Eran nuestros abuelos, nuestras abuelas, nuestros bisabuelos, nuestras bisabuelas, nuestros tatarabuelos, nuestros antepasados.
Se repitió como un discurso su relato, nos lo dejaron, y vienieron a legarlo a quienes ahora vivimos, a quienes salimos de ellos.
Nunca se perderá, nunca se olvidará, lo que vinieron a hacer, lo que vinieron a asentar en las pinturas:
su nombre, su historia, su recuerdo.
Así en el porvenir jamás perecerá; jamás se olvidará, siempre lo guardaremos nosotros, hijos de ellos, los nietos, hermanos, bisnietos, tataranietos, descendientes.
Quienes tenemos su sangre y color.
Lo vamos a decir, lo vamos a comunicar a quienes todavía vivirán, habrán de nacer, los hijos de los mexicas, los hijos de los tenochcas.
Y esta relación la guardó Tenochtitlan cuando vinieron a reinar todos los grandes, estimables ancianos, los señores y reyes tenochcas.
Esta antigua relación oral, esta antigua relación pintada en los códices, nos la dejaron en México, para ser aquí guardada...
Aquí, tenochcas, aprenderéis cómo empezó la renombrada, la gran ciudad, México-Tenochtitlan, en medio del agua, en el tular, en el cañaveral, donde vivimos, donde nacimos. nosotros los tenochcas.
Crónica Mexicáyotl es una obra escrita en idioma náhuatl por Hernando de Alvarado Tezozómoc y Alonso Franco con algunas inserciones de Domingo Francisco Chimalpahin Quauhtlehuanitzin.1 La obra narra la historia del pueblo mexica desde su salida de Aztlán hasta el inicio de la Conquista de México. El autor era descendiente directo de Moctezuma Xocoyotzin y narra la geneaología de la clase gobernante.
The Ramírez Codex (also known as the Tovar Codex) is a post-conquest codex from the late 16th century entitled Relación del origen de los indios que hábitan esta Nueva España según sus Historias ("Relation of the Origin of the Indians who Inhabit this New Spain according to their Histories").
Ascribed to Juan de Tovar, most scholars believe that he based this work on an earlier Nahuatl source (now lost), that is presumed to have been compiled by one or more Christianized Aztecs sometime shortly after the conquest. This earlier document (or documents) is often referred to as "Crónica X" ("Chronicle X") and is proposed to be to be the original or influential source of a number of early manuscripts (such as the Ramírez, Durán and Acosta codices), based on similarities in their content.
The Tovar manuscript was created using traditional indigenous techniques and consists of four manuscripts that narrate the history of the Aztecs, from their peregrination into the Anahuac valley to the fall of Tenochtitlan. It also discusses some aspects of the Aztec religion.
The Ramírez Codex (Tovar manuscript) was discovered in 1856 by José Fernando Ramírez in the library of the convent of San Francisco in Mexico[not in citation given]. There remain two extant copies of the codex. One is located in the Mexico's Museo Nacional de Antropología, while the other is in the library of John Carter Brown, in Rhode Island.
The codex was first published in 1847 as a preface to Crónica mexicayotl, a 1598 work by Fernando Alvarado Tezozomoc.
Cronica mexicana (1878)
Author: Alvarado Tezozómoc, Fernando, fl. 1598; Orozco y Berra, Manuel, 1816-1881
Subject: Indians of Mexico; Mexico -- History To 1519; Mexico -- Antiquities
Publisher: México, Impr. y. litog. de I. Paz
Possible copyright status: NOT_IN_COPYRIGHT
Language: Spanish
Call number: 267931
Digitizing sponsor: Sloan Foundation
Book contributor: Research Library, The Getty Research Institute
Collection: getty; americana
Full catalog record: MARCXML
Básicamente se puede analizar en tres partes. La primera parte consiste de tres capítulos, y narra la salida de los mexicas de Aztlán, su migración y su llegada al valle de Anáhuac así como la fundación de la ciudad México-Tenochtitlan. La segunda parte corresponde de los capítulos IV a IX, la narración comprende desde la muerte del primer huey tlatoani Acamapichtli hasta el inicio del período de Itzcóatl incluyendo la guerra contra Azcapotzalco. La tercera parte, del capítulo X al CXII narra las guerras y conquistas de los mexicas, hasta la época de Moctezuma Xocoyotzin cuando se tienen las noticias de la llegada de Hernán Cortés y su encuentro con los tlaxcaltecas.2
Las más antigua referencia que se conoce de los textos originales de la Crónica Mexicana fue hecha por Carlos de Sigüenza y Góngora, quien citó a Tezozómoc para referir la historia de la inundación ocurrida en el área que ocupa el Hospital de Jesús en la época cuando Ahuízotl era el huey tlatoani en México-Tenochtitlan. Los manuscritos de Sigüenza pasaron al Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo de la Compañía de Jesús, De esta forma, Francisco Xavier Clavijero hace mención de la Crónica Mexicana existente en la biblioteca de los jesuitas, la cual fue consultada en 1750 por Juan José de Eguiara y Eguren con el objetivo de integrar la información a su obra Bibliotheca Mexicana, sin embargo de los veintiocho volúmenes originales solamente quedaban ocho. Debido a la Pragmática Sanción de 1767 por la que los jesuitas fueron expulsados, los documentos pasaron a la Biblioteca de la Universidad. Fue entonces que se creyó que con la pérdida de los originales de la Crónica Mexicana se había extraviado su información totalmente.
Afortunadamente el historiador y anticuario Lorenzo Boturini había adquirido una copia de la obra, la cual fue confiscada por el virrey Pedro de Cebrián y Agustín en 1743 cuando Boturini fue encarcelado. Años más tarde, el historiador poblano Mariano Fernández de Echeverría y Veytia y amigo de Boturini reclamó la colección al virrey en turno Juan Francisco de Güemes y Horcasitas (primer conde de Revillagigedo). A la muerte de Fernández la colección quedó en manos de la Secretaría de Cámara del Virreinato de Nueva España, poco a poco los documentos fueron mermando pues las condiciones del archivo eran susceptibles a humedad y roedores. Lo poco que se rescató fue enviado a la Biblioteca de la Universidad y posteriormente al Museo Nacional. Al igual que los documentos originales, la copia de Boturini de la Crónica Mexicana se creyó perdida. Otra parte de la colección de Boturini pasó a las manos de Antonio de León y Gama quien poco antes de morir entregó dieciséis documentos a Alexander von Humboldt entre 1802 y 1803, los cuales se conservan en la Biblioteca Nacional de Alemania, en Berlín. León de Gama conoció una de las copias de la Crónica Mexicáyotl, lo cual consta en su libro Descripción histórica y cronológica de las dos piedras que con ocasión del nuevo empedrado que se está formando en la Plaza principal de México, se hallaron en ella el año de 1790, aunque no se tiene claro si conoció una copia de Mariano Fernández o si la consultó en el Museo Indiano.3
En 1790 el virrey Juan Vicente de Güemes Pacheco y Padilla (segundo conde de Revillagigeo) recibió órdenes del gobierno español de reunir todos los documentos históricos incluyendo la Colección de Boturini. Fue fray Francisco Figueroa el encargado de realizar el trabajo en 1792, bajo el nombre de Memorias para la historia universal de América Septentrional, al respecto de la obra de Tezozómoc se recurrió a la copia realizada por Fernández de Echeverría y Veytia, quedando asentado en la recopilación. Tres copias fueron elaboradas del trabajo de fray Figueroa, la primera fue remitida a la Real Academia de la Historia de Madrid, la segunda quedó en la Secretaría del Virreinato y más tarde pasó al Archivo General de la Nación y la tercera fue enviada a la biblioteca del Convento de San Francisco en México.4
En 1850, Manuel Orozco y Berra fue nombrado del Archivo General de la Nación. En esas fechas se reunió con Joaquín García Icazbalceta de quien fuera su discípulo, y se confrontaron tres ejemplares de la Crónica Mexicana. La que se que se encontraba en el propio Archivo, una copia de que había adquirido García Icazbalceta de la Colección del Convento de San Francisco y una más en poder de Alfredo Chavero, coautor de la obra México a través de los siglos, de la cual se desconoce su origen. El 15 de agosto de 1851, Joaquín García Icazbalceta, fue quien comenzó a deducir la trayectoria de la obra de Tezozómoc, pues encontró el catálogo de Boturini en el cual se hace constar la existencia del manuscrito:5
"Chronica Mexicana en papel europeo, escrita en lengua Castellana por don Hernando de Alvarado Tetzotzómoc cerca del año de 1598. Y contiente 112 capítulos, desde la Gentilidad, hasta la llegada del Invicto Don Fernando Cortés á aquellas tierras. Es la primera parte, y falta la segunda"
En 1951 se dio a conocer el manuscrito de la Hans P. Kraus Collection.7 A pesar de estar incompleto (falta una hoja), es hasta el momento el manuscrito más antiguo que se conoce, y muy probablemente el original, porque en la primeras páginas se borraron temáticas que después no se volvieron a tocar. En todas las copias posteriores se nota que se sacaron después de la pérdida de la hoja. El manuscrito se encuentra en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Aparentemente fue propiedad de los descendientes del conde de Revillagigedo.3Tom. 6 en fol.Original. Lorenzo de Boturini.6
- En idioma francés, en París, entre 1844 y 1849 por H.Ternaux-Compans en Nouvelles annales des voyages de la géographie et de l'histoire, la obra de Tezozómoc lleva el título de Histoire par Don Álvaro Tezozomoc, fue reimpresa en 1847-1849 por A. Bertrand y en 1853 por P.Janet. La fuente original de esta edición pudo ser tomada de una copia que envió Manuel Orozco a Madrid o bien de los Fonds Méxicains de la Biblioteca Nacional de París de la colección Joseph Marie-Alexis Aubin quien estuvo en México desde 1830 a 1840. La colección Aubin fue comprada por Eugéne Goupil y después donada a la Biblioteca Nacional de París en 1898. De cualquier forma se trata del manuscrito 297, copia elaborada por Mariano Fernández en octubre de 1755.
- En idioma español, en Londres, entre 1831 y 1848 por Edward King Kingsborough en Antiquities of Mexico, es la primera versión publicada en español, es difícil de encontrar. De acuerdo a García Icazbalceta se trata de una copia tomada del Archivo General de la Nación de la Colección de Memorias de Nueva España.
- En idioma español, en México, en 1878 por Manuel Orozco y Berra, reimpresa en 1975 en forma conjunta con el Códice Ramírez por editorial Porrúa. La fuente original fue la copia existente en el Archivo General de la Nación, la cual confrontada con los ejemplares de García Icazbalceta y de Alfredo Chavero (coatuor de México a través de los siglos). El ejemplar de Gacía Icazbalceta provinó de la Colección de San Francisco, de una copia elaborada en 1792 por fray Manuel de la Vega, del ejemplar de Chavero, se desconoce su origen, pero también era una copia de Mariano Fernández.8
- En idioma español, en México, en 1943 por la Universidad Nacional Autónoma de México y en 1944 por la Secretaría de Eduación Pública, el prólogo y la introducción fue realizada por Mario Mariscal, aunque no indicó la fuente, se presupone fue la misma copia utilizada por Orozco y Berra.7
I. El texto hasta ahora conocido de la Crónica Mexicana
Hasta el día de hoy la Crónica mexicana de Hernando de Alvarado Tezozomoc no se conocía más que en tres ediciones completas del siglo pasado y una parcial de hace cincuenta años. Tanto esta como dos de aquellas están en el castellano original; la tercera es una traducción al francés.
La traducción, hecha por H. Ternaux-Compans, fue la primera publicación y apareció en París entre 1844 y 1849 en sus Nouvelles annales des voyages de la géographie et de l'histoire, volúmenes 102-04, 107, 111-14 y 116-21; fue reimpresa en dos volúmenes en 1847 y 1849, respectivamente, por A. Bertrand, y luego, en 1853, en dos volúmenes también, por P. Jannet.
La primera edición en castellano fue la del coleccionista británico Edward King Kingsborough en el último volumen de sus Antiquities of Mexico, comprising facsimiles of ancient Mexican paintings and hieroglyphs ... the whole illustrated by many valuable inedited manuscripts by Lord Kingsborough, cuyos 9 volúmenes fueron publicados en Londres entre 1831 y 1848. Los volúmenes son de un tamaño y un peso tales que los hacen difícilmente manejables, pero además hoy son imposibles de conseguir y sólo pueden consultarse en unas pocas bibliotecas especializadas.
La segunda edición en castellano es la que se sigue manejando hasta el día de hoy mediante reimpresiones y selecciones; es la realizada por Manuel Orozco y Berra en 1878 y reimpresa en 1975 y en 1980 por la editorial Porrúa de México juntamente con el Códice Ramírez, es decir, la Relación del origen de los indios que habitan esta Nueva España, según sus historias, del Padre Juan de Tovar, una de las dos versiones existentes de su Historia de los Indios Mexicanos. En 1944 Editorial Leyenda de México reimprimió sólo la crónica de Tezozomoc con todas las notas de la edición original, pero sin sus estudios de introducción ni el Códice Ramírez.
Finalmente, Mario Mariscal llevó a cabo dos selecciones del texto de la crónica que fueron publicadas en México en 1943 y 1944 por la U.N.A.M. y por la Secretaría de Educación Pública, respectivamente.
Manuscritos utilizados en las publicaciones impresas
Ternaux-Compans
La traducción al francés lleva por título Histoire du Mexique par Don Álvaro Tezozomoc traduite sur un manuscrit inédit par H. Ternaux-Compans. No se sabe con certeza cuál sea el manuscrito en cuestión. J. Rubén Romero Galván asegura que d'après Orozco y Berra, Ternaux-Compans se servit de la copie de Madrid pour faire sa version française de la chronique2 basándose en la afirmación de aquel según la cual Ternaux-Compans tuvo ocasión de ver una de las copias que hoy se encuentra en la Real Academia de la Historia como parte de la Colección de Memorias de Nueva España, de la que más adelante se hablará. De hecho, Ternaux-Compans también podría haber utilizado para su traducción otro manuscrito que él manejó, el número 207 de los Fonds Méxicains de la Biblioteca Nacional de París, originalmente parte de la colección Aubin. Joseph Marie-Alexis Aubin estuvo en México de 1830 a 1840 y durante esos años llegó a juntar una colección considerable de documentos sobre antigüedades mexicanas procedentes de las colecciones de Ixtlilxochitl, Sigüenza y Góngora, Boturini, Veytia, León y Gama y Pichardo que luego consiguió llevar ilegalmente a Francia. Eugène Goupil compró la colección de Aubin en 1889 y, después de añadirle algunos pocos documentos más, su viuda la cedió a la Biblioteca Nacional de París en 1898.
El manuscrito número 297, un volumen in-folio de 580 páginas, es la copia que hizo el historiador Mariano Fernández de Echeverría y Veytia del ejemplar de Boturini, como se desprende de la inscripción en que dejó constancia de su trabajo:
Chronica Mexicana.
Escripta por Don Hernando de Alvarado Tezozomoc por los años de 1598.
Copiado de su original que por tal la tiene el Cavº Boturini, la que con los demas papeles, se le embargo y se halla depositada en la secretaria de Govíerno del cargo de Don Joseph Gorraez.
De donde se sacó esta copía bíen y fielmente por el mes de Octubre del año de 1755.
Nota.
El cavallero Boturini, en el libro que imprímio en Madrid el año de 1746, con el titulo de Idea de una Nueva Historia general de la America septentrional, cita este manuscripto en el Catalogo de su Museo Indiano que imprimio al fin del atp. 17 No 11 y dise, ser el autor de esta Historia el referido Tezozomoc, y que es el primer tomo y falta el segundo y asi solo comprehende hasta la llegada de los Españoles y parese, que en el otro tomo devia seguir refiriendo la conquista3.
Kingsborough
El texto que dio a la estampa Lord Kingsborough en 1848 se basa, según Joaquín García Icazbalceta en una copia tomada de la que está en el Archivo General4 de la Nación de México, es decir, una de las copias de la Colección de Memorias de Nueva España. Actualmente se desconoce su paradero, aunque quizás sea el número 56 de la colección O. Rich de la New York Public Library, donada por James Lenox hacia 1848 a esta biblioteca, que procedía de varias colecciones anteriores, entre ellas la de Antonio de Uguina y la de H. Ternaux-Compans.
Orozco y Berra
La edición hoy más conocida, y la única fácilmente asequible, es, como ya se ha dicho, la de Manuel Orozco y Berra de 1878. Aclara éste respecto a ella:
La copia dada por nosotros á la estampa se hizo directamente de la del Archivo General; confrontóse con el ejemplar de nuestro amigo el Sr. Lic. D. Alfredo Chavero, al mismo tiempo que con la del Sr. [Joaquín] García [Icazbalceta]. La nuestra y la de Chavero resultaron conformes, fuera de las pequeñas faltas debidas a la incuria de los copiantes. Mayores fueron las discordancias entre nuestro manuscrito y el del Sr. García, pues consistieron no solo en la variación de los nombres mexicanos (teniendo en cuenta la correccion del Lic. [Faustino] Galicia [Chimalpopoca]), sino en saltos ó lagunas, ya en el uno, ya en el otro libro. Explicamos esto porque el MS. del Sr. García Icazbalceta proviene de la Colección de San Francisco, segun consta por estas palabras: --"Se sacó esta copia para el Archivo de este Convento de N.P.S. Francisco de México el año de 1792, por el P. Fr. Manuel de la Vega"-- No hemos tocado el texto; dejamos las frases cual las hemos encontrado, atreviéndonos solo, en algunos casos, á llamar la atención acerca de la oscuridad del concepto. Nos permitimos á veces cambiar la puntuacion, en donde no podía variar el sentido, advirtiendo esto á los lectores para ayudarles en sus interpretaciones. Ninguna superchería en cambios, aumentos ó mutilaciones5.
Mariscal
No indica Mario Mariscal el manuscrito de que se sirvió para su corta selección del texto de la crónica, pero es muy problablemente el mismo utilizado por Orozco y Berra. Respecto de los cambios por él introducidos, dice lo siguiente:
No creemos necesario esforzarnos por hallar justificación a las --por otra parte, imprescindibles-- levísimas modificaciones y recomposiciones, que nos ha sido preciso introducir en este texto [...] expurgándolo de sus errores y aminorando sus defectos, ya que no tratemos de embellecerlo; cosa que ni necesita, ni creemos que pueda hallarse a nuestro alcance.
Tanto el texto utilizado por Orozco y Berra y, probablemente, Mariscal, como los utilizados por Lord Kingsborough y por Ternaux-Compans, es decir, los que se conocen impresos, proceden pues de copias: en el caso del texto en castellano copias segundas de una misma versión, la utilizada por la Colección de Memorias de Nueva España de 1792, a saber, la copia que hizo Veytia en 1755 del texto perteneciente a Boturini; en el caso de la traducción, esas mismas segundas copias o la copia primera de Veytia.
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