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jueves, 13 de enero de 2011

Nuevos tiempos (Rosaura Barahona)



Llegué ahí como adolescente en 1958. Era otro el mundo y otra nuestra manera de relacionarnos con él.




Ahí crecí en lo físico y en lo emocional; ahí me enamoré por primera vez y, por primera vez, me hicieron puré el corazón.


Ahí mis maestros encendieron la llama que me llevó hacia mí y hacia las voces de las que aprendería sobre otros mundos internos y externos.


Ahí entendí por qué debemos cuestionar cuando lo consideremos necesario y a defender la libertad de pensamiento, de expresión y de acción cuando nos parezcan importantes.


Y, como miles, también ahí aprendí que:



Los ricos y los becarios (algunos clasemedieros y algunos pobres) éramos iguales en las clases y ante los ojos de los maestros y las autoridades.


Lo esencial y lo accesorio poco tienen que ver entre sí, aunque a diario se insista en lo contrario.


Todas las religiones son igualmente importantes y quienes no tienen ninguna o están llenos de dudas son seres tan valiosos como quienes poseen una fe inquebrantable.


Nadie es indispensable, pero en esta Ciudad ciertos nombres provocan una veneración sin fisuras, lo cual me asusta.


Nunca acabamos de aprender porque todo evoluciona si está vivo.


Ser "apolítico" es imposible y fue necio declararlo e incluso defenderlo por años.


Pero, sobre todo, ahí aprendí la importancia de la congruencia. Si es imposible lograrla del todo, por lo menos debemos aspirar a alcanzarla.


También ahí cometí los más grandes errores de mi vida y aprendí a vivir con ellos.


El Tec es mi alma mater y, a la vez, mucho más que eso. Mi vida estuvo vinculada a él durante 35 años y lo quiero, por eso lo aplaudo o lo critico cuando lo considero necesario.


Ayer la sección Vida! publicó unas declaraciones del nuevo Rector del Tecnológico de Monterrey, David Noel Ramírez. Entre otras cosas dice: "(En el Tec) somos un mosaico. Venimos de todos los estados, culturas, creencias religiosas, ideologías políticas, especialidades del conocimiento, y esto es lo que hizo al Tec grande.


"Pero, ¿qué nos une y qué es no negociable para todo este mosaico? Los principios del Tec, su misión, su visión y sus valores. Esos valores que precisamente nos heredaron las familias fundadoras: austeridad, sencillez, respeto, cultura del trabajo".


David Noel tiene toda la razón y ojalá la diferencia entre su visión promisoria y la realidad no sea muy grande.


Sin embargo, aunque es verdad que venimos de todas las creencias religiosas, los católicos siempre han llevado mano, al grado que se hacen misas oficiales en lugar de ceremonias ecuménicas.


Por eso la felicitación pública de la Arquidiócesis de Monterrey a David Noel nos alertó a muchos. El mensaje que se lee es: la cercanía entre la Iglesia católica y el Tec ahora será mayor. Y a muchos nos salen ronchas nada más de pensar que esta conservadora Arquidiócesis meta mano, con permiso, en los programas académicos o en las políticas del Tec.


Muchos nos opusimos siempre a las misas oficiales. ¿Por qué? Porque el Tec no se ha declarado institución católica y al hacer una misa excluye del rito a sus estudiantes, maestros y padres de familia no católicos.


Cada aniversario se puede celebrar la vida, el conocimiento y la pluralidad en una ceremonia oficiada por un sacerdote (en vez de 15 de la más alta jerarquía nacional), un rabino, un budista, un bautista, un agnóstico, un ateo o un panteísta.


Por otro lado, el Tec debe revisar su política de superioridad masculina, es decir, su defensa férrea del Club de Tobi. Lourdes Dieck es la excepción en un mundo de hombres. ¿Tan ineptas así serán las egresadas del Tec? Porque se llevan, casi siempre, los mejores promedios de su generación.


El Tec también debe recordar que a los maestros les duele y molesta ser "invitados a retirarse" a los 60 años (o antes), mientras a los directivos mayores de esa edad los siguen promoviendo.


Creo y sé que el Tec tiene muchas cosas buenas y lo celebro, pero también tiene otras no tan buenas sobre las cuales es necesario reflexionar y trabajar.


David Noel es un Rector de transición. La edad ya no le da para estar ahí 25 años como García Roel o Rangel Sostmann. Pero durante el tiempo que sea, ojalá logre algunas de las cosas que prometió. Hacen falta.

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