hagoos saber que si fuera mujer como es hombre, en ninguna manera os lo diera: mas llevadle norabuena,
tratadle como merece, y como hijo y nieto mió." Los Mexicanos agradeciendo la liberalidad del Rey, le rindieron muchas gracias, y le suplicaron les diesse juntamente una Señora con quien su Rey fuesse casado de la misma línea, y assí luego lo casaron con una Señora muy principal, y trayéndolo -con toda la honra posible, salió toda la nación Mexicana, hombres y mujeres, grandes -y chicos, á rescibir á su Rey, al qual llevaron á los aposentos Reales que entonces tenian, que eran bien pobres, y sentándolo á él y á su mujer en unos asientos Reales á su modo, levantóse luego uno de aquellos ancianos, y hizo una plática al Rey en esta forma: 'Hijo mío. Señor y Rey nuestro, seas muy bien llegado á esta tu pobre casa y ciudad, entre estos carrizales y espadañas, donde los pobres de tus padres, [abuelos y parientes los Mexicanos padecen lo que el Señor de lo -criado se sabe. Mira, Señor, que vienes á ser amparo y sombra y abrigo desta nación Mexicana por ser la semejanza de nuestro Dios Huitzilopiichtli, por cuya causa se te da el mando
y la alta jurisdicción. Bien sabes que no estamos en nuestra tierra, pues la que poseemos agora es agena y no sibemos lo que será de nosotros mañana ó esotro dia. Y assí considera que no vienes á descansar ni á recrearte, sino á tomar nuevo trabajo con carga tan pesada que siempre te ha de hazer trabajar, siendo esclavo de toda aquesta multitud que te cupo en suerte, y de toda essiotra gente comarcana, á quien has de procurar tener muy gratos y contentos, pues sabes vivimos en sus tierras y términos, y assí ceso con dezir que seas muy bien venido tu y la Reina nuestra Señora á este nuestro Reyno." El respondió dando las gracias, rescibiendo á cargo el Reyno, prometiendo la defensa del y el cuidado y cuenta con las cosas necesarias de la República, después de lo qual le juraron por Rey de México, prometiéndole toda la subjeccion y obediencia, admitiendo en todo el jus regís.

Pusiéronle luego una corona real sobre la cabera, que casi es como la corona
de la Señoría de Venecia, ataviándolo en la forma que aquí está pintado, y assí quedó electo el primer Rey de México, que como queda referido, tenia por nombre Acamapichtli, que. quiere decir caña en puño, porque el acatl, que es la caña, y mapiqui que es cerrar la 'palma de la mano y empuñarla, componen Acamapichtli, que quiere dezir empuñadura de cañas 6 cañas en puño, al modo que dizen en castellano lanza en puño. Otros llaman este primero Rey Acamapich que es lo mismo que esotro nombre, y para significarlo le ponen una insignia de una mano empuñada con un manojo de cañas. (*)



30 BIBLIOTECA MEXICANA.

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