(28-Abr-2012).-
MADRID - Hasta hace poco, la copia de la Mona Lisa del Museo del Prado -una de docenas realizadas a lo largo de los siglos- no fue una gran atracción.
Sin embargo, en los últimos dos años, Ana González Mozo, investigadora en el departamento de documentación técnica del museo, ha utilizado toda clase de técnicas modernas: rayos X, reflectografía infrarroja e imágenes digitales de alta resolución para hacer, y luego documentar, un hallazgo poco probable.
Resulta que la Mona Lisa del Prado no es cualquier copia de 500 años de antigüedad. Muy probablemente fue pintada por alguien que estaba sentado junto a Leonardo da Vinci, intentando duplicar cada pincelada. Cuando Leonardo ajustó el tamaño de la cabeza de la Mona Lisa o corrigió sus manos o adelgazó su busto o bajó el corsé, lo mismo hizo quien pintó la Mona Lisa del Prado.
"Tuvo que ser pintada al mismo tiempo. Alguien que copia no hace correcciones, porque nunca ha visto los cambios. Sólo pueden ver la superficie de la pintura".
El descubrimiento es importante sobre todo por lo que revela sobre la verdadera Mona Lisa, una pintura que ha sido oscurecida por capas de laca envejeciente. La copia, ahora restaurada, ofrece detalles que están ocultos en el original. Por ejemplo, la copia muestra un descansabrazos que no puede verse en el original y las reflectografías muestran una imagen más clara de su talle.
La copia, que también muestra una figura de apariencia mucho más joven, ha desatado nuevamente un debate sobre si la Mona Lisa de Leonardo debe ser restaurada. González dijo que la gente está acostumbrada a la manera como luce la pintura ahora.
Hasta hace dos años, el Prado, que heredó la copia con el resto de la colección real en 1819, la exhibió, pero nunca sospechó su importancia. Fue catalogada sin fanfarrias como una copia anónima.
El fondo de la copia era negro, y la pintura estaba cubierta de una capa de barniz oscuro, lo que le dio un resplandor amarillento y disminuyó aún más su vitalidad.
Sin embargo, el Museo de Louvre estaba planeando una exhibición especial de la obra de Leonardo y, ya que no quería mover la Mona Lisa original de su área protegida, quiso pedir prestada la pintura del Prado como suplente.
Un comentario de uno de los curadores del Louvre, preguntando si la pintura había sido estudiada alguna vez, puso a pensar a González.
Al día siguiente llevó su cámara infrarroja a la galería. Las primeras imágenes fueron suficientes para que llegara a la conclusión de que las dos pinturas habían sido producidas simultáneamente. Quizá el descubrimiento más emocionante fue que el fondo original de la pintura había sido ocultado por una capa de pintura negra, una práctica algunas veces utilizada en el siglo 18. Afortunadamente, una capa de laca protegió lo que estaba debajo de ella.
Así que, una vez que la pintura fue retirada, apareció el mismo fondo toscano que en la pintura de Leonardo, lo que ofrece una vista previa tentadora de lo que podría verse si fuera restaurada la Mona Lisa de Leonardo.
No cabe duda de que la pintura del Prado no fue hecha por Leonardo mismo. Aunque las correcciones son idénticas, las líneas no lo son. El por qué se hizo sigue siendo una pregunta abierta. Podía haber sido sólo para la enseñanza de un pupilo o un encargo doble .Rachel Chaundler contribuyó con reportes a este artículo.
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