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domingo, 19 de diciembre de 2010

Imperio Familiar

Una de las conversaciones que he tenido con recurrencia en estos días, es en relación al futuro de los hijos y como educarlos. ¿Si se les deben facilitar las cosas? o ¿Si deben conseguir todo con su propio esfuerzo?

En realidad son preguntas muy difíciles de contestar. Sin embargo, creo que hay varias posibilidades al respecto.

Una, es que consigan todo con su propio esfuerzo, lo cual seguramente forjará su carácter como lo ha hecho con muchos de nosotros y si lo hacen con suficiente empeño tienen la posibilidad de superar los logros y satisfacciones que hemos alcanzado nosotros esta generación de padres actuales. Es decir comenzar desde cero.

La otra es que aprovechen la plataforma que ya nuestra generación ha construido para que puedan alcanzar mayores alturas.

Lo que pasa, es que si les das todo no lo van a valorar he escuchado. Y entonces me pregunto ¿cómo le hacen las familias que tienen bienes en abundancia de los cuales disfrutan los hijos y aún así son muy buenos muchachos?

En el pasado los antiguos pobladores de México construían majestuosas ciudades con esas pirámides que ahora son motivo de admiración para todos. Estas construcciones requerían de muchos años y con seguridad de varias generaciones de pobladores. Y me pregunto ¿Qué hubiera pasado si el hijo de un emperador cuando este muriera, decidiera comenzar de nuevo su propia pirámide desde cero? Y así lo hicieran generación tras generación. O el Emperador dijera a su hijo, construye tu propia pirámide porque esta es mía y de tu mamá me ha costado mucho esfuerzo.

Tristemente esta es una forma de pensar muy común en las organizaciones, ejecutivos que en lugar de subir a una plataforma que ya en el pasado le ha costado mucho tiempo y esfuerzo a la empresa comienzan de cero y así se la pasan uno tras otro.

Creo que el resultado sería que las ciudades Aztecas y Mayas serían con pirámides de un solo piso.

Yo creo que más bien se trata de un asunto de legado, continuidad y grandeza. No se trata de desprendernos de nuestras propias cosas para entregárselas a ellos, de lo que se trata más bien es de educarlos adecuadamente para que aprovechen y valoren lo que se les da, lo cuiden y exploten al máximo para el engrandecimiento de ellos mismos y la familia.

Estas plataformas que cada generación vamos construyendo y que al final se convierten en majestuosas pirámides nos son solo bienes económicos, son también amor, valores, principios y orgullo de unidad familiar.
De lo que se trata es de construir un real y verdadero imperio familiar.


Ángel Rodríguez Suárez
Octubre 10 del 2010

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