Siempre que se hace una historia se habla de un viejo, de un niño, o de si. Pero mi historia es difícil: no voy ha hablarles de un hombre común; hare la historia de un ser de otro mundo; de un animal de galaxia; es una historia que tiene que ver con el curso de la vía láctea; es una historia enterrada; es sobre un ser de la nada.
Nació de una tormenta, en el sol de una noche, el penúltimo mes. Fue de planeta en planeta buscando agua potable; quizás buscando la vida, buscando la muerte, eso nunca se sabe. Quizás buscando siluetas, o algo semejante que fuera adorable; o por lo menos querible, besable, amable.
El descubrió que las minas del rey Salomón se hallaban en el cielo y no en el África ardiente, como pensaba la gente; pero las piedras son frías y le interesaban calor y alegría. Las joyas no tenían alma, solo eran espejos, colores brillantes; y al fin bajo hacia la guerra... perdón, quise decir a La Tierra. Hubo la historia de un golpe, sintió en su cabeza cristales molidos, y comprendió que la guerra era la paz del futuro.
Lo mas terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida.
La ultima vez lo vi irse entre humo y metralla, contento y desnudo; iba matando canallas con su cañón del futuro; iba matando canallas con su cañón del futuro.
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