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lunes, 15 de julio de 2019
Los laberintos de Borges
¿Por qué “El laberinto”? La vida es como un laberinto. Un acertijo con rumbos sin salida y paradojas irresolubles. Una de las historias centrales de la mitología es el laberinto del Minotauro. El mismo nombre del cuento, la palabra laberinto en griego es La casa de las hachas, es un acertijo.
El mito del laberinto es por supuesto la aventura del hombre de acción. Es indudablemente la historia rosa de la princesa enamorada. Es efectivamente la historia de terror para contar en noches de tormenta. Es el cuento picante de la mujer lujuriosa y el marido engañado. Una historia que puede ser contada desde la perspectiva de un cuento infantil hasta una morbosa historia pornográfica debe en realidad ser a cerca de algo más fundamental y profundo. Los miedos interiores, los vericuetos de la mente, por supuesto. Todo eso, pero su mensaje no puede ser discutido, solo intuido como un sueño.
¿Por qué “El laberinto”? La vida es un círculo, como un laberinto. Un acertijo con rumbos sin salida, paradojas irresolubles. El laberinto de los miedos interiores y los vericuetos de la mente. La referencia a los laberintos se la robe a Borges. Símbolo por antonomasia en la obra de Jorge Luis Borges, los laberintos le fascinaron desde niño. Uno de sus primeros recuerdos es un grabado de una edificación en forma de anfiteatro con muros muy altos, donde vagaban extraviados hombres y animales. En la que jamás localizó al minotauro.
Para Borges lo más temible es la siniestra intención de construir edificios destinados a extraviar a los visitantes. En su cuento “El jardín de los senderos que se bifurcan,” Borges nos habla de tiempo como laberinto: “Siglos de siglos y sólo en el presente ocurren los hechos.” Borges nos hable de “…infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas las posibilidades. No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros, los dos.”
Recurrentemente Borges nos dice: ¡El minotauro apenas se defendió!” También niega la existencia de un centro en el laberinto del universo, aunque confesó más de una vez en entrevistas que, si existiera la certeza de un centro, también podríamos tener la esperanza de un Diseñador. Borges apunta que «un laberinto es un sitio en él cual uno se pierde en un sitio que. a su vez, se pierde en el tiempo; de modo que la idea de un laberinto que se pierde. de un laberinto perdido, es una idea doblemente mágica» … «en la idea de laberinto hay también una idea de esperanza. o de salvación, ya que, si supiéramos con certeza que el mundo es un laberinto, nos sentiríamos seguros. Pero no, posiblemente el universo no sea un laberinto. En el laberinto hay un centro; ese centro terrible es el Minotauro. Sin embargo. no sabemos si el Universo tiene un Centro: tal vez lo tenga. Por consiguiente, es probable que el mundo no sea un laberinto sino simplemente un caos, y en ese caso si estamos perdidos»
Referencias:
https://www.poeticous.com/borges/laberinto
Cuentos completos
Ficciones (Spanish Edition)
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